Capítulo Único

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Él está feliz, complacido. Su pequeño bebé ha ido a él para entregarle su primera vez, su Loki apenas es un niño que recién cumplió los dieciocho, él en cambio ya es un hombre maduro; un hombre que tendrá el privilegio de ser el primero en probar esa piel suave y blanca, el primero que podrá escucharlo gemir, hacerlo gritar y llorar con deseo, verá los gestos de su pequeño inocente mientras descubra los placeres que esconde el amor. Pero Thor sabe que su Loki es delicado, y eso significa que necesita cuidados especiales; es por esta razón que el dios del trueno ha creado el ambiente perfecto en su habitación, porque Loki merece lo mejor, su niño que es tan dulce y suave merece ser tratado como si fuera de cristal.
Entonces alguien toca a la puerta, Thor sabe que es él y antes de abrir enciende algunas velas que ha colocado para la decoración, es noche y las pequeñas llamas hacen ver al lugar casi mágico. En cuanto Thor abre, el olor a madera y rosas golpea de manera exquisita el olfato de Loki, y el muchacho lo mira con duda y temor, pero también hay en su mirada un terrible deseo por entrar; tal vez está avergonzado, tal vez nervioso, aunque lo más seguro es que sea un poco de ambas y algunos otros sentimientos más. Thor lo comprende, porque recuerda lo temeroso que estuvo aquella vez que perdía su inocencia con una bella dama, esa vez tenía miedo de hacerlo todo mal, de ser insuficiente, estuvo nervioso por tantas cosas a la vez, ¿cómo no entender a su Loki? Así que tomó con delicadeza sus suaves manos y las acarició antes de besarlas, después con cuidado y despacio lo hizo ingresar a la habitación. Loki se quedó rígido de pie a un lado de la cama, mientras Thor cerraba la puerta, la cama grande a la que su hermano había vestido con sábanas blancas y decorado con decenas de pétalos de rosa. El dios mayor lo observó tan tenso y sonrió poco, era lo que esperaba; se acercó a él y acarició la mejilla, después lo hizo entre sus hombros y brazos. Loki portaba una larga bata de seda, y Thor pidió permiso para quitarla, él no respondió sino que volteó la mirada a otro punto que no fueran los ojos del mayor, entonces Thor lo hizo, la deslizó despacio fuera del cuerpo su pequeño.


— Ven, te daré un masaje — le dijo acostándolo sobre la cama y Loki se complació al sentir la suavidad de los pétalos en su piel.



Pero Thor intentó quitar su prenda íntima y eso lo aterró, demostrándolo cuando cerró con fuerza sus piernas. Entonces le besó con cariño los pies para después mirarlo y obsequiarle una sonrisa. "Por favor" pidió y el menor separó poco a poco sus piernas.
Cuando estuvo finalmente desnudo lo hizo voltear. El aceite afrodisíaco fue muy difícil de elegir, pues sentía que todos eran insuficientes.
Thor sabe que un buen masaje es la mejor herramienta para eliminar el estrés, la ansiedad o el miedo; es por esta razón que el usa sus gruesas manos para consentir los hombros y el cuello de Loki, se entretiene un buen rato en esa parte antes de bajar hasta la espalda. Ha sido complicado, pero ahora siente que Loki está más tranquilo. Continúa con su espalda, yendo por sus costados pero deteniéndose en el inicio de sus nalgas, pues no quiere asustarlo y sabe que lo indicado es ir despacio. Pasa luego a consentir sus piernas, las recorre completas pero sin tocar sus partes privadas, entonces luego un rato lo ayuda a darse la vuelta. Loki lo mira mientras sus pies son deliciosamente masajeados, se está sintiendo muy relajado, Thor que se da cuenta de la mirada sobre él, la devuelve para luego sonreírle con cariño. El muchacho se siente complacido y Thor sube hasta sus brazos para llegar a sus manos luego, esas delicadas manos que masajea para librar del estrés.
El dios del trueno se detiene unos segundos para mirarle. "Eres precioso, Loki" le dice con suavidad, con cariño, como queriendo que se sienta arrogante y deseado; y le acaricia el cabello. Thor está ahora dando un masaje en su cabeza y su rostro, se enamora de la forma en que la piel desnuda se eriza al contacto de sus manos con las finas orejas; delinea los labios suaves y besa los ojitos que se mantienen cerrados. Thor entonces sabe que es hora de ir más allá, de acariciar más, de consentir más piel. Inicia con el cuello para bajar luego, su pecho y abdomen reciben la atención ahora y Thor llega hasta su pelvis, Loki se estremece cuando sus pezones son acariciados con delicadeza y Thor se complace de ese quejido casi silencioso que le regaló, continúa en ese punto pero sin ser insistente, yendo a otros espacios y luego regresando; finalmente la respiración de Loki está un poco agitada y el mayor sabe que es su llave de acceso.

El día en que Loki perdió la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora