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Isabel

—Estas bien.

No lo puedo creer lo conozco solo de unas horas y está es la única forma en la que podemos hablar.

—Te puedes levantar — le dije de la manera más cordial posible por que sea como sea el es unos de los dueños de la casa.

—Si, lo siento

Se levantó y se puso de pie frente a la cama y yo solo me senté.

—Ya no te disculpas sólo fue un accidente, que se le ofrece — para que haya venido a mi habitación se le tiene que ofrecer algo.

—Solo quería disculparme — dijo en un tono muy avergonzado. 

—Es enserio — dije en modo de susurro para que no escuche,  pero creo que fue en vano.

—¿Que es enserio?.

—Por que te esta disculpando.

—No lo se,  tal vez por lo de esta tarde.

-—¿Tal vez?,  entonces no lo sabes todavía — dije de manera de broma.

— No,  si lo se,  en definitiva es por esta tarde lo sien—corto la oración cuando lo mire de forma directa.

—Ya paso estoy bien

—Segura no te duele algo — porque  insistía con el tema.

—No

—¿No que?

—Que no me duele nada, ya no tienes que preocuparte

Con eso nos quedamos en un incómodo silencio no se que decir.

SOLO LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora