Capitulo 1

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Estaba sentada en mi mesa de escritorio, eran las 1:23 de la madrugada; estaba demasiado agobiada. Le di un sorbo al café de Starbucks al tiempo que intentaba memorizar aquella fórmula. Ese exámen era demasiado difícil, veía complicado aprobarlo. Decidí descansar un poco. Me metí en la ducha para despejarme de todo, necesitaba tranquilidad. Salí de la ducha mientras me tapaba con una toalla. Decidí volver a retomar los estudios. Terminé sobre las 3 de la madrugada. Me metí en la cama y al momento, caí en los brazos de Morfeo.

Mi despertador sonó a las 8:00 de la mañana. Con gran pereza, me levanté de la cama y me dirigí hacia el baño. Me metí en la ducha. El agua caliente se deslizaba por mi cuerpo al mismo tiempo que se  liberaba el estrés del mismo.

Salí de la habitación apresurada, llegaba tarde para el exámen. Me metí en el coche directa hacia la universidad.

Estaba aparcando el coche cuando de repente apareció Austin dándome un susto. "Jo*der. ¿Quieres matarme, cierto?" Austin soltó una carcajada. "No me hace gracia" dije intentando aguantar la risa. Sin poder contenernos, ambos nos reimos y nos dirigimos al interior de la Universidad para realizar el exámen.

"Alex, ¿como te ha salido el exámen perra?" Olivia se acercó con una de sus sonrisas hacia mi. "Me ha salido bien, no me puedo quejar". "¿Que te parece si vamos a tomarnos algo?" preguntó Olivia. "Si por favor, lo necesito " dije soltando una pequeña risa. Nos dirigimos hacia el coche, arranqué el motor y llegamos al starbucks más cercano.

Dí un sorbo a la bebida. Me sentía observada. Miré a mi alrededor, al tiempo en que mis ojos coincidieron con unos ojos azules que hicieron que me saliera de mis casillas. "¡Alex!" gritó Olivia haciéndome volver de aquella nube. "Oh, lo siento, esque.. Lo siento, no se que me ha pasado" dije un poco confundida. "No pasa nada. Anda, vámonos a casa ya ". Cogimos nuestras cosas y nos fuimos a casa.

Abrí la puerta de mi casa dejando mi bolso sobre la mesa del living. Mi teléfono sonó al instante. Era mi padre. "Cariño". "Dime papá". "Mira cielo, esta noche tengo una cena de negocios y me gustaría que asistieras". "Papá, no se si voy a poder, esta noche habia quedado con Olivia para salir por ahí". "Por favor Alexa, sabes que nunca te pido ningún favor. Además, me gustaría que conocieras a alguien ". "Bueno, en fin, iré. ¿A que hora?". "Gracias cielo,  muchas gracias. Sobre las 9 te recojo en tu casa. Ve elegante" "Entendido. Hasta luego". "Hasta luego mi vida". Corté, y al segundo le mandé un whatsapp a Olivia explicandole el cambio de planes.

Eran las 7:30 de la tarde y decidí empezar a arreglarme. Me di una ducha y después de secarme me eché mi crema corporal para hidratar la piel. Opté por vestir un vestido largo negro con un gran escote y que dejaba descubierta la espalda. Tenía un corte en la falda que mostraba parte de mi pierna derecha. Lo combiné con unos tacones dorados muy altos. Maquillé mis ojos un tanto discretos para resaltar mejor mis labios con un labial rojo intenso. Para mi cabello,  opté por hacerme un recogido para que mi espalda resaltara mejor. Metí mi iPhone y algunos productos de cosmética para retocarme en una cartera dorada de fiesta. Salí de la casa tras escuchar el claxon.

"Alexa, estas.. preciosa". Sus ojos brillaban con fuerza al mirarme y su habla era un poco entrecortada. "Muchas gracias" Dije sonrojada al tiempo que me metía en el coche. " Y bueno, ¿se puede saber el motivo de esta cena?". "Bueno cariño, es una especie de entrevista. Hace unos dias me ofertaron este empleo y además de ser de algo que me gusta, me permitirá ganar mucho dinero". "Oh, me alegro mucho, enserio". Esbocé una sonrisa. El camino hacia el restaurante fue muy agradable.

Bajamos del coche, dejándole las llaves de este a un empleado para aparcarlo. Entramos al restaurante y preguntamos por nuestra reserva.Una señorita rubia, de unos veinte años, nos guió hasta nuestra mesa. Y allí estaba, un hombre alto, de unos treinta años, sentado esperandonos. Su enorme atractivo hacía que mis piernas flaquearan y su mirada que me intimidara. " Buenas noches señor y señorita Brown, soy George, George Hudson. Siéntanse por favor". Recordaba esos ojos y al segundo caí. Sus ojos penetraban sobre mi haciendo la velada mas incómoda aún. No se podía negar ese atractivo, esa rostro sin ningún tipo de imperfección, esa sonrisa perfecta, ese cuerpo esculpido y bronceado escondido bajo un caro traje negro.

Estaba aburrida, sólo hablaban de trabajo,  de cosas que no me importaban. "Y bueno, ¿que pasa contigo, Alexa?". Mi corazón empezó a latir muy deprisa al escucharlo decir mi nombre. "Emm.. Bueno... Yo.. Yo estoy bien, un poco agobiada por los exámenes,  pero no hay nada que no se pueda arreglar con un buen café y varias latas de bebidas energéticas". Mi comentario hizo que esbozara una sonrisa en su rostro. Me alegré por eso.

La cena terminó y finalmente, fue una noche entretenida, llena de algunas risas e historias. "Papá, voy al baño, cuando venga ya nos vamos". " Si cariño". Me levanté de mi asiento. "Alexa". " Si". Me giré al tiempo que me observé que sus manos estaban sobre mi. Ese tacto hizo que se me erizara el vello recorriendo un escalofrío por todo mi cuerpo. Su fría mirada se clavó sobre la mía. " He pensado que puede que te apetezca pasarte un día por la empresa, ya sabes, para ver el ambiente en el que se rodeará tu padre a partir de ahora". Mi corazón se aceleraba cada vez mas. "S..si, claro". "¿Mañana a las 12 ?". " Vale". Me dirigí hacia el baño con el corazón que parecía que iba a explotar.

Salí de allí sobresaltada. Unos fuertes brazos detuvieron mi camino. Me sentí impotente e intentaba escapar , pero al mismo tiempo algo me pedía estar ahí. "shh" susurró a mi oido sujetándome fuertemente contra la pared rugosa del pasillo. "Pe..pero". Intenté decir algo, pero me interrumpió poniendo su dedo índice sobre mi boca. Su rostro se fue acercando poco a poco al mío. Movió los labios para decir algo en una distancia tan corta,  que sus labios rozaban con los míos. "Espero que mañana vengas" susuró al tiempo que se giró y se marchó dejándome allí, en la puerta del baño de un restaurante de lujo, inmovilizada, sin saber qué hacer o decir. Estaba muy confundida.

Cegada .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora