Capítulo 15

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La mañana de ese miércoles en particular era hermosa. Yoongi no usa la palabra con frecuencia. De hecho, no recuerda con claridad la última vez que la usó. Puede hacerse una idea de lo lejano que fue con ese simple hecho en mente. Ha visto cosas hermosas durante su vida, eso es seguro. La sonrisa de su madre, sus mejillas rojas por el frío del invierno, la forma en la que Taehyung se relaciona con los niños, Jungkook cantando sin ningún acompañamiento musical eran algunas de las muchas cosas que eran dignas de apreciar. Hermosas, desde luego, pero Yoongi nunca pudo decirlo en voz alta. Esta vez, él quería.

Había algo de hermoso en cada cosa que hacía el rubio. Yoongi no había querido admitirlo hasta entonces. Seokjin, como siempre, tenía razón cuando decía que no podía ocultar algo por siempre.

"Admitir algo a veces puede ser tomado como señal de debilidad, es lo que dicen. Es muy tonto, si me preguntas. Solo deja que fluya, pequeño Yoon. Si algo tiene que ser, será".

Yoongi bien podía tildar de ingenuo a Seokjin por todos los desastres amorosos de su pasado; sin embargo, de la misma manera, debía admirarlo por su valentía. Lloró y estuvo triste por un tiempo, pero siempre volvía con una sonrisa en su rostro y un chiste malo para contar. Nunca se negó a nada que lo hiciera sentir un poco más feliz de lo que era y esa había sido su fortuna y perdición muchas veces, pero, al menos, había vivido.

El muchacho pelirrojo creía estar viviendo por primera vez al lado de Jimin.

Jimin era suave. Su cabello era sedoso y olía a coco. Sus manos estaban siempre frías y Yoongi se había encontrado la noche entera pensando en sostenerlas, entrelazar sus dedos y besarlos. Quizá haya sido el pensamiento más puro de los que llegaban a su mente desde que le dieron de alta. Yoongi no podía evitarlo y no quería tampoco. Se había imaginado miles de cosas, tan rápido y tan intenso había sido este cambio que incluso pensó que la causa de su desmayo no era nadie más que Jimin.

Había meditado lo suficiente como para darse cuenta de que el tiempo que había pasado conviviendo con Jimin había sido, grata y justamente, uno de los mejores.

Ayer no pudo controlarlo y por un breve momento pensó que la voz de su interior, que solo susurraba "Bésalo" una y otra vez, tomaría control de sí mismo. Yoongi tenía la vaga idea de que sería correspondido. Había pasado mucho más tiempo del debido pensando en los ojos de Jimin o en a reacción que tuvo su cuerpo cuando lo había abrazado ayer. No fue tenso ni mucho menos incómodo. Jimin lo había recibido con cariño, lo apretó y devolvió la muestra de afecto con, según el mayor, el mismo sentimiento. Entonces, aquí venía la parte más enredada y egoísta del asunto. Yoongi no sabía hasta dónde hubiera llegado si lo hacía. Él no quería aprovecharse de Jimin. Se imaginaba que el chico haría lo que él pidiese, si lo hacía con amabilidad o de manera sincera, porque eso parecía ser lo que funcionaba con Jimin. Él no quería ponerlo en palabras, pero se hacía la idea de que el rubio podría no pensar con claridad cuando estaba con él. Yoongi no era un santo, de hecho, a veces consideraba que sabía de más por lo que sus pensamientos sobre Jimin no seguían el lineamiento casto, no del todo. Cuando eso pasaba, Yoongi sentía que hacía algo indebido. Tal vez sea porque Jimin parecía fuera de este mundo: inocente y bonito, y él no quería dañarlo.

De cualquier forma, Yoongi ya estaba inmerso en ello. En su sonrisa, en su voz, en sus manos: en él.

Es por todo ello que la mañana de ese miércoles era hermosa. La sola idea de pensar en el muchacho rubio cambiaba el rumbo de sus emociones. Despertó con Holly lamiendo su mejilla, tomándolo por sorpresa, pero disfrutándolo al mismo tiempo.

"¡Holly! Ah, ven aquí. ¡Te dije que estaba durmiendo!" Jimin había entrado, un ceño surcando su brillante rostro, pero una expresión divertida al ver la cara del pelirrojo siendo babeada. La sonrisa de Yoongi fue inevitable.

I wish I could wish  » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora