III - La niña de las rosas blancas.

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Buenas noches... Yo sé que la positivity week ya terminó hace tiempo, pero quiero terminarlo igualmente para no dejarlo inconcluso. Espero que no me odien tanto, en serio hago lo que puedo beibis, todo por la otepé.

Advertencia: Posible OoC no intencional, errores ortográficos leves.

Renuncia: Todo pertenece a Hori-sensei.

~Disfrute su lectura~

Día 2: Rosas.

"La niña de las rosas blancas"
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Era una estúpida molestia para él, pero él no dejaba de pensar en ella.

.1.

Bakugou Katsuki había estado corriendo esa tarde como lo hacía en cada crepúsculo. Ese día iba a un ritmo un poco más rápido de lo habitual pues llevaba sobre sí el efecto de una ira incontrolable en su interior, fruto de una pelea que había tenido más temprano. Llevaba los auriculares puestos, absorto de la realidad y, realmente, menos podía importarle lo que pasaba a su alrededor en ese momento.

Cuando dobló en una de las esquinas de la ciudad fue cuando la vio de lejos.

Ochako Uraraka estaba de perfil, ligeramente inclinada hacia adelante, apoyándose con las manos sobre las rodillas para mantener el equilibrio y los ojos cerrados, con el rostro casi metido en un arbusto. Seguía con la mochila cargada en las espaldas y el uniforme escolar puesto a pesar de que el sol ya se estaba poniendo.

Pero nada de eso le interesó.

Bakugou chasqueó la lengua restándole importancia y desvió la vista hacia un costado, solo para volver a fijarlos en ella segundos después; como si ese ritual que vislumbraba fuera un imán para el metal que representaba sus ojos.

Y, además, él estaba casi seguro de que no pasaría por ahí porque siempre giraba una cuadra antes. No debía cruzar por ahí.

Pero ahí estaba él, con la marcha rezagada y una actitud letrada que traicionaba sus más profundos pensamientos, encaminándose hacia ella sin querer hacerlo. Yendo irremediablemente hacia un destino que podía ser evitado, pero que no era sorteado pese a su razonamiento.

(No buscó ir por ahí, en serio.)

Cuando estuvo más cerca de ella, enlenteció la marcha hasta un trote lento que le permitiría saciar su, recientemente descubierta, curiosidad.

— Oh... ¡Es Bakugou-kun! —Uraraka gira la cabeza hacia un costado al ver una figura acercarse con un poco de velocidad, y sonríe ampliamente cuando lo nota.

La maldijo a ella, a su jovial personalidad y a su malditamente asquerosa forma de no leer la situación. Y también a su forma tan directa de hablar con las personas. ¡Mil veces maldita!

En ese segundo, decidió actuar acorde a la situación, y solo atinó a chasquear la lengua mientras miraba por el rabillo del ojo percibiendo colores en tono de rojo que parecían ser flores normales. No se detuvo a hablar, pero alcanzo a darse cuenta de como la castaña se ponía de pie silenciosamente y le seguía con la mirada por un buen rato mientras él se alejaba del cielo todavía siguiendo su ritmo de trote.

— ¡Buen trabajo! —escuchó con el tono agudo de la chica, ella lo tuvo que decir bastante fuerte para que sonara encima de la música que escuchaba.

Esa chica, pensó Bakugou, tratando de entender su nueva curiosidad por ella.

Por qué.

Puntos iguales [Kacchako Positivity Week]Where stories live. Discover now