El cielo en una noche que parecía apagada, triste, pues no había grillos ni sonido de viento. Peor si millones de estrellas multicolor llenándolo. Dos personas en específico miraban al cielo. Uno, es Eren, que tras su barrotes, y en ese momento, su mirada tan afilada donde uno parecía poder cortarse con ella. Ahora era triste, melancólica, como la de un niño. Aprieta firmemente esos barrotes que lo retienen. Ve una estrella fugaz que apunta en dirección al campo y más allá. Entonces él joven estira su mano como si quisiera alcanzar ese punto, como si interpretase que la estrella le marcó el camino. Pues la otra persona que miraba las estrellas, era la reina de Paradis, Historia Reiss. Incapaz de alcanzar el sueño, por causa de un deseo, un llanto reprimido en su pecho. Estira su mano inconscientemente hacia esas mismas estrellas, y puede sentirlo. Como si a la distancia, en esa misma dirección estuviese Eren. Él lo siente de la misma extraña manera, conectados por un vínculo que no pueden explicar. Cierran los ojos, pero entonces se ven el uno al otro, las manos que tenían estiradas, ahora se hallaban entrelazadas. Al verse, no se reprimen ni un segundo en abrazarse con todas sus fuerzas. Historia llora como una niña, Eren solo deja salir un par de lágrimas, las cuales aumentaron cuando volvió en su realidad. Su fría y oscura celda, e Historia, en la soledad de un mundo ahora atormentado. Las lágrimas no dejaron de caer, mientras se acaricia el vientre. De pronto, sus lágrimas y todos sus pensamientos se paralizan por un repentino espasmo, una sensación de escalofrió, acompañado de dolor en el vientre.
Un minuto más tarde, desde el bosque donde Levi y Zeke bebían té en completo silencio. Ven una bengala a lo lejos, una de color blanco como una estrella. Desde la granja de los Brauss, donde Gabi y Falco se encontraban, fingiendo su papel de víctimas. Sentados alrededor de una fogata escuchando las historias y canciones del padre de Sasha. Entonces también ven la bengala, e inmediatamente se movilizan apuradamente.
—Señor Brauss... ¿Qué significa eso? ¿Por qué todos se pusieron como locos? —Preguntó Falco siguiendo muy de cerca al hombre.
—Eso es la señal niños... Cercas de aquí, una cabaña en el bosque, la reina de Paradis fue ahí para esperar el nacimiento de su hijo. La bengala fue hecha para anunciar que ya está por nacer. Iremos a esperar el nacimiento de nuestro nuevo príncipe, o princesa. —Falco y Gabi se miraron seriamente. ¿Sería esa la oportunidad que esperaban para escapar? Su oportunidad se les fue cuando vieron con desilusión que preparaban todos los caballos. Mas no dejarían a los niños solos, los llevarían en una carreta con todos los demás.
Mientras tanto, en los cuarteles militares, donde Hange estaba viendo unos documentos. Un solado entra de golpe a entregarle el mensaje que le llegó en un telegrama. Cuando se enteró de lo que pasaba, fue de inmediato a tomar un caballo para salir lo más pronto posible. Con ella se fueron Armin, Mikasa y compañía como la escolta de Hange. No tardaron mucho en llegar a la ubicación de Historia. El lugar ya estaba repleto de gente que se había congregado afuera para esperar lo mejor. Adentro solo había mujeres ayudando, y un doctor. Gabi y Falco al ver que llegaron Mikasa y los demás, sabiendo que los reconocerían, rápidamente se escondieron entre la gente. Afortunadamente pasaron de largo sin notarlos. Sólo Hange pudo entrar, los demas se quedaron en la planta baja. En la habitación de Historia ubicada en la planta alta, oía los dolorosos alaridos histéricos de la joven reina.
— ¿Cómo está? —Preguntó la comandante al doctor que la recibió en la entrada.
—Está bien, apenas entró en labor de parto. Falta un rato para que nazca, solo tratamos de calmarla.
— ¡Comandante! —Escucharon, a la joven llamarla. Con una rápida mirada al doctor y un movimiento de la cabeza de este dando el sí, la comandante entró. La habitación estaba llena de enfermeras y sirvientas atendiendo. Secándole el sudor, preparando toallas, sabanas, y una cuna.
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Un último sacrificio +18
FanfictionQuien no conoce su historia, está condenado a repetir sus errores. Eren Jaeger lo sabe, y a sabiendas de sus pocos años de vida, debe tomar una decisión para proteger aquello que ama.