—¡Leo! —llamó Adara a su amigo mientras entraba en el Búnker 9.
—¡Estoy aquí! —gritó de vuelta el hijo de Hefesto.
—¿Te apetece ir a la playa a jugar?
—La verdad es que tengo planes —rascó su barbilla nervioso.
—Bueno, señor sexy Valdez —dijo Adara acercándose a la mesa de trabajo en la que el castaño se hallaba trabajando—. ¿Cuáles son esos misteriosos planes que te impiden disfrutar un maravilloso día de playa con tu mejor amiga?
—Puede que tenga una cita —confesó.
Adara puede jurar que vio como las orejas de su amigo se volvían del color de las fresas que plantaban los hijos de Deméter.
—¡Así se hace tomatito Valdez! ¿Quién es la pobre desafortunada? —dijo mientras reía.
—¡Oye! —exclamó él—. Puede que cierta hija de Hades.
—¿De Hades, dices? ¿Vas a salir con Sam?
—¿Por qué? ¿Acaso la conoces?
—Desde hace poco si —asintió ella con la cabeza.
—¿A que es increíble? Sigo sin creerme que aceptara salir conmigo... —suspiró de forma atontada.
—Que bonito es el amor —dijo ella en tono soñador.
—Creo ella podría ser la definitiva.
—Después de lo de Calipso —dijo Adara negando con la cabeza—. Estoy orgullosa de ti.
—Has sido un excelente paño de lágrimas Ada —dijo mientras la abrazaba—. Gracias por haber estado.
—Siempre —prometió ella en un susurro.
Adara salió del Búnker 9 algo decepcionada por no poder pasar tiempo con su mejor amigo, pero a la vez feliz. Su amigo llevaba un par de meses muy deprimentes después de su ruptura con la hija del titán Atlas.
—¡Travis, Connor! —los llamó entrando a la cabaña de Hermes—. ¿Os hace un día de playa? —preguntó a los hermanos postizos que jugaban a una especie de videojuego en la PlayStation.
—¡El último en llegar es percebe podrido! —gritó Connor soltando el mando y empezando a correr hacia la puerta.
—¡Eso nunca!
Adara soltó una carcajada y echó a correr para alcanzarlos. En ningún momento cesó su risa mientras perseguía a los hijos del mensajero del Olimpo.
Los demás campistas los veían con una sonrisa, sin duda Ada Sheridan traía la alegría de ese campamento.
—¡Vamos Sunshine! ¡O llegarás la última! —gritó Connor desde la playa.
Cuando la arena le llegó a las zapatillas Adara se las quitó corriendo. Se quitó la camisa quedándose en short y un biquini azul. Antes incluso de que Connor y a Travis pudieran darse cuenta, la rubia ya se hallaba nadando en dirección a los salientes de rocas, donde normalmente jugaban los tres.
—¿Quién es ahora el percebe podrido? —les gritó a ambos subiéndose a una de las rocas.
La mañana pasó entre risas y bromas, como siempre. Salieron del agua cuando empezaron a parecer pasas semidivinas. Los tres se cambiaron a una velocidad impresionante. Sobretodo la rubia, no podía permitirse perderse una comida.
—¿Y esas prisas pequeña Sunshine? —le preguntó Jason pasando al lado de la abarrotada mesa de Hermes donde ella se sentaba.
—Hoy tengo que llamar a mi hermana —dijo con prisa—. Llevamos dos días sin hablar y ya la echo de menos.
YOU ARE READING
little sunshine | n. di angelo
FanfictionSu calida sonrisa les dio esperanza, confianza, fuerza. Era la luz que andaban buscando. Ella quería tener algo para recordar. Él quizás quería un Happy meal. (Nico Di Angelo fan-fiction)