Capitulo 3

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  -¿Qué es? –preguntó Mia entre molesta y ansiosa. Su hermano sabía lo mucho que le gustaban las sorpresas, pero también sabía lo mala que se ponía cuando no se la daban o la dejaban con la intriga.

-Ten –puso una caja en sus manos-, creo que te gustará saberlo por ti misma -Mia abrió las tapas de la caja y metió la mano dentro de la misma, para sacar un pequeño aparato del tamaño del laberinto de su oreja.

-¿Qué es esto? –preguntó mientras lo daba vuelta entre sus manos.

-¿Recuerdas ese aparato que se te averió hace unos meses? –Su hermana asintió-, bueno, estuvimos averiguando en varios lugares y lo conseguimos –dijo Joe orgulloso-, supongo que te sentirás más cómoda con esto, pero por si acaso también retiramos el braille del taller y te compramos uno de repuesto. Claro que si no lo quieres puedes... -Joe se había puesto nervioso al pensar en la segunda opción, que su hermana rechazaría el pequeño aparato porque pensaría que él y Damen estaban sintiendo lástima por ella. En cambio la chica sonrió ampliamente, una sonrisa que sus hermanos no habían visto en mucho tiempo, una sonrisa sincera; se abrazó a Joe y antes de separarse le dio un sonoro beso en la mejilla.

-Son los mejores hermanos que alguien pueda tener.

Buscó la forma correcta y lo colocó detrás de su oreja enganchado a la misma por un fino y transparente material. Luego se puso de pie y al hacerlo, el pequeño aparato tapado por unos mechones de cabello produjo un agudo sonido solo audible para Mia y ella lanzó una risita-. Es como una campanita –se dijo a sí misma en voz baja.

Dio un paso y el aparato hizo lo mismo, cuando estuvo cerca de tropezar con la pata de la pequeña mesa, Joe se puso de pie para atraparla, pero la' campanita' -como ella la había llamado- comenzó a producir varios sonidos agudos y Mia se detuvo.

-¿Lo rompí? –preguntó preocupada.

-No, no –la tranquilizó Damen-, hace ese sonido cuando detecta un objeto con el que puedas golpearte o tropezar –explicó. Ella asintió.

-Es mejor que el anterior... -caminó unos minutos más, y cuando escuchó que Danielle había llegado supo que era hora de ir a visitar a los nuevos vecinos. Poniendo a prueba su nuevo 'juguete', Mia se aventuró a caminar unos pasos más adelante que los demás y cuando llegó a la acera se detuvo-. ¿Es en la casa de al lado o en frente?

-Es enfrente –comunicó Danielle. Mia se detuvo en el cordón que separaba la acera de la calle y prestó atención a algún sonido de un auto acercándose, cuando estuvo segura que la calle estaba despejada cruzó en línea recta hasta la otra acera. Esperó a que sus hermanos se unieran a ella y juntos caminaron hasta la puerta de la casa de los nuevos vecinos. Tocaron la puerta y segundos después una mujer de poca estatura, de cabello lacio , ojos pequeños y vestida con un sencillo vestido estampado abrió la puerta.

-¡Hola! –Saludó en tono alegre, al menos en lo que concernía a Mia -, soy Melissa Gisoni

-Somos la famila Armistead –dijo Damen generalizando-, hablé con usted esta mañana.

-Si, como olvidarte, así que por favor pasen, no quiero dejarlos esperando.

-Gracias –respondieron todos. Cruzaron la puerta y se encontraron con un amplio living, decorado a la perfección y combinando todos los colores.

-Pónganse cómodos, mi hijo no tarda en bajar –segundos antes de acomodarse, un chico bajo por las escaleras-. ¡Oh! Aquí estas, ellos son la familia Mia; el es mi hijo –lo señaló. Cuando Justin observó a los invitados mientras bajaba las escaleras, se percató de un rostro que ya conocía; sonrió en su fuero interno.

-Un gusto –dijo el chico. Mia, distinguió su voz

-Hola, mucho gusto, soy Damen, y ella es mi novia Danielle –se presentó el mayor extendiéndole la mano a los dos chicos.

-Soy Joe, y ella es mi novia Sioban –los saludó igual que su hermano.

-Mia, un gusto –ella simplemente levantó la mano.

-¿Cómo estás Mia? –preguntó Justin.

-Bien, gracias, ¿y tú? –respondió ella con una media sonrisa.

-No me quejo.

-¿Ya se conocían? –Preguntó Joe un tanto celoso al ver la sonrisa sincera de su hermana.

-Algo así –dijo Mia, y cuando recordó que le había contado el nuevo alumno a Joe su cerebro calculador comenzó a enviar información-. Somos aficionados a la música, tocamos juntos un par de veces.

-Ah, ya veo... -dijo Joe no muy convencido, pero hacía mucho se había rendido en dudar o contradecir a su hermana, más precisamente desde el accidente en el que perdió la vista.

-Y bueno, ya que estamos todos, queríamos darles la bienvenida al vecindario –dijo Joe-, espero que sea de su agrado y que nos llevemos bien.

-Opino lo mismo Joe.

Quedaron hablando en el living unos minutos hasta que Pattie llamó a todos al comedor. En la mesa estaban servidos varios tazones con diferentes tipos de ensalada y varias fuentes con carnes rojas y blancas, como siempre, Melissa se sentó junto a Joe; éste le sirvió una presa de pollo perfectamente dorada –tal como le gustaba a su hermana- y un poco de ensalada rusa sin la zanahoria. Pattie se sorprendió al ver como Joe le servía a su hermana como si fuera una niña, pero no dijeron nada; el único que lo entendía era Justin

Durante la cena los únicos callados fueron Justin y Mia, todos los demás tenían cosas en común para charlar, pero los dos jóvenes se encontraban cada uno ensimismados en sus pensamientos. Mia pensaba en cuanto tiempo más tendrían que quedarse, la situación le parecía incómoda y el sueño casi la estaba venciendo. Por su parte, Justin pensaba en lo preciosa que estaba Mia con la pollera corta de jean que dejaban ver unas hermosas y torneadas piernas, pero luego sus pensamientos cambiaron de rumbo...

-Debe de estar pasándola mal...Es una suerte que no pueda ver, a mamá metio la pata al verla de esa forma; espero que sus hermanos no lo hayan notado. Y Joe...al parecer es el hermano sobre protector, no me miró nada bien cuando hablamos en el living...

Cuando Mia giró su cabeza hacia su izquierda para prestar más atención a Joe –por más que no pudiera verlo-, la pequeña 'campanita' se cayó de su lugar. Joe ayudó a ponérsela para que no ocurriera lo mismo, Melissa, como siempre de observadora se dio cuenta de la ceguera de Mia ; inmediatamente se sintió culpable por haber pensado lo equivocado.  

Te sientoWhere stories live. Discover now