Cap. 2

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No me lo podía quitar de la cabeza, era una constante tortura. Veía a la niña en la distancia; mientras comía, mientras dormía, mientras pensaba en el vuelo tan extraño de las moscas, en los sueños... ¡Me estaba persiguiendo!

Ah, se me ha olvidado decir que me perseguía hasta en el colegio.

-¡Sue!- ah, ese si que es mi nombre- ¡Sue! Despierta vas a llegar tarde.

Me levanto y pego un manotazo al despertador que al parecer se le han acabado las pilas, voy al armario y cojo un peto vaquero con una camiseta blanca de tirantes y me encamino al baño (no sin antes darle una patada a la puerta de mi habitación para cerrarla). Veo en el espejo que tengo un feo moratón en la cara, el mismo de siempre solo que no se va. Han pasado ya 3 semanas desde el incidente al pasado y no se va aunque el problema es que no se como ocultarlo, me he gastado casi todo el maquillaje que tenía en taparlo (anoto en mi lista que hay que comprar más).

Voy abajo, cojo una manzana y sin decir una palabra voy para clase con toda la tranquilidad del mundo aunque llegue tarde. Mi amiga se ha ido, a veces me recoge en (ejem) su coche para ir a clase pero como hoy voy tarde pues no. Y dijo ejem porque no es su coche. Algunos días se lo roba a su madre mientras ella duerme, es toda una rebelde pero eso es lo que me gusta de ella.

Voy caminando despacio por la calle, voy 5 minutos tarde y estoy a punto de llegar asíque ¿para que correr? esta es mi teoría, mi ley de vida, como lo queráis llamar. Entro al instituto, los pasillos están desiertos y me dirijo a mi taquilla. Saco mis libros y entre ellos hay una nota misteriosa.

Decide el camino, decide la vida pero antes de las 5:00 del miércoles.

Miro la nota, la miro de nuevo. Me asombro, cierro la taquilla de un portazo y me la guardo en el bolsillo. ¿Qué significa eso? ¿Qué camino? O no, la niña otra vez no. Nononononono.

Voy corriendo a mi clase y entro, por suerte el profesor hoy llega tarde así que no tengo problemas. Me siento en la tercera fila, como siempre y no hablo con nadie, como siempre en esa clase. (Después me encuentro con Nina, mi mejor amiga en la siguiente). Algunas personas me miran raro, aunque siempre lo hacen, mientras me siento. Entra el profesor y empieza la aburrida clase de Física.

Mientras el profesor habla de tonterías que según mi opinión no sirven de nada en la vida que pretendo llevar, veo un resplandor en un lado de la habitación y una pequeña brisa lo embarga todo. Giro lentamente la cabeza pero no hay nada. Aunque sigue habiendo brisa, una brisa que cada vez se hace más fuerte y más fuerte y el brillo es desgarrador, un brillo muy luminoso. Y entre el brillo distingo al profesor que no se ha dado cuenta de lo que pasa y a su derecha. La niña de cabello rubio alzaba un hacha hacia la cabeza del profesor y la bajaba lentamente.

-¡NOOOOOOOOOOO!- grito desesperada intentado pararla.

Toda la clase se gira en redondo a mirarme boquiabierta incluso el profesor. Y la niña me sonrie, con unos dientes manchados de sangre, sangre tan roja como... bueno, la sangre. Y desaparece ante mis ojos.

-¿Te encuentras bien?- dice un chico que está al lado mio.

-Ella... casi... pero...- susurre temblando.

-Oye, Sue, ¿quieres ir a enfermería?, te veo muy pálida.

Asiento, aunque realmente no escucho lo que me dice. Cuando me hace señas hacia la puerta imagino que se refiere a si quiero salir un rato. Recojo los cuadernos desparramados por la mesa echándolos a la mochila y al pasar por delante de la mesa del profesor se me escapa:

-Nunca se sabe donde hay escaleras, profesor. 

El me mira perplejo y por un momento veo en sus ojos temor. Y yo también tengo temor porque esas palabras no son mías, yo no he dicho eso. Y salgo corriendo.


No había nada pero algo hayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora