A Cell Made Of Ice

2

Tardo mucho en poder encontrar un planeta en el cual su presencia no seria lo suficientemente notoria, y, por si acaso, mando un montón de copias falsas a todos los planetas existentes en este universo para poder despistarle lo suficiente para que este se rindiera.

Pero como uno nunca se puede estar completamente seguro, al planeta en el que no mando a ningún clon suyo era Midgard, pues de ese mundo en especial se decía que esas criaturas insignificantes e ignorantes pudieron frenar una invasión de unas criaturas llamadas «Chitauri» gracias a un grupo de monstruos que se encontraban en esos lares.

Ha escuchado todo tipo de información gracias a un hechizo que lleva perfeccionando por mucho tiempo, un hechizo que le hace capaz de estar informado de todo lo que ocurre en Jotunheim; es como un tipo de vigilancia que mantiene en todo su gélido reino sin que nadie sospeche nada; pero volviendo al punto. También escucho que el Hijo de Odín, próximo heredero al trono de Asgard se encontraba en una alianza con esos midgardianos; algo verdaderamente curioso y raro, sin embargo, no perdería la oportunidad de ir a ese lugar para asegurar su próxima protección si es que sus planes no salieron como estaban planeados.

Así que simplemente el próximo soberano de los Jotunheim iba a utilizarlos a su favor.

Después de haber enviado clones suyos a distintas partes del universo, se dirigió a Midgard por medio de un portal, y este la llevo a un tipo de utopía muy luminosa a comparación a su «habitación», con varios midgardianos y máquinas de metal pasando de un lado para otro sin poder detenerse.

El clima del lugar sin duda era algo agobiante, pues sabe que su especie no es de clima mayoritariamente cálidos en absoluto, sin embargo, por ahora era soportable. Media ves vuelva el ambiente tan frio como el acostumbra.

Así que simplemente empezó congelando algunas maquinas, después, edificaciones, y cuando se percató, parece que había atraído a sus guardaespaldas; que bueno que las cosas salieran como él deseaba, por ello se detuvo al visualizar a estas personas.

Había un hombre de hierro, un hombre fornido con un escudo que poseía una estrella, una chica de pelo rojizo con un traje negro ajustado a su figura y una chica de pelo castaño con atuendos de color rojo.

El primero en hablar de ese grupo fue el hombre de acero.

— Oye cuernitos. — Dijo el de hierro de una forma autoritaria, no le ofendió ni le hizo gracia dicho sobrenombre, pero prefirió quedarse callado. — ¿podrías hacernos un favor y te rendirías sin dar una pelea? pues estaba en algo importante antes de venir aquí. — Aunque en el tono que hablaba era pacifico, la acción de levantar su mano en modo de estarle apuntando con alguna clase de rayo mostraba todo lo contrario. — Porque si no te rindes, creo que harás las cosas más difíciles.

Loki sabía que el solo no saldría bien librado de dicha pelea, sin embargo, sabía que, si buscaba su protección, tendría que demostrarse como alguien peligroso.

Tal parece que la fortuna esta de su lado.

El de piel azul con su seidr ataco a todo ese grupo de midgardianos completamente extraños con una fuerza y rapidez impresionante para los presentes, y estos rápidamente se defendieron de dicho ataque lo mejor que pudieron estando completamente alerta a cualquier movimiento que podía hacer dicho espécimen. Sin embargo, se sorprendieron al ver como ya había muchas copias del azul en ese mismo lugar.

Sorprendidos los presentes, empezaron dicha batalla en las calles de Manhattan.

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Tony ciertamente le había mentido un poco al chico al decir que fue fácil de atrapar a ese loco; pues su traje ahora estaba severamente dañado y sin contar las heridas de su equipo por sufrir quemaduras de frío en tercer grado por intentar agarrar a dicha cosa o ser presas de sus poderes con el hielo y la congelación instantánea que poseía (tal parece) naturalmente.