Capítulo 6 ➡Monstruo

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"Mírame con desprecio, verás un idiota

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"Mírame con desprecio, verás un idiota. Mírame con admiración, verás a tu señor. Mírame con atención, te verás a ti mismo."
- Charles Manson

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Albert Becher; ese nombre jamás lo olvidaría. Todavía - a pesar de los años - podía sentir el aliento con olor a cigarrillo de aquel hombre cerca de su cuello murmurandole obscenidades y amenazas al oído.

Se había mudado junto a su esposa un día de primavera. Angela se recordaba ese día jugando en el patio delantero de su casa, corriendo y saltando alrededor del sapito de agua que su madre había puesto para regar las flores que ambas habían plantado.

Era un día muy caluroso, se había levantado temprano para disfrutar su domingo libre de tareas y el colegio, y apenas asomó por la ventana ya había visto el camión de la mudanza desde lejos, pero no le había dado demasiada importancia a aquello, tampoco cuando vio a esa pareja mayor acercarse a charlar con su padre por la tarde.


Jugaba muy entretenida saltando de charco en charco cuando sintió una mirada sobre ella; dejó de saltar para buscar de donde provenía. Girando su cuello hacia donde su papá estaba se encontró con los ojos más aterradores que había visto en su vida; le hicieron recordar a ese monstruo del libro de cuentos que su papá le leía, ese donde el monstruo se escondía bajo la cama de los niños que se portaban mal y hacían renegar a sus padres, aquel monstruo de ojos verdes y brillosos al que le sobresalían los dientes filosos de su boca listo para devorarse a los niños.

Ella tan solo tenía 6 años, desde muy pequeña sus padres se dieron cuenta de que su inteligencia sobrepasaba la media de los demás niños, eso le aportaba intuición a su carácter; en la mirada de aquel hombre pudo sentir el peligro que éste emanaba, pudo ver a través de esos ojos de monstruo que sonreía y charlaba amigablemente con su padre.

Charles al percatarse de la presencia de su pequeña la llamó para presentarla ante sus nuevos y amigables vecinos, jamás se imaginó que la vida de su pequeña cambiaría a partir de ese momento; jamás se imaginó que aquel hombre robusto y de sonrisa amigable sería el hombre que arruinaría la inocencia de la persona que el más amaba en esta vida.

ÁNGELA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora