El dolor punzante de los amores no correspondidos se había disipado ligeramente y sólo quedaba en el científico el tenue dolor producido por la cálida mano enguantada tomando la propia para guiarle en el recorrido.
Habían pasado por la puerta de entrada de la oficina de su jefe tras algunas frases de este y un ruido ensordecedor proveniente del exterior. Entonces el día nublado visible por las ventanas se transformó en pasillos de profunda monotonía donde puerta tras puerta se escuchaban sonidos de agonía, llantos e incluso el silencio parecía enfermizo.
El blanco de paredes y puertas parecía no estar ahí cuando los gritos se abrían lugar entre el espacio. Y por momentos sus pisadas resonaban con eco, mostrando la inmensidad del interminable pasillo que tal como le había explicado el mayor no conducía a ningún lugar en específico. Podrías caminar eternamente y no encontrarías nada más que puertas blancas que contenían un infierno personal. Volverías al mismo sitio o verías todo revertido, ¿Cómo saberlo? No había ninguna ley lógica que permitiera descifrar el desorden de puertas, clasificarlas por pecado o siquiera contarlas.
Las dos primeras puertas que atravesaron fueron impactantes para el menor, quien veía el cuarto como una simulación de los trances existentes en la mente de la víctima cuyo nombre llevaba la habitación. Todo se repetía en ciclos constantes, sin detenerse, vida eterna en un campo de completa insatisfacción.
La siguiente fue un tanto desconcertante pues notó como aquella víctima encerrada disfrutaba su tortura y se adueñaba de sus trances. Era contradictorio ver a alguien "divertirse" en medio del terrible caos de sufrimiento que se escuchaba en el exterior.
Cuando preguntó por ella su jefe le contestó que se había apoderado por completo de sus pasiones, había conseguido entrar en armonía con aquella simulación hecha en pos de su victimización. No era carente de insatisfacción, pero para quien aprende a abrazar el dolor el infierno es ligeramente más llevadero.
Aquello dejó pensando mucho a Flug, mientras se dirigían a la última de las habitaciones. ¿Acaso el cielo no sería un sitio semejante? ¿Un lugar sistematizado de infinitas habitaciones donde todos vivieran su idilio? ¿Un soma constantemente insertado en la sangre de los vivientes que garantizara una feliz y llevadera vida eterna?
La única puerta negra en el lugar fue entonces abierta, al verla vacía por completo Flug consideró la idea de que todo fue solo una estrategia para que terminara en el infierno, que había muerto finalmente en manos de su jefe.
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—¿No le gustaría saber cómo sería su infierno doctor? ¿Cuál es el pecado que lo puede traer aquí?
La sonrisa macabra de su jefe no dejó de ponerle los nervios de punta, sin embargo y en vista de su situación lo mejor era seguirle la corriente al mayor.
— Aunque prefiero no tentar mi suerte, sí me gana la curiosidad.
Entonces el cuarto se tiñó de rojo y la sorpresa de dibujó ligeramente en el rostro de su jefe.
—¿Lujuria? ¿Qué lujuria puede albergar tu ser Flug?
El menor no pudo evitar el sonrojo, mientras las diversas imágenes que su mente había vivido con el mayor cruzaban de repente.
Aquí no habría filtros, aquí no habría mentiras y no había nada que Flug temiera tanto como la verdad.
— ¿Vemos entonces su infierno?
A Black le dolía, quemaba en su interior la lujuria de su empleado. ¿Quién tendría derecho a la realidad mientras él se conformaba con la fantasía?
Estaba deseoso de desencantarse del ilusorio enamoramiento del que había sido presa desde que conocía a su empleado. Por más dolor que le provocara ver al menor en un infierno de lujuria con alguien más, sería lo mejor para sí mismo. Lo olvidaría, lo mandaría al pasado y se desencadenaría de las tristes emociones que apresaban sus instintos.
Toda la habitación comenzó a teñirse de negro y Black Hat esperaba que llegara el amado invitado de su doctor en cualquier momento.
Nadie llegó nunca.
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¿El amor es acaso libertad?
—Flug ¿qué está pasando?
Flug estaba desconcertado puesto que del suelo habían salido un extraño tipo de cadenas, las cuales enredándose de manera rápida y fuerte habían capturado a su jefe.
"Si bien llevado al físico eso representaría una erótica y amatoria fantasía. Cuando se hablaba en metáfora el contexto cambiaba, y una incipiente curiosidad surgía del fondo de la mente del menor."
¿En serio esa minucia sería tenida en cuenta?
Flug quiso hablar y disculparse, intentar cambiar la situación, pero su garganta estaba por completo cerrada.
Cuando creyó que por fin podría pronunciar alguna palabra, de su boca surgió un gemido, suave y casi imperceptible. Pero que logró desquiciar al ente encadenado.
Entonces todo dominio que tuviera Flug sobre sí mismo desapareció y su cuerpo se vio movido por fuerzas invisibles que surcaban la oscura habitación.
Pudo ver cómo sus piernas le acercaban a su jefe y cómo sus manos se deshacían de la ropa. Fue consciente de sus labios besando desaforadamente al mayor y de los gemidos necesitados que salían de su boca.
Escuchaba las cadenas sonar por la violencia con que su jefe las movía para quitarselas de encima y deseaba liberarlo para que hiciese con él lo que quisiera.
Era consciente de lo que estaba pasando y sin embargo no sentía nada, ni los roces, ni las caricias, ni los besos. Sólo una distancia infinita, sólo la más pura insatisfacción.
Gritaba esperando que esto solucionara algo, pero de su boca salían gemidos. Lloraba, pero ni siquiera podía sentir la humedad bajando por sus mejillas.
Maldecía internamente su curiosidad, mientras su cuerpo buscaba contacto con el mayor. Nunca debió hacerse aquella pregunta, no debió esperar conocer la verdad. Ahora las lágrimas salían involuntariamente, lloraban él y su cuerpo. Lloraban por verse descubiertos, el infierno se camufla de nuestros peores temores y Flug sólo tenía miedo de la verdad.
Aduéñate del infierno y no habrá demonio que te haga frente.
(...)
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H E L L -paperhat-
FanfictionSencillamente no puedes esperar salir del infierno si tanto disfrutas bailar con Satán. 🎩 - Cuatro capítulos. - No juzguen un libro por su portada.