01. Estigma

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Salí con prisa del restaurante. La brisa fría de la noche inmediatamente congeló mi rostro y mis piernas desnudas, pero éso no hizo que me detuviera ni un momento: me crucé de brazos apretando mi bolso contra mi pecho y sin voltear jamás caminé por la vereda rumbo al norte.

Uno después del otro, el impacto de mis tacones sobre el suelo era lo único que penetraba mis oídos. Ni las luces, los colores, los sonidos, la gente y las tiendas significaban nada para mí ahora. Sólo caminaba con la vista al frente saboreando lo amargo que había sido esa 'reunión-cita' que acababa de tener.

"Otra oportunidad perdida", pensé. Una más. ¿Hasta cuándo será así? La acumulación de fracasos ya comenzaba a ser mi estigma.

La cena con YouJin no había tenido frutos... nada de lo que intenté funcionó: ni mi tono seductor, ni mis modales de etiqueta, ni las garantías de pago, ni nada. Hasta mi falda pareció no impresionarle. Ese sujeto ni siquiera se conmovió por mi situación, al contrario, se mostró frío desde que puse sobre la mesa el tema del préstamo. Desde ese momento, todo cambió para mal. Tuve que haberme ido entonces, y así no perder el tiempo fingiendo que él era una persona agradable.

"La próxima vez obtendré un buen resultado", intenté convencerme a mí misma en mis pensamientos. "La próxima vez saldrá mejor" repetí. En verdad quería creer que así sería. Necesitaba hacerlo.

Seguí así un par de cuadras, hasta que una chica que pasó a mi lado abrigada debidamente para la noche fría que padecía, hizo aflorar en mi mente, uno a uno, mis anhelos más inmediatos: necesitaba una bufanda en mi cuello con urgencia... un gorro en mi cabeza, un pantalón... y unos zapatos cómodos.

Suspiré.

Tampoco pude evitar pensar en mi cama, mi pijama favorito... y dormir. Dormir mucho. Deseaba dormir y despertar cuando todos mis problemas se hayan resuelto solos.

Sonó mi celular. Por el timbre supe que era una alarma. Solía usar mucho el calendario de mi teléfono, especialmente para poner recordatorios de cosas que no podía olvidar hacer, como en esta ocasión: comprar unos refrigerios.

Pensé rápido sobre dónde podía ir sin desviarme demasiado del camino a casa. Realmente estaba cansada y con frío como para demorar mucho. Así que, al llegar a la esquina, opté por doblar a la derecha: tomaría un atajo que me dejaría directo en una tienda 24 horas cerca de mi departamento.

El ambiente había cambiado notoriamente al adentrarme en aquella zona: las calles eran estrechas y nadie transitaba por allí. El silencio y la oscuridad eran dominantes. Me sorprendió que muchas tiendas estuvieran cerradas... porque era relativamente temprano.

Ya no pensaba en el fracaso de la cena sino que me enfoqué en prestar atención a mi entorno, aún así, el andar de mis tacones era lo único que seguía escuchando.

Recordaba haber transitado varias veces por allí antes... Especialmente cuando recién había llegado a Seúl. Por aquél entones, solía recorrer a pie muchos lugares... Me gustaba mucho caminar y ver personas. Hasta llegué a perderme un par de veces por alejarme tanto de mi barrio.

No había perdido el gusto por caminar, pero ahora lo hacía con otro fin: para ahorrar dinero.

Según tenía entendido, habían muy pocas zonas de Seúl las cuales se consideraban peligrosas en la noche, y por donde transitaba ahora incluyendo donde se encontraba mi departamento, era una de ellas.

Éso no me causaba terror. En el año que llevaba viviendo allí, jamás había presenciado ni padecido un robo... o algo similar. Sólo en el noticiero, rara vez, hablaban de delitos en esa zona. Por este motivo no solía tener miedo de andar sola en la calle, ni en el día ni en la noche.

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⏰ Última actualización: Oct 08, 2019 ⏰

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Enredada (Im Jae Bum - JB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora