Inattendu, interdit et beau.

2.

Sentada con la vista perdida me pongo a recordar como termine así de jodida...

Soy una pésima madre, hasta ahora que recuerdo a mis pequeños. Los deje tomando su siesta de la tarde.

Sacudo mis pensamientos pero en eso volteo ante la presencia de alguien. Un extraño se aproxima, es alto, viste gabardina, pantalón y gorro negro al igual que sus zapatos.

Sin preguntar se sienta a mi lado y me ofrece un chocolate el cual hasta el momento no sabia que tenia.

—Anda, tomalo es gratis y se ve que necesitas relajarte.

Lo observo unos instantes y dudosa lo tomo. Lo abro con torpeza y lo pongo en mi boca. El sabor me aborda y lo saboreo como si fuera el ultimo chocolate sobre la faz de la tierra. El extraño solo me observa.

Lo termino en unos minutos y nos quedamos en silencio. Yo solo miro a la nada. El cielo sigue gris y no tengo intenciones de volver.

—Parece que necesitas sacarlo de tu sistema— suelta el extraño de repente

—¿Quien eres?— digo sin rodeos.

—Te parecerá extraño pero estoy para que ordenes tus pensamientos y liberes aquello que te atormenta. Para que encuentres consuelo y sientas apoyo en la dificultad.

Extrañada lo mire. Pero no dije nada. Solo espere a que se fuera.

—No necesitas hablar ahora, tarde o temprano hablarás sobre Harry.

—¿Acaso me sigues como para saber quien es el?— sorprendida y molesta le contesto al extraño.

Suelta una risa leve y niega —yo no tengo necesidad de hacer eso. Solo se eso y ya. El resto lo dirás tu— Una seguridad increíble con la que dice estas cosas me sorprende aún mas.

—Ademas, ya te dije que lo necesitas, tienes que desahogarte.

Me quedó analizando sus palabras. Pero, ¿por dónde empezar?

—De las tantas historias de tu vida, empieza por casi la mitad de tu vida.

Entonces prepare mi mente ya que esto sería difícil así que empecé.