El día que nos despedimos con Sucrette, traté de dejarle claro que volvería por ella. Si había aceptado finalmente la voluntad de mi padre era porque quería ser un mejor hombre, quería ser capaz de darle a Su todo lo que ella merecía. Ella que siempre había sido una chica tan amable y bondadosa, que no le importaban las burlas que recibía al estar cerca mio; o defenderme en las ocasiones que los demás se mofaban de mi... Además de que era tan hermosa, con su larga cabellera castaña, y sus enormes ojos amarillos, un color tan peculiar como fascinante. Muchos de los chicos sentían envidia por la atención que recibía de ella; y no se explicaban como un enclenque y cuatro ojos podía ganar tanto interés de una mujer así; pero eso no era relevante para ninguno de los dos. Nos comprendíamos perfectamente.
Por eso, al enterarme de que la castaña se cambiaría de instituto, me puse muy triste, y en un impulsivo acto hable con mis padres sobre la posibilidad de cambiarme de instituto al Sweet Amoris, claro, sin dar el motivo principal; y argumentando que ya estaba cansado de las constantes burlas que recibía, estos accedieron; sin saber que mi falso argumento me traería consecuencias mas adelante.
Ya en el nuevo instituto muy rápido hubo quienes se burlaran de mi, y he de reconocer que yo era un idiota al no defenderme. Al enterarse mi padre, tomo la decisión de enviarme a la escuela militar, y analizando la situación, accedí. Quería que el tiempo pasara muy rápido para volver a estar con Sucrette. No podía imaginar que ella se olvidara de mi, por eso, le regale un osito de peluche, con la idea de que así ella podría recordarme con mas facilidad cada vez que viera el obsequio.
Los primeros días fueron muy duros... la actividad física era algo desconocido para mi, y seguía recibiendo burlas. Pero, mi decisión estaba tomada; y quería concretar mis planes, ya no seguiría siendo un endeblucho. Entrené cada día y he de decir que Evan fue un gran apoyo, gracias a sus entrenamientos logre ver resultados muy rápidamente. En dos meses ya me miraba completamente distinto en el espejo, apenas me reconocía.
Seguía manteniendo contacto con Iris, que había sido una chica muy amable desde que nos conocimos, por eso revisaba mi correo electrónico frecuentemente, ya que en la escuela militarizada no tenia acceso a un celular, solo me dedicaba a entrenar. Un día recibí un e-mail de Melody, en el que justamente me explicaba que la pelirroja le había dado mi dirección de correo. Me pareció muy extraño, porque a pesar de que no se veía una mala chica, no llegamos a entablar ningún tipo de relación. Ese mensaje destrozo mis sueños y planes. En el describía como mi amada estaba iniciando una relación con el guaperas del delegado, se pasaban charlando, y además en las tardes estudiaban juntos... en el correo venia una foto de adjunto. Y fue evidente el era mucho mejor partido para una chica como Sucrette.
Quise renunciar a todo, ya no tenia nada porque esforzarme tanto, pero entonces Evan supo darme un nuevo motivo, debía luchar por mi mismo, para que nadie volviera a burlarse de mi; y si lo hacían poder defenderme con la frente en alto. Y lo hice, logre resultados que jamás hubiera imaginado posibles, tuve músculos donde ni sabia que existían, ya solo faltaban poco mas de tres meses para regresar a mi vida normal. Una noche mi amigo Evan me invito a una fiesta, se veía muy entusiasmado, ya que según el habrían muchas chicas guapas y seria la ocasión perfecta para olvidarme de mi fallido romance. Con la idea de distenderme accedí, pero, sin interés de conocer a ninguna mujer.
Efectivamente el morocho tenía razón, habían chicas muy guapas, pero en mi mente solo pensaba que Su era mucho mas que guapa. Llame especialmente la atención de una pelirroja, cuando me miraba podía ver el brillo en sus ojos de lo mucho que le gustaba mi nueva apariencia. Claro, los músculos es algo que ha todas las chicas les gusta, sin mencionar la altura que había ganado producto también del ejercicio; y el haber cambiado mis gafas por unos disimulados lentes de contacto también había sido una buena idea.
Mei, la pelirroja, me pidió mi e-mail para que siguiéramos en contacto, seguí hablando con ella y mas o menos una semana después de conocernos le pedí que fuera mi novia. Inconscientemente, como una forma de arrancar a la castaña de mi corazón, debo admitirlo; aunque me haga sentir un miserable. Sorprendentemente Mei se mudaría a Nantes, la misma ciudad en que yo vivía, debido al trabajo de su madre. No dudo en inscribirse en el mismo instituto que yo iría, el Sweet Amoris.
Nunca creí que con solo una semana de conocernos y haber charlado tan poco, Mei aceptaría ser mi novia, pero lo hizo y corrió a contárselo a sus amigas. Evan al enterarse me miro extrañado, pero con un abrazo que sentí bastante frío me felicito igual.
Ya habían pasado los tres meses que me quedaban en la escuela militar y la pelirroja se había marchado unos días antes con su familia. Siempre que quedábamos para vernos estaban algunas amigas suyas y el morocho así que aun no sentía que fuéramos novios, era extraño. El día que nos despedimos con Evan me dijo que era muy probable que me visitara ya que sus hermanos vivían en Nantes; ojalá pudiera volver a verlo. Y así fue como regrese a mi antigua vida, aunque por fuera era otra persona.
El día que llegamos al Sweet Amoris, para mi sorpresa causamos un gran revuelo. No me gustaba nada tener tanta atención, al contrario de la ojiazul que podía notar lo encantada que estaba, y al entrar al salón de clases fue aun peor, todos querían saber como el enclenque que habían conocido, se había transformado en "esto". Mi novia que no sabia de mi pasado se sorprendió mucho, me pidió explicaciones por lo que fuimos a hablar mas tranquilos en un lugar apartado del patio.
-¿A que se referían? ¿como eras antes?- La verdad no me parecía nada malo haber mejorado gracias al ejercicio, así que se lo dije.
-Antes, yo era un chico completamente distinto, no tenia músculos, era muy débil, y media 5 centímetros menos... ahh llevaba gafas, no lentes de contacto.- se quedo ojiplática, no me respondía nada, así que le mostré una foto que tenia en el celular... fue la única que no borre; porque aparecía Su.
Frunció el ceño- Gracias a Dios te conocí a tiempo- ¿qué?
-¿a tiempo?- no entendí, sabia que no era una mala chica, pero...
-Si, a tiempo, cuando ya estabas bien, y antes de que alguien mas te atrapara- No supe que decir- vamos cariño, no te sientas mal, pero a que antes de mí no tuviste ninguna novia- tenia razón- por cierto, ¿quien es la chica de la foto?.
- Es Sucrette, creo haberla mencionado alguna vez- Debía ser así, normalmente se me escapaba su nombre.
-Ahh creo recordar, tu buena amiga desde tu antiguo instituto.- Asentí, le había contado que me cambie de instituto pero no le di las razones, ni jamas mencione mucho mas allá de mi pasado.- Bueno cariño volvamos al salón- quería respirar el aire fresco un poco mas.
-vuelve tu, yo voy enseguida.- y también necesitaba asimilar nuestra conversación.
-Bueno, como quieras- Mei se fue y entonces la vi entrar, es cierto que no estaba cuando llegamos al salón, dudé si acercarme, pero entonces mis pies se movieron solos...
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Inefable - Fanfic de Corazón de Melón (Kentin x Sucrette)
RomancePara todas las amantes de este ship, y porque es mi favorito me inspire a escribir mi primera historia. Espero lo disfruten tanto como yo al escribirlo. La Historia sigue a Sucrette, que estaba muy enamorada de Kentin cuando tuvo que partir a la esc...