𝑬𝒑𝒊𝒔𝒐𝒅𝒊𝒐 𝑰: 𝑨𝒍𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏 𝒆𝒏 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒏 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒊𝒂𝒓

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-Desde que he tenido memoria...la confianza no parece ser algo que pueda tomarse a la ligera-

Era una mañana como cualquier otra, los rayos de sol chocaban contra el suave rostro de el chico pelimarino, bastante joven para ser el perro guardian de la reina.

-Buenos dias, Boochan-La voz de el azabache se hizo presente, las cortinas de la habitación eran colocadas delicadamente hacia un extremo de la ventana por el mismo, su inexpresiva mirada fue dirigida hasta su menor pero una vez postrada en este sus ojos se abrieron de par en par -Jóven...¿Jóven amo!?-

El peliazúl no tardó en molestarse, la incómodidad en él era clara, ¿Acaso había visto un fantasma? Parecía absurdo siendo aquel un demonio -¿Acaso tengo monos en la cara?- Una mueca persistente se dibujó sobre sus labios

-Usted...-La mirada de el oji-carmesí no cambio en ningún momento, logrando que su amo comenzará a impacientarse.

-Habla de una maldita vez- La fría y helante mirada del chico fue acompañada por aquellas tajantes palabras, creía que era una burla por parte de su contrario

-Sus orejas...- Un pequeño quejido ahogo el resto de sus palabras, el balbuceo musitado por el mismo era provocado por el shock del momento, ¿un demonio en shock? Así de increíble como sonaba, después de todo no era cualquier demonio, ni era acompañado por cualquier húmano

Aquel comentario fue la gota que derramó el vaso, detonando con el humor de el ya bastante molesto chico -¡¿Cuál es el problema con mi-....¿Orejas?- De un momento a otro sus manos se dirigieron hasta su cabeza; ¿Tenía orejas de gato!? No dudó en confirmar sus dudas tomando lúgar frente a un espejo cercano para descúbrir que, despues de todo era cierto -No puede ser...-

-Boochan, lamento informarle que se ha convertido en un...- El chico de afilados colmillos comenzaba a acercarse -Hermoso y pequeño..- El terror del peliazúl se mostro inmediatamente en sus ojos, había olvidado lo múcho que su sirviente adoraba a los gatos -Gatito..-

Fue apenas perceptible la triunfal huida de el oji-celeste y aún más la repentina reacción del peli-negro brillante. -N..No te acerques..!- Gritó el chico kenor mientras era acorralado temiendo a lo que sucedería posteriormente -No...-

-No le haré daño- Una dúlce voz provino de entre los labios del demonio azabache -Lo prometo- La mirada fija y dudosa de su menor le permitió actúar, aprisionandolo con uno de sus brazos en un caluroso abrazo

-¿Sebastian...?- La confusión se hizó presebte en el menor, quien intentaba a toda costa liberarse.

-Usted es...Sumamente lindo, Boochan- El de ojos carmesí acariciaba las orejas de aquel jóven chico, quien solo deseaba alejarse, no le gustaba sentirse atrapado.

De pronto el oji-azúl almirante, bajó la mirada -Sueltame..- Unas delgadas gotas traviezas escaparon por sus mejillas , sentirse aprisiónado le había recordado aquella memoria de años atrás, cuando había sido captúrado dentro de una jaula.

Aquellas cristalinas lagrimas descendieron hasta mojar el chaleco del demonio que le acompañaba, quien, al percatarse de ello tomó con delicadeza el mentón de su amo, el terror era plasmado en el rostro del mismo, un terror como el que hace múcho no había visto.

-Boochan, yo...lo lamento- Inmediatamente liberó al Oji-celeste de entre sus brazos. -Lo lamento tanto.- la cúlpa se apoderó de su expresión. -¿Desea...que lo vista o desayunar primero?-

El jóven solo asintió con una mirada baja y una expresión casí muerta mientras reprimía el silencioso llanto que intentaba vencerlo.

-Boochan...a veces puede ser tan tierno- El más alto intentó cambiar el tema, logrando provocar un suave rubor carmesí en el rostro de su amo.

-Absolutamente no- Respondió inmediatamente el menor. -Muy bien, jóven amo, ahora..¿podría sentarse en la cama?- Aquellas palabras provocaron pensamientos impuros en la mente de el menor, desconcertandolo aún mas.

-Para poder... vestirlo- El azabache continuó hablando, pues, se había percatado de lo anterior. Una sonrísa suave se dibujó en sus labios.

El conde solo se sentó, permitiendo que su mayor le desvistiera y adornara su delgado cuerpo con un elegante traje color baya, complementado con detalles color plata.

-Iré a la mesa- El peli-azúl almirante, caminó hacia la mesa , encontrandose con un desayuno caliente sobre la mesa.

-El día de hoy el desayuno es "Jacket Potato" acompañado con la bebida "the sidra" y de postre "rice pudding" después de desayunar tiene clase de baile, Boochan. Con su permiso, me retiro.-

Fue un día ocupado para ambos chicos, especialmente por la necesidad de ocúltar aquel cambio en el conde pues si se enteraban era probable que la mitad de las personas esparcieran rumores molestos para el mismo. Un confuso sentimiento de dependencia hacia su mayordomo comenzaba a crecer dentro del amo de la mansión Phantom.

-Estoy exhausto- El anteriormente susodicho recargó levemente su cabeza sobre su mano y con un elegante movimiento retiró el sombrero que reposaba sobre su cabeza, colocandolo a un costado suyo -Sebastian, prepara el baño.-

Fue respondido por las inmediatas palabras que caracterizaban a su mayordomo. -Yes My Lord- Y unos brazos que le rodearon tras algunos segundos, era su mayordomo, quien portaba una juguetona sonrisa sobre sus labios; Posteriormente se encargo de bañarlo, secarlo y cambiarlo.

-Odio estas orejas de gato.. Son realmente molestas- El menor resongó debido a su nuevo aspecto mientras fruncia el ceño ñm

-Jóven amo, con todo respeto, a mi me parecen adorables- Un susurro escapó de entre los labios del demonio.
-Las odio totalmente - El conde suspiró tras aquella queja.

-Puede confiar en mi para encargarme de ello- Un latido sobresalto la serenidad de el peli-azúl almirante, seguido por una pequeña mueca de alivio, aquellas palabras habían logrado tranquilizarle de alguna manera..

-Que así sea, Sebastian-

𝑴𝒊 𝒍𝒊𝒏𝒅𝒐 𝑭𝒆𝒍𝒊𝒏𝒐 ❣︎♫︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora