S I N

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Varios minutos habían trascurrido ya, a Flug le hubiera gustado que su situación hubiera cambiado en alguna medida, pero si la miraba bien no existía la más mínima variación entre lo que provocaba sus lágrimas y el momento inmediato que estaba viviendo.

Black Hat, encadenado y enfermo de una extraña euforia, propia de quien se ve favorecido por el destino esperando lo peor, miraba ese rostro que intentaba esquivarlo a toda costa. Mientras sentía el calor de aquel cuello blanquecino muy cerca de sus hambrientas fauces veía las lágrimas escurrirse por las sonrosadas mejillas. Sabía lo que había pasado allí, su bien amado muchacho había perdido cualquier poder sobre sí mismo ¿ese era entonces su miedo, el que un día su lujuria desbordada le poseyera por completo? ¿qué clase de miedo era aquél? Uno muy extraño si acaso.

  — Debes luchar contra tu miedo Flug. En este lugar no hay otro medio para salir.

"Luchar contra tu miedo" como si aquella estupidez fuera posible sintiendo su dureza contra la pierna de su jefe. No era siquiera posible el pensar con la posibilidad de que ese par de maxilares se cerraran sobre su cuello expuesto, que aquella lengua acariciara su manzana de edén y se deleitara sintiendo las variaciones que provocaba en su pulso.

Como si supiera que en ningún momento el menor intentaría actuar por cuenta propia y tomar el control de su cuerpo, hizo uso de su acostumbrado poder sobre el menor.

  — Mírame a la cara Flug —  La orden, fuerte, concisa y clara quedó en el aire unos momentos, y el mismo Black Hat se sorprendió de aquel tono, grave, aún más dominante que lo acostumbrado. De alguna manera había invocado en sí mismo la voz de algún general Nazi, tan fría y contundente como un golpe seco en la mejilla.

Sien embargo Flug que reparaba en cada pequeña variación del ambiente buscando una salida, notó cómo aquella orden no funcionaba, cómo su cuerpo, en disputa con sí mismo seguía esquivando la mirada y exponiendo descaradamente su cuello. Notó también que aquella orden había empeorado el problema que entre sus piernas se inclinaba con mayor ahínco contra el cuerpo del mayor.

Black Hat entendió entonces que la negociación debía ser muy diferente, y de nuevo, tomando cartas en el asunto, invocó una voz por completo diferente a la anterior. Acercándose a aquella sensible parte entre el hombro y el cuello del chico se unió al juego lujurioso de aquel cuerpo fuera de control que tanto había deseado.

  — Mírame Flug,  quiero que me mires a los ojos mientras te frotas de esa manera, quiero ver esas deliciosas muecas de placer. Déjame ver cómo tu mirada me implora que rompa estas cadenas y te folle.

El susurro era firme, cálido. Ésta vez no pertenecía a ningún nazi, quizás era el tono de algún Casanova combinado con el cinismo de un Don Juan.

¿Había dicho eso?¿En serio esas palabras habían salido de la boca del mayor? Mientras pensaba en la manera como habían salido de esa boca, con la que tanto fantaseaba, notó la manera en que el rostro que era y no era suyo por fin cedía a la petición. Ante esto, un par de lágrimas que quedaban bajaron libres por fin el recorrido restante de sus mejillas para caer en algún lugar del traje de su jefe.

Entonces el contacto visual fue intenso, por un lado el rostro viciado y vacío miraba anhelante a aquel que podría destrozar las cadenas de los deseos no cumplidos. Por otra parte, el poderoso ente se concentraba en llegar más allá del velo de la lujuria que cegaba esos ojos que tanto le gustaban, trataba de llegar a esa mente atrapada en los confines de un cuerpo que no podía dominar.

Cuando el contacto fue suficiente para generar una ligera tensión en el ambiente, Black entendió por fin cuál era realmente el miedo del menor. La intensidad de los sentimientos del pobre chico por fin fueron vistos y sin darse cuenta su temor fue enfrentado, la verdad fue revelada y no notó en ninguna medida el rechazo en el rostro que lo observaba con tranquilidad.

H E L L -paperhat-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora