Blue Jay Way

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There's a fog upon L.A.
And my friends have lost their way
We'll be over soon they said
Now they've lost themselves instead.

Para la tecnología de Anthony Stark, prolongar su vida tanto como fuese posible era una tarea sencilla. Su cuerpo aún era el templo maravilloso que su marido, el Hechicero Supremo, gustaba de adorar cuando y donde fuese posible.

Pero, aunque podía evitar que su cuerpo envejeciera, su mente aún era capaz de resentir el paso de los años.

Con éstos, el cansancio se hacía más notorio. Su mirada se perdía con más frecuencia en la niebla que abundaba a las afueras de su hogar mientras se preguntaba a sí mismo sobre las rutas que esperaban después de la vida y si estaba preparado para seguirlas.

A sus 130 años era una pregunta natural.

A su lado, la muerte se volvía más bien una opción; tenía la capacidad de prolongar la estancia de cualquiera en el mundo que tantas veces se había encargado de proteger. Pero todos los que se habían ido gozaron plenamente de su libre albedrío y, decididos en que ya habían dado y recibido suficiente, se retiraban de la existencia con la frente en alto.

En eso pensaba cuando se le perdía la mirada en la neblina, en los amigos que lo habían abandonado a voluntad y los que no estaban dispuestos a marcharse aún.

Cada tarde libre se iba en esos pensamientos, cada vez más tiempo y, claramente, a su marido le preocupaba de sobremanera encontrarlo contemplando a la nada.

Una de aquellas tardes de clima tan sombrío, Stephen Strange se acercó al amor de su vida por la espalda, tomó su cadera con suavidad y acercose el rostro a su cuello besándole. Habló con suavidad

-¿En qué piensas?

La fragancia que emanaba del maravilloso individuo a sus espaldas provocaba que la pregunta perdiera de completo sentido pues la respuesta se reducía a un simple "nada", en sus brazos no había más que pensar.

Las complejidades sobre la vida, su curso y desenlace se volvían insignificantes, inecesarios. No había razones para contemplar aquellas trivialidades si en sus brazos todo iba a estar bien.

Sabía que, eventualmente, el peso del cansancio iba a superar la maravillosa sensación de estar a su lado.
Debía comenzar a aceptar que no era más que un mortal y que no gozaba de las ventajas de las artes místicas como el hombre a sus espaldas.

Poco a poco, la idea de rendirse a los brazos de la última dama y seguir cualquiera que fuese el siguiente destino le escandalizaba menos.

Conservar su cuerpo con la juventud con que conoció a su alma gemela le permitía seguir como héroe y, aunque la mayoría de sus batallas las peleaban juntos, había algunas que involucraban artes oscuras para las que él no estaba calificado.

Hacía algunos meses atrás en que, en acuerdo con su esposo, había decidido que dejaría a su cuerpo seguir su curso natural. Aunque no era visible, en el interior los procesos naturales se detenían lentamente.
El cansancio al fin había superado a cualquier otro placer y, el Hechicero Supremo, accedió a perder lo que mas amaba por el bienestar de eso mismo.

Seguía luciendo radiante una de aquellas tardes de neblina en que se había perdido una vez más.

Stephen apareció frente a él con la sonrisa triste, Tony respondió con una mueca de la misma naturaleza y unieron sus labios con dulzura recuperando toda la vivacidad que faltaba en sus cuerpos.
Aquel era un fenómeno único, uno que Strange iba a extrañar con todo su ser.

-Debo irme- agregó el más alto sobre sus labios -Regresaré a tiempo.

-Lo sé

Please don't be long please don't to be very long
Please don't be long or I may be asleep
Now it's past my bed I know
And I'd really like to go 
Soon will be the break of day
Sitting here in Blue Jay Way

Pasaron más de una par de días y Anthony Stark ya reposaba en cama. Su aparencia no revelaba en absoluto la naturaleza de su condición pero se acercaba lentamente al final de sus días.

-Por favor, no tardes. Por favor, no tardes mucho

Repetía varias veces al día con los ojos cerrados y la imagen de su otra mitad tatuada en los párpados

-Por favor, no tardes o podría ya estar dormido.

Las preocupaciones que lo atormentaban en su lecho eran distintas entre ellas pero de semejante naturaleza.

Please don't be long, please don't you be very long
Please don't be long or I may be asleep.
Please don't be long, please don't you be very long

Podría ser que al regreso del hechicero Tony no abriera los ojos más.

Un dolor evidente de no volver a verlo antes de partir le torturaba, pero aquel malestar no era tan horrible como el de pensar que habría llegado demasiado tarde y la impotencia que iba a sentir cuando no correspondiera al beso que estaba seguro recibiría a su llegada.

Please don't be long
Please don't be long please don't to be very long
Please don't be long

O pudiera suceder que el hombre al que le entregó su existencia no volviera jamás y abandonaran el plano terrenal juntos, a una distancia tortuosa y terriblemente grande.

No, ese no era un escenario posible.

Please don't be long please don't to be very long
Please don't be long

Eventualmente las chispas naranjas y la dulce fragancia de Stephen le obligaron a desechar todos y cada uno de los pensamientos que le estrujaban el corazón.

Cerró los ojos con las lágrimas ya corriendo por sus mejillas. Tan pronto el hechicero pisó la habitación tuvo la seguridad de que nada ni nadie de la dimensión oscura volvería a perturbar nunca la paz de la Tierra.
También, que aquel era tan humano como él y que gozaba y ejercía el libre albedrio

El hombre que se incorporaba a la escena gemía con fuerza, se le dificultaba respirar y su fragancia se mezclaba con el particular olor metálico de la sangre. Por ello es que Tony cerraba los ojos con fuerza pero extendía los brazos abiertos.

Stephen Strange se olvidó de detener la hemorragia con las manos, la presión sobre sus heridas había cumplido ya la tarea de evitar que se desangrara antes de llegar al lecho de su esposo.
Ahora las obligaciones de sus brazos consistían en fundirse en un abrazo con el que lo acompañó en pensamiento durante toda su misión.

La noche es más oscura cuando está apunto de amanecer pero, en este caso, la vida era más intensa cuando estaba a punto de extinguirse.

Como estaba escrito, Stephen se aproximó a besar a Anthony;
Ahí la vida alcanzó su máximo, ninguno de los dos sentía que el final estuviera cerca, más bien, se sentía como el comienzo.

El moreno abrió los ojos para perderse en el oceano azul que guardaban los ojos de Strange, el mismo donde naufragó tantos años atrás con nada más que fe y esperazas.

Sonrió y fue correspondido, nada más fue necesario.

El pelinegro cerró los ojos y hundió el rostro en su cuello aún sin poder respirar con normalidad. El hombre de hierro cerró los ojos afianzando el abrazo para que el otro no cayera al piso. El débil latir de sus corazones se sincronizó y sus respiraciones se tranquilozaron conforme el abrazador sueño se apoderaba de sus cuerpos y, tras tan sólo unos segundos de absoluta paz, ambos durmieron con la profundidad que sólo duermen los que ya se han ido.

Songfics IronstrangeWhere stories live. Discover now