Perdidos

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Estuvo mirando algunas fotos, la mayoría eran enviadas por WhatsApp. El chico se veía rudo, pero esos ojos escarlata eran muy llamativos, aunque... Con qué cara podría decir que esos ojos eran raros y diferentes.

Aún así le resultaban curiosos y atrayentes, daba por hecho que seguro era muy cotizado por las chicas, para ser hombre tenía que aceptar que el chico se veía bien, a menos que todas estas fotos tengan una alta dosis de filtro, lo cual dudaba ya que también se le notaban imperfecciones, además de que podría decirse que era casi de su misma edad, unos 17 o 18 talves.

Volvió al menú después de solo ver esas pocas fotos, las demás eran de equipos deportivos o algunos memes. No era una costumbre suya husmear las cosas de otras personas, pero el que el celular no esté bloqueado con alguna contraseña y el que esté en esa oficina aburrido esperando a que lleguen los inversionistas, no le había dejado otra opción que distraerse con ese celular.

Si bien él había visto a la distancia en el momento en el que se le cayó al rubio, no se apresuró si quiera a gritarle o pasarle la voz, tampoco tenía pensado agacharse a recogerlo pero su moral pudo más que él, eso y también porque él pasaba justo por el mismo lugar, si alguien más lo encontraba podría quedarselo así que se lo llevó consigo.

No pensó que después de una hora cuando estaba conversando seriamente con su padre esté sonará interrumpiendo con el nombre de "Pikachu 🐀" en la pantalla.

Contestó ya que su viejo le había autorizado que lo hiciera ya que ese Rock que sonaba como timbre de llamada era muy ruidoso como para ignorarlo. Aunque se arrepintió al instante ya que el grito que venía del otro lado de la línea le dejó un dolor en el oído y enojado colgó el aparato. Pero no fue suficiente puesto que el celular volvió a sonar un par de veces más molestando a Enji Todoroki.

Esta vez intercambió unas cuantas palabras más con el dueño del celular antes de volver a colgar y apagarlo.

***

Cuando llegó a su departamento después de la reunión a la que fue obligado a asistir, cortesía de su padre, se desajusto la corbata y se quitó el sacó para ir directo a su cama, aún tenía tarea de la universidad que hacer pero ya tendría tiempo después.

Revisó su celular por si su mamá le habían enviado un mensaje tal vez, con desilusión volvió a bloquear su móvil, pues aunque tenía un mensaje de algunos amigos de la universidad el único mensaje o llamada que esperaba con ansias era el de su madre.

Tiró su celular a un lado de esa espaciosa cama y se acomodó un poco más para dormir, aún eran las 6 de la tarde y tampoco se había quitado el traje pero estaba realmente agotado como para volver a levantarse, tratando de encontrar una posición cómoda sintió un molesto objeto en su bolsillo, sin más lo sacó encontrándose con ese celular plateado.

Un poco indeciso lo encendió de nuevo.

Grave equivocación.

"2 llamadas perdidas de La bruja"
"Mensaje de La bruja"
"27 llamadas perdidas de Pikachu 🐀"
"3 mensajes de Pelopincho"
"9 mensajes de Pikachu 🐀"

El celular vibraba por un par de notificaciones de Instagram, decidió ignorar los mensajes y llamadas, quería descansar al menos un par de horas por lo que silencio el celular sin culpa alguna, no tenía ganas de responderle al dueño de ese aparato que parecía ser bastante dramático y agresivo. Algo dentro de él presintió que se avecinaban cosas nuevas, no distinguía si para bien o para mal, pero sabía que todo se debería a un celular perdido.