The Dancer. (Camren Fanfic)

Capítulo cuatro, a un paso.

CAMILA POV:

Desperté sintiendo ese cansancio tan común en mi cuerpo y escuchando el horrible tono de mi alarma. Necesitaba dormir, necesitaba dormir un poco más, sólo cinco minutos más, o diez, o veinte.
Cerré mis ojos sintiendo como mis músculos se relajaban en segundos cuando... ¡PI! ¡PI! ¡PI! ¡PI! La alarma volvió a sonar, joder. No quería levantarme pero tenía que, no podía flaquear, no ahora estando tan cerca, solo faltaban cuatro días para esa gran noche, esa presentación por la que me he desvivido, esa academia con la que he soñado desde hace seis años, esa oportunidad para que a mi familia no le faltara absolutamente nada. Me levanté de la cama sintiendo mis párpados realmente pesados, solo había dormido dos horas ya que en el bar hubo demasiado movimiento a noche y el lema de don Enrique era "no cerramos hasta que se vaya el último", gracias jefe, realmente necesitaba una ducha para revivir.
Cuando estuve lista, bajé a la cocina para preparar algo para mi madre y Sofía, aún tenía tiempo de sobra. Pensaba en unos huevos revueltos con tocino y café pero cuando abrí la nevera me sorprendió mucho no encontrar nada para preparar, fruncí el seño, no entendía porque no había despensa.

-Mamá necesitaba unos medicamentos que le pidieron en el hospital y eran demasiado caros, ya no quedó para surtir la despensa hermana. -Dijo Sofí parada detrás mío con una mirada muy apenada.

Demonios, cada día necesitábamos más dinero, cada día mamá empeoraba, cada día sentía más difícil todo. Volví la mirada a la nevera y me percaté de que no había siquiera huevos que pudieran comer hoy. Comencé a sentir una presión en mi pecho, ya habíamos pasado infinidad de veces por momentos como estos, no permitiría que pasaran hambre de nuevo.

-Tranquila Sofí, hiciste lo correcto en comprar mejor los medicamentos de mamá que la despensa, yo, yo, he yo tengo un poco de dinero guardado, iré rápido a sacarlo del banco y lo traeré para que puedas ir a comprar un poco de carne y huevos para comer, ¿De acuerdo?

-Sí, muchas gracias, esperaré en la puerta a que llegues para que no tardes más de lo que vas a tardar.

-Vale gorda, nos vemos en un rato. -Le respondí mientras colgaba mi mochila al hombro y salí corriendo. En cuanto me di cuenta de que llevaba un tramo corriendo, saque mi móvil y llamé a la única persona que podía ayudarme.

-Hola, aquí la chica más hermosa del planeta, ¿En qué puedo ayudarte culona? -Sonreí al escuchar ese apodo, lo detestaba con todo mi ser.

-Buenos días para ti también Dinah, sabes que no me gusta ese apodo pero solo por hoy te lo pasaré. ¿Estás en tu casa?

-¿Estás bien? Te escucho agitada.

-Sí dj, es sólo que.

-¡Oh por Dios! ¡No! ¡No me digas que por fin tuviste sexo y me estás llamando para contarme absolutamente todos los detalles! ¿Por qué no me lo contaste antes de que pasara Camila culona Cabello?

-¡Dinah! No, no he tenido sexo por Dios, ¿Puedo ir a tu casa? Necesito tu ayuda dj. -Sentía mis pulmones totalmente calientes, estaba corriendo a toda prisa, no podía llegar tarde a ensayar.

-Bueno, por supuesto que sí Chancho, aquí te espero.

Colgué y comencé a correr más rápido, el autobús acababa de llegar a su parada, si lo perdía, llegaría tarde y Dave me mataría. Por suerte el chófer me vio y me esperó. Al sentarme en un asiento, saqué de mi mochila mi cartera para contar todo el dinero que me quedaba. Carajo, sólo tenía cien pesos, no me alcanzan para nada. Ojalá Dinah pueda prestarme, porque en el banco no tenía absolutamente nada, ni siquiera una cuenta a mi nombre. Cuando surgía este tipo de problemas siempre recurría con Dinah o con don Enrique que por suerte, siempre me prestaban y cuando cobraba, les pagaba. Así que sí, nunca me sobraba dinero para mí, pero eso no importaba en lo absoluto mientras que mi madre y mi hermana pudieran comer y estar bajo un techo. Cuando por fin llegué a la calle donde quedaba la casa de mi mejor amiga, volví a correr, vivía en una de las mejores zonas de Florida, o sea, muy lejos.