Capítulo O7

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Esa mañana Jimin despertó antes que el mayor. Quizá sea por estar ansioso por conocer el final de la historia o porque simplemente no estaba acostumbrado al hecho de tener que descansar, pudo haber sido cualquier cosa, pero no logró conciliar el sueño otra vez.

Jimin sabía que espiar no estaba bien y él no era una mala persona, pero no creía que apreciar a Yoongi durmiendo fuese algo que calificara como malo. Era simplemente que el hecho de que ver algo tan bello y puro, como si de un ángel se tratase, no sería nunca algo incorrecto. Las personas deberían apreciar el arte más seguido, se repetía.

Jimin no sabía qué ocurría con él. Nunca se había sentido igual de cómodo con otra persona que no fuese Yoongi. Parecía que estaba enfermo: se sentía débil a su lado. No habría forma de explicar sus ganas de saber todo sobre el enfermero, ni sus ansias de compartir momentos -como el de ayer- junto a él.

"Están enamorados." Había dicho Rowena, una chiquilla de Filipinas, cuando Jimin preguntó de curioso por qué había un chico corriendo junto a una chica bajo la lluvia, riendo despreocupados aun cuando el chico tenía un paraguas en su mano.

Recuerda haber querido preguntar cómo es que estaba segura de eso cuando, de repente, vio a ambos chicos besarse bajo la lluvia para luego reírse y seguir corriendo.

"¿Entonces enamorarse es como olvidar?" Había preguntado. La pelirroja lo miró confundida. "Ya sabes, él olvidó que tenía un paraguas."

Rowena rio y negó, dirigiendo su mirada a la ventana.

"Es parecido a olvidar: no puedes evitarlo." Jimin quedó más confundido con eso. "Él no olvidó su paraguas, Jim. Él estaba tan feliz con su pareja que simplemente no le importó lo que sucedía alrededor."

El rubio estuvo pensando un tiempo en ello, pero nunca llegó a una conclusión acertada.

Ahora, viendo a Yoongi frente a él, quizá lo entendía un poco. Sabía que no estaba enamorado, al menos no por ahora; pero no podía negar que ese extraño chico pelirrojo estaba causando en él emociones que no había tenido la dicha de disfrutar con anteriodad.

Los pocos días que habían compartido habían sido un sube y baja de emociones; Jimin sentía que no podía tener suficiente de eso. Le gustaba la tranquilidad que transmitía el mayor, lo obstinado que podía ser y sobre todo le atraía lo maduro que actuaba casi todo el tiempo, le daba cierto temple a su desvariada vida de genio.

Jimin escondió su rostro en la almohada, gruñendo bajito por el temor de ese nuevo y acogedor sentimiento creciendo en su corazón. 

"Tonto, tonto, tonto..." murmuró, enojado consigo mismo.

"¿Puedes ser un tonto silencioso? Trato de dormir aquí." La voz ronca de Yoongi interrumpió sus murmullos.

El rubio alzó su cabeza con cierto temor y vio a Yoongi fruncir sus labios, manteniendo los ojos cerrados.

"Lo siento, hyung. Me iré ahora."

Hizo el amago de querer ponerse en pie, siendo detenido por el más alto. Su respiración se cortó cuando sintió la pálida mano de Min encerrando su diminuta muñeca.

"No he dicho que te vayas." Yoongi hablaba lento, medio adormilado. "Quédate."

Jimin no sabía qué decir, pero giró su cabeza y vio al susodicho con el ceño fruncido. Hubiera temblado de no ser porque el enfermero parecía a punto de volver a caer dormido. No respondió y se limitó a observarlo en silencio. Pronto la fuerza de agarre en su muñeca fue disminuyendo hasta que quedó en libertad.

El menor vio cómo Yoongi se removió en su sitio para quedar recostado de lado, con ambas manos bajo su cabeza. Sus cabellos rojos se veían tan suaves a simple vista, la sola imagen mental de él acariciándolos pudo más que su sentido común y, al igual que lo había mentalizado, estiró sus dedos hasta llegar al cabello del mayor.

I wish I could wish  » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora