II - Derrota

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Buenas, faltando 50 minutos para que termine el día, actualizo el cap de hoy. Espero seguir en racha ganadora <3

Advertencia: Posible OoC no intencional, errores ortográficos leves.

Renuncia: Todo pertenece a Hori-sensei.

~Disfrute su lectura~

Día 1: Frágil.

"Derrota"

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Esa tarde el profesor Aizawa había decidido hacer prácticas de pelea cuerpo a cuerpo, 1 vs 1.

Uraraka no estaba especialmente emocionada con ello. El estómago se le revolvía ya sin siquiera usar su quirk y sus manos temblaban ligeramente de forma fina demostrando su nerviosismo. Intentaba controlarse, serenarse, contar mentalmente y respirar varias veces, pero le era imposible lograrlo del todo.

¿Podía siquiera ser capaz de dar una pelea?

Un escalofrío recorre su cuerpo y termina sintiendo como todos sus vellos se erizan.

— Uraraka-san —la voz de Deku termina asustándola, ella gira nerviosa hacia él después de lanzar un chillido desprevenido—, ¿estás bien?

— Lo siento, Deku-kun —murmura rápidamente, agitando los brazos con torpeza mientras él la ve con desconcierto—. No te preocupes, estoy bien.

Pero no lo estaba. Ella lo sabe, pero no quiere agregar un estrés innecesario a su amigo ya que seguramente él tendría suficiente con saber que le tocaba pelear contra Bakugou.

Entones ella decide alejarse a un lugar más tranquilo, lejos del desastre que era ese lugar por el cúmulo de gente. Quiere pensar y respirar. Pensar una estrategia, tratar de ver más allá de sus habilidades y tratar de ganar. Demostrar que había crecido como heroína y que ella no era débil.

Sin embargo, una ráfaga de ideas se cuela en sus pensamientos y le hace saltar un respingo:

"No puedes"

Se siente patética e inútil.

Pareciera que hubiera una fuerza que le atajaba por los brazos y piernas y la aprisionaban contra el suelo mientras ella quería despegar y volar. Algo que hacía que su cuerpo estuviera pesado y, que irremediablemente estaba hundiéndose, sin ser capaz de encontrar una superficie en donde pudiera respirar.

Siente un salpicón de agua de agua fría que termina empapando todo su cabello por detrás, despertándola del trance en el que estaba. Tarda en reaccionar, gasta un segundo pensando en qué había ocurrido llevando una mano a la nuca para sentir la humedad, y se gira inmediatamente hacia la fuente.

— ¿Qué dem... ?

Otro chorro de agua llega a su rostro, impidiendo que pudiera seguir hablando. Había cerrado los ojos como reflejo, y rápidamente empieza a secarse primero los ojos. Estando en una oscuridad escucha un gruñido que le es familiar.

— Ni se te ocurra perder, tonta.

Bakugou estaba en frente de ella a unos centímetros de distancia. Tenía una botella de agua en una mano, una toalla en la otra y en el rostro una expresión de rabia con unos ojos rubí ardiendo como llamas de fuerza constante.

No supo ni qué sentir... ¿enojo por haber sido empapada? ¿fiereza? ¿felicidad por sentir su apoyo de una manera tan típicamente atípico?

— Ba-Bakugou... —dice por fin, tartamudeando.

Él levanta una mano y le tira una toalla celeste desde la distancia. Ella lo agarra con ambas manos y lo mira dubitativa, con los ojos abiertos como esferas de luz iridiscente, incapaces de creer lo que estaba pasando.

— No me mires así —grita (muy ligeramente) sonrojado, mostrándole un puño para luego girarse y empezar la marcha. Se detiene luego de dar un paso dándole la espalda—, que no se te olvide que tú no eres ninguna chica frágil.

Se maldice, se maldice, se maldice.

¿Era tan estúpida?

Su procesador detenido se reanuda y se da un fuerte golpe en la cara, tratando de espabilarse. Levanta la vista para verlo a los ojos, tenía el rostro girado hacia ella, pero todavía estaba de espaldas.

— Eso es —dice él con una sonrisa ladina, y ella le devuelve la misma sonrisa sin decir nada.

Bakugou la deja sola, ella se seca el resto del rostro mientras agradece en silencio el acto del rubio. No podía ir y perder, decepcionarlo no era una opción.

— Ni siquiera me dejó agradecerle —murmura tranquila para sí misma con un pequeño puchero, sostiene la toalla en un puño y empieza a caminar hacia donde estaba el resto de la clase.

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[horas después]

— ¡Ya deja de llorar, mierda!

— Es que no... puedo... —grita la castaña con gruesas lágrimas escurriéndole en el rostro para acabar en grandes gotas estrepitadas en el suelo—, Tú creíste en mí... Y yo... Perdí.

Vuelve a lanzar un chillido, pensando en dejar ir de ese modo todos los malos sentimientos que tiene dentro de sí y que la torturan (ya no quiere sufrir).

— No importa, mierda, ya basta.

— No... No basta —grita, Bakugou frunce el entrecejo nervioso mientras la mira desde su altura.

Ambos estaban sentados cerca de una de las canchas de la U.A., con el atardecer naranja cubriendo el horizonte y una gran nostalgia colado entre ellos.

Bakugou no sabe qué decir para que ella dejara de hacer tanto drama por una derrota. Y recuerda –la primera vez que había perdido- y la comprende: la rabia y la frustración. Un sentimiento oprime su pecho al recordar que él también había perdido en ese día y que no tenía derecho a decir nada.

Ella aceptaba la derrota, sin embargo, él trataba de huir.

— ¿Bakugou? ¿Estás llorando? ¿Es mi culpa? —Uraraka estuvo a punto de desesperarse cuando sintió su mano, tan bruta como bakugou mismo en sí, despeinándola.

— No te creas tanto, Uraraka, no todo es por ti —pudo ver, entre ese escaso hilo de plata en su cachete, un atisbo de paz en ese momento, y ella no supo qué hacer o qué decir.

Permanecieron ambos sentados en la tranquilidad de esa tarde naranja, dejando salir todos sus demonios.

Y así estaba más que perfecto.

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n.a. Gracias por sus comentarios por el día de ayer, espero que este les llegue igualmente <3

Cualquier sugerencia estoy abierta a sus ideas.

Nos leemos mañana

Puntos iguales [Kacchako Positivity Week]Where stories live. Discover now