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Aspirar el aroma de aquel sitio en el cual se ocultaba al sonar el timbre del descanso, era una maravilla, la biblioteca con sus múltiples pasillos repletos de libros que podían contener historias desde algo romántico a algo tétrico o histórico.

Para Yuri Katsuki era normal llegar a diario a ese lugar inclusive iba cuando las vacaciones estaban presentes, su emoción al ver los diferentes títulos era indescriptible, pero esta vez había elegido algo diferente, un titulo un tanto romántico que estaba de moda por aquel tiempo y después de tantas insistencias por parte de su mejor amigo Phichit había cedido a leerlo.

¿Quién podía leer semejante tontería?, es lo que pensaba pero al ver los nombres de chicos "populares" en la pequeña lista pegada al libro en su mente divago la idea de lo que podía tratar su contenido para que los más famosos del instituto llegaran a leer.

Al llegar a su hogar se sentó en su cama con aquel libro en manos dispuesto a sacarse todas sus dudas sobre lo "interesante" que podía contener aquello para que llamase la atención.

Otabek Altin, Phichit Chulanont, Yuri Plisetsky...- ese último nombre en la lista le parecía muy extraño ya que ese pequeño rubio que portaba casi su mismo nombre tenia la apariencia de alguien que se interesase en leer algo diferente a lo que viene posteado en páginas de moda, había visto al rubio miles de veces puesto que era un total pecado o simplemente vivías debajo de las piedras para no conocer a aquel bipolar rubio con mirada que te helaba la sangre, siempre estaba acompañado de un joven de cabellos plateados y de su reciente novio Otabek, ellos pertenecían a los más populares del instituto y sobre todo al consejo estudiantil que tenían el control de todo en aquel lugar- niños mimados..- murmuro Yuri con una suave sonrisa.

Su tiempo de tener aquel libro en manos había terminado y para no tener ningún retraso en la biblioteca lo había llevado de vuelta.

Al entrar al lugar miro en la recepción a la chica con un peculiar nombre... Yuko, esa chica que le encantaba platicar con todo el mundo y que su amor platónico era Víctor, justo con el que se encontraba coqueteando en ese instante.

Disculpa, Yuko – carraspeo la garganta interrumpiendo un casi beso de aquellos dos.

¡Oh! Yuri no te había visto ¿vienes a devolver el libro? – que estúpida pregunta había hecho aquella mujer, claro que devolvería un libro.

Yuri después de asentir le entrego el libro con una ligera mueca en el rostro ya que sentía la mirada de Víctor en él.

¿Te ha interesado?- La voz de Víctor se hizo presente causando un pequeño y ligero paro cardíaco a Yuri, su corazón empezó a sentirse algo extraño pero ignoro aquello solo respondiendo con un ligero movimiento de cabeza ya que no quería iniciar una conversación con el mayor.

Después de aquello solo recuerda haber salido rápidamente del lugar inventando una excusa.

Víctor por otro lado podía llegar a ser muy aclamado por los estudiantes, pero ¿cómo no serlo? Si se destacaba en lo mejor del instituto y su apellido Nikiforov le traía mejor suerte al ser el mismísimo apellido de una empresa millonaria y famosa en todo el lugar.

A él en lo personal no le llamaba la atención tanta fama ya que esto implicaba que todos supieran más de su vida que él mismo.

Desde hace algunos días le encantaba ver a su pequeño "Katsudon" apodo que le había dado uno de sus mejores amigos al chico que en esos momentos le robaba el corazón, parecía ser un chico de pocas palabras pero de gran sabiduría y belleza que se ocultaba entre aquellos lentes de color azul que se posaban en el rostro de este cubriéndolo en gran parte.

¿Compartimos un libro?Where stories live. Discover now