513 días
21 horas
59 minutos
y 20 segundos amándote.
Y es aquí, en el segundo 21 en el que he decidido que he tenido suficiente.
No puedo parar el tiempo, pero puedo dejar de usarlo para sufrir.
En este momento he decidido aceptar ante el mundo que ya no eres mía.
No te cansaste de repetírmelo, que ya no me pertenecías.
Y ahora me doy cuenta de que lo único que siempre me ha pertenecido es el profundo amor que siento por ti. Tu jamás has sido mía. A ti jamás te he cuidado.
He cuidado mi amor, he cuidado tu recuerdo, he cuidado tu cuerpo. Pero ya no quiero que ninguna de estas cosas me pertenezca.
No me cansé de masturbar mis heridas, y siempre que estaban a punto de sanar, te permitía volver a hacerme daño.
Mi amante favorito últimamente ha sido el dolor.
El dolor de que me mintieras a la cara.
Y lo que más dolió fue verte destruir a la persona a la que yo amaba
a la que no mentía
a la que no me atacaba
a la que sería incapaz de levantarme la voz
a la que sería incapaz de amenazarme
a la que sería incapaz de levantarme la mano
a la que se quería quedar
con la que tenía sueños y planes
con la que podía sentirme segura y amada
Eso fue lo que me tiró.
El verte profanar todo lo que pensaba de ti, todo lo que sabía que podías llegar a ser.
Me rehuso a seguir viendo como destruyes a lo que más quiero.
Y como, tienes razón, ya no puedo hacer nada.
Haré lo único que me queda, lo único que nunca he hecho, lo único que me creía incapaz de hacer.
Te voy a dejar.
Voy a abandonar a toda esta parte de mí que aunque no lo creas, te ama.
Y me voy a asegurar de no olvidarte,
para asegurarme de nunca volver.
Mi amor, felicidades, sigue apostando.