capítulo uno

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EL CALLEJÓN DIAGON 

Lily, Percy y Sam entraron al wallmart con dinero mortal en sus bolsillos. Aproximadamente les iba a alcanzar a lo que quisieron comprar. Percy tomó un carrito y corrió junto con Sam y Lily hasta llegar a la parte de escolares. 

─¿Que necesitamos? ─preguntó Percy. 

─Lo normal, Perce ─dijo Sam. 

Tomaron lapices, sacapuntas, borrador, pegamento y esas cosas para tener en su estuche. Luego de pagar todas esas cosas, tomaron rumbo al campamento mestizo. Al día siguiente, Lily se recordó que faltaba un día para su cumpleaños y le pidió a los chicos que la acompañen a comprar las cosas que necesitaba para ir a Hogwarts. Ellos aceptaron y luego de un largo y tedioso viaje, llegaron al fin a Londres. Se quedaron en un hotel y al día siguiente ya estaban caminando por Londres, cuando Lily oyó que, algo que parecía un gigante (los chicos estaban a punto se sacar sus armas).  

─No sé cómo los muggles se las arreglan sin magia ─comentó, mientras subían por una escalera mecánica estropeada que los condujo a una calle llena de tiendas.

Lily y los chicos los empezaron a seguir. 

─Es aquí ─dijo, deteniéndose─. El Caldero Chorreante. Es un lugar famoso. 

Lily se dio cuenta que los chicos apenas podían ver, por lo que supuso que los que no tenían magia, no podían verlo. A pesar de eso, Lily se acercó a los dos. 

─¿Aquí es el callejón diagon? ─El gigante asintió. 

─Síganme. 

Era un bar diminuto y de aspecto mugriento. La gente, que pasaba apresurada, ni lo miraba. Sus ojos iban de la gran librería, a un lado, a la tienda de música, al otro, como si no pudieran ver el Caldero Chorreante. Lily pensó que su afirmación era verdad. 

─¿Lo de siempre, Hagrid? 

─No puedo, Tom, estoy aquí por asuntos de Hogwarts ─respondió Hagrid. 

Harry y Lily resultaron ser famosos. Lily pensaba que aquello era demasiado exagerado. Los ocho se separaron de Hagrid en el momento en el que llegaron al callejón diagon. Los chicos se habían asegurado de tener dinero mágico antes de llegar al callejón. 

Un suave ulular llegaba de una tienda oscura que tenía un rótulo que decía: «El emporio de las lechuzas. Color pardo, castaño, gris y blanco».Varios chicos de la edad de Lily pegaban la nariz contra un escaparate lleno de escobas. Algunas tiendas vendían ropa; otras, telescopios y extraños instrumentos de plata que Lily nunca había visto. Escaparates repletos de bazos de murciélagos y ojos de anguilas, tambaleantes montones de libros de encantamientos, plumas y rollos de pergamino, frascos con pociones, globos con mapas de la luna...

─Este lugar si que es raro ─dijo Leo, empezando a mover sus manos de una manera que Lily supuso que se empezaba a aburrir. 

Piper, Hazel, Annabeth y Sam acompañaron a Lily a ver su uniforme en «Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones». Al entrar, vieron a Madame Malkin. Madame Malkin era una bruja sonriente y regordeta, vestida de color malva. 

─¿Hogwarts, guapa? ─dijo al verlas allí. Lily asintió─. Ven, hay una chica todavía. 

En el fondo de la tienda una chica de cabello negro azulado y extravagantes ojos azules se estaba ajustado la falda. Lily dejo a Hazel, Annabeth y Sam allí y dejo que Piper la siguiera para ayudarla a ver como le quedaría mejor el uniforme. 

Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora