Introducción

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Bakugō Katsuki es una persona que odia de sobre manera que las personas se le intentasen acercar, lo cual no era muy difícil de impedir ya que siempre andaba con una cara de chupa limón, pero como siempre existen esos defectos del universo, ahí estaban esos dos idiotas enamorados que revoloteaban a su alrededor como moscas... Moscas las cuales quería matar de un golpe, lástima que era un delito, porque ahora en serio que quería matarlos.

Kirishima y Kaminari tenían la culpa de que el rubio cenizo ahora esté de muy mal humor, ya que si no fuera por la culpa de ese par de estúpidos que lo había sacado de su rutina para arrastrarlo a un café, tendría ahora su celular en el bolsillo.

—Tranquilo Bakubro, seguro ahora lo encontramos por aquí –habló el pelirrojo intentando calmar el aura asesina que se cargaba Katsuki quien estaba mirando el piso de la avenida con toda concentración y desesperación.

—¿S-seguro que no lo olvidaste en tu casa? –se atrevió a preguntar el rubio que tenía un pequeño mechón de color negro en sus cabellos.

Tras escuchar lo último Bakugō se giró de improvisto mirando con odio al otro rubio, quien no pudo hacer más que esconderse asustado detrás de su novio.

—Ustedes par de idiotas... ¡¡TIENEN TODA LA CULPA MALDITOS CABRONES!!

El grito llamó la atención de algunos transeúntes que después de verlo murmuraron por lo bajo.

—¿¡QUE MIERDA MIRAN USTEDES IMBÉCILES?! –gruñó dirigiéndose a las otras personas.

—Bro, cálmate, seguro ya lo encontraremos –con una sonrisa nerviosa Kirishima intentó tranquilizarlo.

—¡Y UNA MIERDA! ¡CUANDO LLEGUE A CASA LA BRUJA ME VA A GRITAR! Así que vayanse preparando para el golpe que les voy a dar –Levantó su puño mirándolo a ambos con su ceño fruncido.

—¡Espera, espera! –exclamó Kaminari antes de que aquel puño impacte contra su pelirrojo, quien lo protegía, llamando la atención del cenizo– Primero intenta llamar a tu celular, tal vez alguien lo encontró y puedes pedirle que te lo devuelva.

Le extendió su celular a Bakugō quien después de sorprenderse un poco, ya que era la primera vez que el idiota pensaba algo inteligente, se lo arrebató de un jalón.

Busco entre los contactos de ese celular hasta que encontró el suyo.

"Bakubro💥"
💬/📱

De inmediato lo marcó y espero unos segundos hasta que al tercer timbre respondió.

¿Si?

Era un tipo quien estaba al otro lado de la línea... ¡Sosteniendo su celular!

—OYE IMBÉCIL, EL CELULAR QUE TIENES EN TUS PUTAS MANOS ES MÍO Y LO QUIE...

Antes de poder continuar con su griterío se escuchó el 'pic' que significaba el fin de la llamada.

Sintió su cuerpo hervir de la ira.

—¿Bakugō? –preguntó el pelirrojo preocupado por la cara consternada y encolerizada que tenía.

"Ese hijo de puta" pensó el cenizo, tenía ganar de gritar esas cuatro palabras a todo pulmón pero estaba tan anonadado de la ira que no tenía otro pensamiento en mente más que el de volver a llamar y exigir que le devuelva su celular para después romperle la cara a golpes.

Y así intentó unas tres veces más hasta que el tipo volvió a responder.

—¡OYE IDIOTA, QUIERO MI CELULAR AHORA, LADRÓN!

Ahora estoy ocupado, no puedo, y no soy un ladrón, este celular lo encontré tirado en el suelo.

—Me importa una mierda donde lo hayas encontrado QUIERO MI CELULAR A-HO-RA.

Estoy ocupado, será en otro momento, adiós.

Sin más que decir el tipejo le cortó la llamada dejándolo con la palabra en la boca.

—¿Qué dijo? –pregunto curioso Kaminari.

—Juro que mataré a ese hijo de puta cuando lo tenga frente a mí.

—¿Entonces sí te lo va a devolver? –inquirió esta vez Kirishima.

Katsuki no respondió a esa pregunta, no estaba seguro de que ese ladrón (porque que para él ese mal nacido era un ladrón) le devolviera su celular.

—Oye Pikachu, me voy a quedar con tu maldito celular hasta nuevo aviso –fue todo lo que dijo retomando su camino esta vez directo a su casa intentando controlar su ira.

—¿¡Qué!? ¿¡Pero no pue....!? ¡¡!!

Antes de que pueda terminar sus reclamos su novio logró taparle la boca justo cuando el cenizo se volteaba con una mirada asesina.

—¿Que dijiste? –susurró retando con la ira contenida a punto de explotar.

—Nada, nada, tú tranquilo –contesto el pelirrojo por el su rubio novio, Bakugō no hizo más que girar dejándolo pasar– Ahora no es momento para reclamar, ya se lo pediré después –le susurró a Kaminari para después darle un rápido beso en la mejilla aprovechando que no había nadie observando y caminar como si nada hubiera pasado.

Mientras el pelirrojo caminaba con una sonrisa alegre y el rubio eléctrico intentaba esconder un sonrojo, el cenizo, aunque su expresión reflejaba seriedad, estaba pensando en las mil y un formas de degollar a la persona que tenía su celular. Bien, quizá a él pudo habérsele caído mientras caminaba pero ese tipo no tenía ningún derecho de levantarlo del suelo, ni él ni nadie tenía porque levantarlo, ahora se sentía demasiado enojado, se podría decir que nunca había llegado a tal nivel de enojo en donde su mente se quedaba en blanco con sólo ganar se asesinar a esa persona, y todo esto se debía a un celular perdido.

PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora