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¿Por dónde empiezo?

A lo mejor sería apropiado empezar por como nos conocimos.

No.

Eso es muy nuestro.

¿El primer beso?

Definitivamente no me acuerdo del primer beso, pero me acuerdo del sabor pesado de doce cervezas. 

Me acuerdo también de haberlas vomitado 2 semanas después. 

Hace mucho no me embriago con cervezas. Debo admitir que soy algo floja.

Últimamente prefiero saltarme las formalidades e ir directo a los licores fuertes, que acariciando mis labios, se me suben a la cabeza y me marean desde el segundo trago. 

Nunca se distinguir cuando ya ha sido suficiente. Nunca lo he sabido. 

A veces lo presiento, pero siempre es excitante la ignorancia de no saber cuando parar.

Un minuto estoy sobria y al siguiente ya te estoy escribiendo poemas. 

A veces con tinta, y a veces solamente lloro. 

Y a veces no me acuerdo de tu nombre. 

Me gusta imaginar que cuando estoy borracha estoy conectada a ti. 

Es cómo si a través del alcohol pudiera conectar nuestros cuerpos y a través de un cable invisible con sabor a Don Julio 70 pudiera descargar todas mis emociones sobre ti. 

O borrarlas. 

Depende de la noche. 

La verdad es que nunca consigo ninguna de las dos cosas.

Ni puedo desahogarme por completo ni puedo borrar los recuerdos.

Ni uno solo.

Con alcohol no se me va a borrar el sabor de tus besos.

Consecuencias que sigo pagando por haber de-gustado tus labios por primera vez ebria.

A veces me gustaría poder husmear por el recuerdo de ti sin necesidad de tener un trago en la mano y 10 en el estómago.

Pero si a veces ebria es demasiado creo que sobria me mataría.

Ya no se que estoy buscando.

Si otro amor,

o otro trago. 

Y ante la duda, solo voy a comprar otra botella.

Después de fumarWhere stories live. Discover now