El látigo golpeaba una y otra vez mi piel, la destrozaba. Las gotas de sangre se deslizaban con lentitud por mi espalda. El ardor en las lesiones era insoportable.
¿Era esa el precio que debía pagar por amarte?
Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas, no lograba detenerlas. El dolor emocional opacaba el físico. Todo mi cuerpo temblaba y en cualquier momento me desvanecería.
¿Qué hice mal?
Mis manos estaban atadas a un pilar de madera, las sogas me lastimaban las muñecas. Luché tantas veces para liberarme, que mis muñecas estaban rotas y posiblemente mis tobillos también.
Al cerrar los ojos veía tu sonrisa, sentía tus caricias e imaginaba que estabas aquí, junto a mí, que besabas cada una de mis heridas para que el mal se disipara.
Me alegraba ser quien se encontraba en esa agonía y no tú. No podía imaginar que alguien te lastimara, prefería ser asesinado en un intento de protegerte.
"Eres abominable, asqueroso, despreciable, una vergüenza... la maldición de los Kim". Mi familia me bautizó de tan terrible manera.
Nadie tenía piedad de mí, todos compartían el mismo repudio. Ni siquiera los gritos provenientes de mi desgarrada garganta suplicante de ayuda o de un cese. Nadie me escuchaba, todos me daban la espalda.
Mi cuerpo intentó sobrellevarlo hasta desplomarse. El temor me invadió, no quería morir así, con un destino peor que el de un perro callejero.
Pero incluso, si moría en ese instante, Namjoon, no dejaría de amarte por más que quisieran evitarlo. Es más, me atrevía a decir que mi tortuosa muerte valió la pena, porque era mejor morir amándote, que vivir sin amarte.
*****
Olvidé mencionar en el prólogo que cambié el nombre de la novela y la portada (para que no se extrañen, jaja). Ya edité la descripción de la historia, el prólogo y el adelanto, así que en cuanto escriba el primer capítulo, lo subiré.
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Los secretos del príncipe // Jin
FanficA pesar de tenerlo todo en el reino, el príncipe Jin sentía un vacío colosal. Muchos querían ser él, cuando en realidad él deseaba ser cualquiera de ellos para poder volar en libertad como las aves que observaba desde su ventana y los pétalos de fl...