"Los instintos son honestos"

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Advertencia: violación y lemon.

Capítulo 2: Los instintos son honestos.

El golpe seco lo sintió en su espalda al ser empujado, pero no sintió la espada en su cuerpo. Extrañado abrió los ojos y se encontró con los ojos verdes, no con los negros, en un brillo sin igual, que no supo identificar por la mezcla demoníaca que había en ellos. Solo supo de sus malas intenciones, cuando le dobló la mano en su espalda, lo volteó y le puso las esposas enoquianas. Después lo arrastró, y en el camino se robó de la tienda un rollo de cinta adhesiva, un cuchillo cartonero, bajo el atónito semblante del empleado. Lo arrastró hasta el automóvil donde lo tiró con fuerza al asiento trasero. Ahí le amarró los pies con la cinta adhesiva y le cubrió la boca con un pedazo de esa cinta. Tomó el volante y partieron por la carretera con rumbo desconocido.

Viajaron por harto rato, hasta que Dean se detuvo en una cabaña al medio del bosque. Era una de esas cabañas de refugio para la caza. Estacionó el vehículo afuera y agarró el bulto que era Castiel para cargarlo al hombro.

Lo tiró a un sofá con algo de brusquedad y Castiel lo quedó mirando fijo, pero no pudo mantenerle la vista, porque luego desapareció ante sus ojos. Recordó que Dean podía teletransportarse al igual que él, cuando tenía sus alas buenas. Apareció con la cuerda robada del market.

Amarró una herradura, que encontró por ahí, al extremo de la cuerda para tirarla sobre una viga del techo de la cabaña. La cuerda pasó sobre ella sin problema y pudo tener el otro extremo donde desató la herradura. Cambió de posición las esposas enoquianas y en vez de tenerlas en su espalda, se las puso por delante en sus muñecas. Después, amarró sus muñecas con la soga, de forma cruzada, teniendo así, doble amarre; una con las esposas, las cuales el único fin era disminuir su poder; la otra con la soga, que le dejaba sus manos sobre su cabeza. No dilucidó lo que el demonio quería hacer, hasta que vio el resultado.

Castiel quedó colgando de las manos, sus pies no tocaban el suelo en unos pocos centímetros. Estaba, totalmente desnudo, mientras Dean sentado en el sofá del frente, lo miraba con lujuria como si hubiera hecho una obra maestra. Quería jugar con él, ya que lo dio vueltas en la cuerda, luego lo soltó de improviso. La cuerda al volver a su posición, lo hizo girar en su centro. Dean se sentó otra vez en el sofá para ver como daba vueltas Castiel, mostrando todo su cuerpo por todas partes. Castiel quería preguntarle algo, pero tenía la mordaza puesta, es decir, el pedazo de cinta adhesiva en la boca, así que no podía.

—Esperaremos a Sam aquí, ya le envié un mensaje con esta dirección. Pasaremos el rato en que se demore de una manera entretenida —anunció el demonio malicioso.

Comenzó a desvestirse hasta estar desnudo frente a Castiel. Le dio de nalgazos al ángel hasta que su trasero se puso rojo y después lo acarició, metiendo un dedo dentro de él. Castiel dio un respingo, pero sabía dónde iba la cosa. Creyó que lo haría por atrás primero, así que se preparó para la embestida. La sorpresa fue ver, que el demonio lo rodeó hasta estar cara a cara con él. Tomó sus piernas y con ellas rodeó su cintura, de esa forma lo penetró. Lo impulsaba para arriba y luego la gravedad hacía el resto, provocando el movimiento del sexo.

Castiel jamás se imaginó que el apetito sexual de Dean sería tan grande y menos por él. Debía resistir todo eso que le hacía, porque Sam vendría hasta ellos. No pudo mantenerlo alejado de su hermano. Eso significaba una confrontación muy peligrosa para Sam, donde podría perder la vida, sin posibilidades de ayudarlo así como estaba.

La semilla de Dean volvió a inundarlo. Sus muñecas ardían, producto del movimiento brusco. Salió de improviso de él, su líquido corrió por sus piernas, entonces, lo rodeó por atrás para tomarlo, esta vez de espalda. Debió doblar la columna al recibir las estocadas firmes, tan fuertes que llegaban a levantarlo. Tiró de su cabello e hizo su cabeza hacia atrás. Castiel quedó, mirando el techo de la cabaña, aguantando con dientes apretados las embestidas. Era un verdadero monstruo con el cual estaba ahí.

Los Instintos del Demonio (Destiel-Demon!Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora