El metal se siente frío y cortante sobre mi piel, dulce e hipnótico, la sangre brilla candente cuando golpea contra el suelo. Las gotas saladas que resbalan de mis ojos no tienen sentido, se mezclan con el líquido rojizo que va extendiéndose en el suelo de madera. Oigo las voces procedentes del televisor y entre ese ruido sin razón una melódica, me llamas, me hablas, me dices cuanto me quieres. Mentiras y más mentiras. Todo tú está hecho de falsedades. Falsedades que he amado con todo mi ser. Pero no estás aquí, son solo sonidos que mi mente recrea por diversión, aun cuando estoy sobre la cuerda floja entre la vida y la atrapante muerte mi cerebro se atreve a bromear. En la pantalla todo se vuelve blanco, en medio tus ojos aparecen, me miran, me traspasan y me juzgan. Se siente húmedo, pringoso y doloroso. Mis mejillas, mis muñecas y mi corazón. Odio tener esta sonrisa, odio tener estos ojos, odio tener esta voz, porque todo eso lo has amado tú, y yo he amado cuanto has amado lo que más desprecio de mí mismo. No quiero llorar, sé el motivo y eso no me deja irme tranquilo, sólo quiero hundirme en un charco de sangre, teñirme de olvido y deshacerme entre lágrimas manchadas. La habitación cada vez está más fría, mi respiración se condensa, mis sentimientos se congelan, pero mi mente no se aburre de hacerme sufrir. Me recuerda como ridículamente nos conocimos, chocando contigo y tirando todos tus libros. Cómo nuestras manos se posaron una sobre la otra en el mismo libro de literatura. Cómo nuestras miradas se entrelazaron. Cómo tu voz me ató permanentemente a ti, y desde entonces mi sonrisa no se borró. Fue difícil decirte adiós, fue más difícil reconocerme abandonado, y cuando por fin estabas lejos de mis recuerdos vuelves a dejar caerte por aquí. Con tu redonda carita y tus preciosos ojos cautivantes, y saludándome como si fuéramos los mejores amigos. Todo mi ser se tiñó de azul hielo al escuchar pronunciar aquel nombre. Y se acercó feliz, entrelazando sus manos con las tuyas. Fue ahí cuando lo oí, el crujir de algo, el de mi corazón. Me mantuve vivo con la mentira de que si eras feliz yo también, pero me miraba en el espejo y no me reconocía, pero siempre había alguien detrás de mí, mirándome, sonriéndome, con los ojos cariñosos. Estabas a mi lado, como siempre había soñado, y posaba mis dedos en ti, resbalando poco a poco, estabas frio y liso, irreal. Puedo recordar cómo me pasaba los días delante del inodoro, vomitando mis entrañas, dejando de pensar. Y cuando me levantaba llamaban a la puerta. Temblé. Dejé de lado la cordura. Te abracé. ¿Por qué? Porque me necesitabas, y no dudé en ser tu hombro donde llorar, aun siendo eso más doloroso para mí. Sí, soy un masoquista que sobrevive con tu amor. Y nos hicimos novios, las mentiras volaron, los pensamientos no fluyeron. Y después de vivir sonriendo durante tanto tiempo te abandoné. Él estaba otra vez ahí, rogando por tu amor. Definitivamente estabas mejor con él. Definitivamente me estoy secando. Y con un último suspiro el timbre suena. Y te escucho tan cerca. Y te siento tan caliente. Pero esto sólo es producto de mi mente. Yo simplemente estoy...
-Jongdae... Abre los ojos... bebé...
Muerto.
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Suicidios amorosos
FanficBaekYeol: Hasta el fondo del mar. HunHan: Con un sólo nombre, recuerdos. ChenMin: Frío en una habitación caliente. KaiSoo: Colgando de una cuerda que sabe a ti.