C A P Í T U L O U N O

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Emergió del sueño con la frente perlada en sudor, suspiro con alivió la ver que seguía en su cama, en la seguridad que su desolado hogar le brindaba

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Emergió del sueño con la frente perlada en sudor, suspiro con alivió la ver que seguía en su cama, en la seguridad que su desolado hogar le brindaba. Bufo, una vez más el muchacho había soñado algo de lo que no podía recordar, pero el hormiguero en su piel seguía; el no poder recordar que le había estado atormentado solo colmaba aún más  poca paciencia. El can postrado a sus pies pareció haber reconocido su ansiedad y con ladridos comenzó una mañana de lametazos a la cara de su amo.

—¡Vale, vale muchacho. Estoy bien! —rió y alejó al peludo perro de pelaje oscuro. Este ladro y meneó su pequeña cola esponjosa. —¿Qué hora es? —Preguntó consciente de que su perro no le contestaría, sonrió y con una caricia a la peluda cabeza entró al baño siguiendo su rutina diaria. El can acostumbrado a esta se sentó frente a la puerta esperando al pálido para que al salir este le diera su comida.

Cuando por fin salió un rayo de luz entraba ansioso por la ventana, Holly, su cachorro ladro y con una naciente sonrisa le siguió fuera de la habitación. Necesitaba un respiro de toda la locura que era la vida que desgraciadamente le había tocado vivir.
        

—Tremenda porquería. —Gruño. No había nada en la despensa, tendría que escribir a la próxima en una nota y pegarla en el frigorífico aunque dudaba que lograr prestar atención, siempre a sido un hombre distraído. Si su cabeza no estuviera pegada a su cuerpo él mismo creería que ya la habría perdido.    —Tendrás que esperar muchacho. —Terminó suspirando. —Vamos por algo de comida afuera, gracias a quien sea por que hoy es domingo. —Rió. Jamás a sido un hombre de creencia por lo que decir «Dios, Satán, Buda… », sólo lograría que soltará una carcajada junto a algún comentario sarcástico.

        
Con un suspiró colocó la correa a su can y ambos salieron de el departamentos al que se le podría llamar «Hogar», si su madre le viera ahora le diría alguna de sus típicas frases. «Debiste esforzarte más», y su padre sólo buscaría rebajarlo. «Eres un vago, una deshonra para el apellido Min». YoonGi creía solemnemente que ese hombre tenía una obsesión con su apellido.
        

Claro que jamás lo diría frente a él, suficiente había sido cuando lo hecho de aquello a lo que ellos llaman hogar, aunque para él era más una prisión.
        

Siempre bajo el peso de su estúpido apellido. Sí es un Min, él Min que no estudió como administrar una empresa, él Min que ama la música, él Min al que le gusta la fiesta, él Min que no juzga agujeros siempre y cuando pueda meter su gorda verga. Sí él era orgullosamente la deshonra de su familia. «¿Por que no puedes ser más como JiYong?», fueron las últimas palabras de su padre, sí así se le podía decir, antes de echarle a la calle.

        
Aquí es donde agradece tener amigos buenos que no dudaron en ayudarlo. ¡Joder! Él estaba agradecido pues cuando llegó empapado a la puerta de su amigo NamJoon este ni siquiera pensó en que mojaría la alfombra cuando lo hizo entrar, le prestó ropa y un cuarto hasta que tuvo dinero suficiente para rentar un departamento.
        

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2018 ⏰

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