Capítulo XIX - Venganza. (Primera parte)

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La mañana llegó, y Ofelia, quien estaba despierta desde temprano, andaba inquieta, en el buen sentido.

Estaba pensando en la manera más adecuada de dar su regalo a Myriam, no era cualquier cosa, significaba mucho para ella.

Myriam aún dormía, al igual que Eva y María Fernanda. Ofelia decidió preparar el desayuno para todas, y llevarlo a la cama de Myriam.

Ella estaba completamente rendida, boca abajo en la cama. Ofelia puso la mesita del desayuno cerca de ella, había preparado unos sándwiches, café y jugo de naranja. Dejó una caja de regalo junto al desayuno. Se montó sobre Myriam, comenzó a besar su espalda con ternura, y, apenas sintió que despertaba, salió de la habitación.

Myriam se despertó algo desconcertada, buscando a Ofelia. Retiró algunos mechones de cabello de su rostro y, cuando vio el desayuno, terminó de espabilar.

Ofelia espiaba tras la puerta, vio que Myriam exploraba lo que había dejado para ella.

Myriam dio un sorbo a su café, y tomó en sus manos la caja de regalo. Se sentó para poder examinarla mejor. Al abrirla, había otra caja adentro, un sobre y una nota. Dejó todo y leyó la nota.

"Espero que lo que estás recibiendo en este momento de mí, pueda compensar una parte de lo que me das, que te ayude a entender lo que significas para mí, y lo que quiero junto a ti. Quédate a mi lado y te daré todo mi amor, mi lealtad, mi vida... solo a ti.

PD: no se aceptan devoluciones.

O.D.M.".

Un par de lágrimas escaparon de los ojos de Myriam, quien a la vez sonrió por lo dulce que estaba siendo Ofelia. Tomó la otra caja, y se dividió en dos más, una pequeña y otra rectangular. La rectangular era un teléfono, venía con una nota.

"Necesito llamarte cada vez, necesito escucharte, leerte, coquetearte, y localizarte cuando te me pierdas en el súper.".

Myriam soltó una carcajada, encendió el teléfono, echó un vistazo, y ya tenía el número de Ofelia registrado, con una foto de ella en la cual se veía muy hermosa. Myriam suspiró. Siguió bebiendo su café mientras escudriñaba la caja pequeña. Cuando la abrió, era una alianza de oro. En la cara interna, tenía talladas las fechas en las cuales Myriam salvó a Ofelia, las iniciales de ambas entrelazadas y el texto "Ti appartengo".

Myriam se lo colocó de inmediato, calzaba perfecto en su dedo anular. Ofelia la miraba y no podía contener el llanto; quería correr a abrazarla, pero arruinaría la sorpresa.

El mejor momento llegó cuando Myriam tomó el sobre en sus manos, Tenía escrita la frase: "No digas que no".

Cuando lo abrió, eran boletos de avión, con destino a Florencia, Toscana. Adentro, había una nota más.

"Permite que cumpla mi promesa. Te espero en el jardín para saber la respuesta. Come primero.".

Myriam se quedó pensativa, ella quería resolver los pendientes con Alejandra, quien aún estaba a sus anchas por la vida, pero, era imposible resistirse a tan hermoso gesto de una mujer que estaba dando todo de sí por ella.

Myriam terminó su desayuno, y se levantó para entrar a la ducha.

Ofelia corrió escaleras abajo, Eva y María Fernanda ya estaban despiertas y preparadas, tomaban el desayuno en el jardín.

—¿Y esas carreras? ¿Juegan al escondite? —preguntó Eva.
—No, estaba husmeando a Myriam, ayer no le di su obsequio y tuve que dejárselo junto al desayuno.
—¿Por qué no lo abriste con ella?
—No quería perderme sus reacciones. —Ofelia daba vueltas a una alianza que hasta el día anterior, no estaba en su dedo.
—Eso no lo tenías ayer. —dijo Eva.
—Perspicaz, como siempre. Me lo puse esta mañana, ella tiene el otro puesto en este momento.
—¿Qué harán ahora? Decir algo como "Poderes de los gemelos fantásticos, ¡actívense!" ¿o algo así? —Eva soltó una carcajada que contagió a Ofelia y a María Fernanda.
—Estás graciosita hoy. —Ofelia reía.
—Ese es un efecto secundario de los dulces de ayer, siempre se pone así después de un bajón. —decía María Fernanda.

Mi vida después de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora