único

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YoonJi había vivido la mayor parte de su vida en el hospital. Sus recuerdos se desvanecían, pero no había forma de olvidar el blanco de las paredes, el olor a desinfectantes y a medicamentos. No había forma de olvidar la manera en la que, no importaba cuantas veces durmiese en la misma camilla; esta siempre se sentía fría y distante. Nunca podría sacar de su cabeza a todos esos rostros enfermos que un día había visto, y que hoy ya no estaban.

La línea entre la vida y la muerte siempre ha sido delgada. Pero en el hospital; esa línea ni siquiera existía. Era una línea difusa, tan borrosa que YoonJi no se sorprendió cuando el médico le dijo que estaba próxima a cruzar esa línea.

El corazón de YoonJi había estado fallando desde que nació. No importaron cuantas cirugías, medicamentos, y métodos intentaron los doctores. Nada resultó. YoonJi llevaba esperando por un trasplante de corazón desde hacía meses, y nadie sabía cuanto más iba a aguantar.

Mejor así ¿No? Nadie merecía vivir una vida a medias. YoonJi estaba cansada no poder tener una vida plena como los demás. Estaba cansada del dolor. Estaba cansada de no poder bailar, correr, vivir. Todo dolía.

Conoció a Jung HyeSeok en una tarde de Marzo, poco después de su ingreso al hospital. Ella había estado tan llena de vida, siempre tan optimista, siempre tan sonriente; que habría sido difícil no notarla. Pues, su presencia brillaba con la fuerza del sol, iluminando hasta el más recóndito rincón del lugar. YoonJi casi deseaba decir que no se había sentido atraída por HyeSeok al instante, pero estaría mintiendo. A pesar de lo mucho que intentó mantenerse alejada, sus pies siempre la llevaban al mismo lugar. Siempre terminaba en la habitación 220, la habitación de HyeSeok.

En una de sus tantas visitas secretas a dicha habitación, HyeSeok reparó en su presencia. Nunca lo había hecho antes porque, cuando YoonJi la había visitado, siempre había estado dormida. Sin embargo, esa vez no había tenido la misma suerte. 

— Hola  —le había dicho suavemente antes de que YoonJi tuviese oportunidad de dar la vuelta y echar a correr. Mierda, HyeSeok pensaría que era una especie de acosadora lunática que disfrutaba observarla mientras dormía. Pero no había forma de que HyeSeok supiese acerca de eso ¿Cierto? YoonJi esperaba que no.

 — Hola —respondió de vuelta, sin saber que decir. Nunca había sido buena socializando, y considerando el hecho de que había pasado gran parte de su vida sobre una camilla, no había habido tiempo para hacerlo.

— Eres Min YoonJi ¿Cierto? —preguntó. Estaba sentada en su silla de ruedas, sus brazos apoyados lado a lado, y su cuello tenía un collarín. YoonJi supuso que servía para que HyeSeok no se cansara demasiado al no tener donde apoyarlo.

— ¿Cómo lo sabes? —se inquietó ¿HyeSeok se habría dado cuenta después de todo que YoonJi ya había estado allí antes? Dio un paso atrás, queriendo irse para no tener que lidiar con la humillación por la que posiblemente tendría que pasar. Seguro HyeSeok solo estaba hablándole para decirle que dejara de ser tan jodidamente rara y no viniese más a su habitación.

Pero en cambio, HyeSeok sonrió—. No hay mucho que hacer aquí ¿Cierto? Así que gracias a que paso demasiado tiempo con las enfermeras, no es difícil saber los nombres de los demás pacientes. Además, te he visto —el corazón de YoonJi se saltó un latido, se dijo a si misma que tenía que calmarse si no quería sufrir una taquicardia—, en el jardín. 

YoonJi sintió su cuerpo destensarse. Había sido una tonta al creer que HyeSeok la acusaría por acoso o algo por el estilo. HyeSeok no era de esa manera. Incluso YoonJi, que no la conocía lo suficiente, sabía que HyeSeok era toda sonrisas y amabilidad.

[𝙤.𝙨] Un corazón para Min YoonJi ↠ yoonseok fem.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora