Love Maze || Vmin.

•|| 01 ||•

Hoy era el día oficial en el que el cumpleaños de aquel fuerte Omega, tendría sus 20 años.

El lugar en donde se estaba llevando a cabo, era en la casa de JiMin, se encontraba éste último junto con YoonGi. Limpiando y ordenando todo para la fiesta que habría en la noche.

Todo iba bien, eso creía el pequeño Omega, hasta que por un momento se detuvo, rato después el Peli-Menta también comenzando a olfatear el lugar por todos lados. Sin dejar de observar ni por un segundo al rubio, este comenzó a asustarse levemente y a acalorarse de sobre manera, puesto que su celo llego un poco antes. Y aunque no le era irrelevante ya que nunca atinaba, el problema era YoonGi, él es un Alfa.

— H-Hyung... L-Lo siento...—Dijo antes de caer sentado al suelo, subió su mirada hacia el mayor.— M-Mi inhibidor... E-Está en mi habitación, en mi armario.

La parte humana de YoonGi estaba intentando ser fuerte e insistía en qué no se atrevería a tocar ni un pelo a JiMin, pero su instinto animal le contradecía. Su aroma dulce, ese de Frutillas lo estaba volviendo loco, lo comenzaba a desesperar.

Porque por muy mejores amigos que fueran, la imagen de JiMin no dejaba de ser provocativa en especial para su alfa, quién estaba enamorado del pequeño. No dejaba de observarlo, ahí en el suelo tratando de no tocarse ni sacarse sus prendas, totalmente rojo y con una capa de sudor que le envuelve su delicada piel.

— ¡H-Hyung! ¡Mi inhibidor!

El Alfa pudo recobrar de nuevo el sentido, se golpeo mentalmente repetitivas veces por imaginarse hacer tales cosas con su mejor amigo de toda la vida, corrió hacia dónde él le había indicado quedando frente al armario buscando aquella medicina la cuál al encontrarla, con rapidez volvió hacia el Omega y tocando con delicadeza su brazo, tomo la inyección correctamente, colocandoselo.

Con el pasar de los minutos, vió como JiMin de a poco, dejaba de emanar aquel aroma y se regulaba.

— Ah... Minnie, eres muy considerado de tener en alfa que te cuida mucho ¿No lo crees? Soy el mejor.

El menor frunció el ceño, a punto de reclamarle pero éste fue más rápido.

— ¡Eh! ¡No digas nada Minnie! Antes que me reclames, debes entender que eres muy hermoso y tu olor es bastante atrayente que ni yo me puedo resistir a tu omega. Tsk, debiste alegrarte y agradecerme con que alcance a reaccionar a buscarte el inhibidor.

Dijo gruñendo al final y frunciendo el ceño, cruzó sus brazos, desviando la mirada. El menor suspiró agotado pues no tenía nada que reprochar.

— Dejemos lo que ocurrió de lado, hagamos cómo que nada sucedió... Sigamos con la preparación de Kookie.

— ¿Y cómo pretendes eso, uh? Ahora tu olor esta impregnada hasta en mi ropa.—Dijo con exageración.

—No sea así Hyung, abriré la ventana para que entre el aire... —Dijo con un puchero en sus labios mientras se dirigía a la ventana— Oh, por cierto le recomiendo que vaya al baño y vuelva a ayudarme, ya falta poco después de todo.

•||/Narra YoonGi\||•

Cuando JiMin me dijo que fuese al baño, miré a lo que se refería. Dios que vergüenza, ¿Por qué él me provoca de tal manera? ¡Llega a ser ofensivo para el grandioso Min YoonGi! En fin, tendré devolver a la bestia al olimpo. Pero antes de ir a lo mío, una idea un poco tonta se me cruzó por la cabeza.

— Y si...

JiMin alzó la mirada, viéndome con fijadez, me coloque nervioso y cómo macho Alfa que soy, lo oculte. Solté un suspiro y prosegui, regalandole al enano una de mis mas coquetas miradas. Mamá ¿Por qué me hiciste tan bello?

— ¿Y si te haces cargo de lo que provocaste? .— Dije con sensualidad, acercándome a él aunque veía que se tensaba a cada paso que daba.

— Y-YoonGi Hyung... N-No estoy para tales juegos.

Sonreí, al ver que quedo contra la pared sin escapatoria y comenzaba a sentir cómo sus feromonas hacían presencia al lugar nuevamente. Me acerqué un poco más y lo acorrale con mis brazos.

— ¿Sabes JiMin? Creo que eres bastante hermoso, eres mi tipo, al contrario de JungKook. —Acaricie su mejilla con suavidad, viendo cómo estas se teñian de rosado.— Oh pequeño... No sabes lo que podría hacerle a un Omega tan inocente e inofensivo cómo tú.

Deslicé mi dedo hacia el cuello desnudo de JiMin, acariciándolo cerca del hombro, justo dónde debe ir una mordida sonreí victorioso al ver como caía a mis encantos. Me acerqué un poco más viendo al rubio, apenas rozamos nuestras narices el cerró sus ojos. Con mi otra mano tomé la mejilla de JiMin.

— ¡Diablos JiMin! ¿De verdad crees que te haré algo?

Él abrió sus ojos rápidamente y se avergonzó, sonreí con dulzura de esas que sólo él y Kook pueden ver, di media vuelta a su rostro estampando un beso en su mejilla.

— Lo siento cachorro, pero no me atrevo a tocarte de más, sin un amor en concreto que nos una a ambos. Pero... Ahora si quieres no hay problema tampoco.

Me separé de él y lo examiné, estaba débil por sus feromonas dispersadas en toda la sala, a lo que, caminé abriendo las ventanas. Luego volví a verlo.

— JiMinnie, puedes terminar tú, yo sé que puedes después de todo es poco lo que nos falta.— Me levanté de hombros restando importancia.— Volveré más tarde con JungKook, bañate y si puedes... Ve a comprar uno de esos collares para que ningún Alfa desesperado te muerda... También asegúrate de tomar tus supresores porque tu aroma es tan delicioso que volverías loco a cualquiera, ya sabes. ¡Nos vemos!

— Está bien Hyung... Cualquier cosa peligrosa o algo iré a su casa, no queda lejos de la mía.— Me sonrió de esa forma angelical que él tenía y yo se la devolví.

Salí de la casa de JiMin al despedirme y comencé a caminar hacia la mía ya que queda sólo a dos cuadras más.

La verdad, tengo mucho miedo de esta fiesta. Por ambos chicos, que son mis dos omegas más preciados.

Digamos que la casa de JiMin no es tan pequeña cómo piensan, de hecho, es una bastante amplia y alta con muchas habitaciones, pero tampoco es cómo una mansión.

Cabe destacar que Kookie invitó a la mayoría de la manada de por aqui cerca, más sus amigos que hace quien sabe dónde.

No quiero ni imaginarme el puterio que se armará.

°•Eres muy especial e importante, ¿Te lo han dicho?•°