DOS

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La sensación que tuve en ese instante recorrió cada espacio de mi ser.

Pude sentir en mis huesos el dolor del vacío que era causado por el arrebatamiento de mis padres y al mismo tiempo sentí en mi pecho la presión y el calor de la irá destinada a caer sobre los causantes de aquel homicidio.

Sin embargo, algo nubló todo aquello, algo en mi mente me hizo sentir duda y al mismo tiempo que ésta aparecía, también se creaba un recordatorio automático de control que se dirigía a todo mi sistema.

Mantén la calma, no seas impulsiva. Guarda el rencor y las dudas.

Me dije a mi misma para tranquilizarme.

Todo ocurrió en tan solo segundos y más temprano que tarde me dediqué a tratar de actuar como si no reconociera que ese chico con cabello totalmente negro, de piel blanca como la leche y de ojos marrones claros fuera el mismísimo Taylor Granfitch.

Sí, ese chico, el cómplice primordial del homicidio de mis padres.

— ¿Qué te picó ahora Dylan? — Preguntó Mila al chico que había llegado de forma tan repentina — Te dije que ya iba hacia allá tonto — Dijo con algo de fastidio.

Al parecer Mila había sentido aquello como una interrupción de parte del chico y como quería pasar desapercibida tomé control de la situación.

— Eh, disculpen ¿Puedo pasar a esperar? — Pregunté tratando de parecer cotidiana, a lo que Taylor o mejor dicho Dylan volvió a voltear hacia mi persona con expresión neutra pero intrigada.

— Pues... — Balbuceó Dylan.
— Venga, pasa ya — Terminó interrumpiendolo Mila — Es que estábamos jugando a perseguirnos y a hacernos cosquillas como tontos.
— Oh, claro, ok — Traté de reflejar que no me importaba mucho saber que podrían estar haciendo mientras entraba.

De más está decir que la casa era enorme. Si por fuera se veía gigante, por dentro te confirmaba que era una mansión o al menos tenía pinta de serlo. El manubrio de la escalera era dorado, las paredes altas, de un color melón crema, también alcancé a ver como tres salas de estar, cada una con juegos de muebles diferentes y algunas libreras.

— ¡Gigi! Tu compañera está aquí, la llevaré al recibidor — Gritó Mila desde abajo a su hermana — Ven ¿Camila no? Es por acá — Asentí y me guió.

— ¡Ya bajo! — Creí escuchar de parte de Gina.

Mila me llevó al recibidor, que para mí sorpresa tenía hasta un comedor de 10 asientos.

Estaba algo acostumbrada a los lujos, es decir, mi familia había sido algo adinerada, en mi infancia todo era más que suficiente y aunque viviendo con mi tío en su casa solitaria entre el bosque me volví un poco más humilde, sabía reconocer que todo eso era perteneciente a un nivel más alto del que había vivido jamás.

Terminamos por sentarnos en el juego de muebles que estaban en el recibidor. Estos eran de gamuza plateada y sobre todo bastante amplios y cómodos.

— Soy la peor siendo cortés — Dijo Mila algo alarmada — Esperenme, ya traigo algo de beber — avisó antes de marcharse corriendo.

Me dejó entonces sola con Dylan y fue allí donde me aseguré de que aquel chico era Taylor sin duda alguna. Su rostro no podía evitar expresarse con algo de sorpresa y temor. No podía mantenerme la mirada.

Yo por mi parte ya estaba tranquila, totalmente controlada, lo miraba fijamente como queriendo decirle que sabía que era él. Pensé por un instante en decírselo de no ser porque el pensamiento de dejarlo hablar primero se me hizo más satisfactorio, lo cual para mí placer, no tardó tanto.

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⏰ Last updated: Sep 27, 2018 ⏰

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CAÍDAWhere stories live. Discover now