Capítulo único

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Cierto pelirrojo despertó con los primeros rayos de sol filtrándose por la ventana. Le daban como un puñetazo en la cara. Realmente era molesto, pero el mayor problema no era ese, sino los brazos que envolvían su cuerpo desnudo y le impedían levantarse a cerrar esa estúpida cortina que le privó de horas de sueño. Ya eran incontables las noches que se ha quedado a dormir en casa de Saruhiko, no era un secreto que se hallaba una relación con este estúpido pelinegro amante de los cuchillos. Después de derrotar al Rey Verde, por fin conversaron las cosas de forma civilizada, ambos dispuestos a ser sinceros y aclarar todos los problemas, incluyendo las rivalidades que se formaron entre ambos... Y luego de eso, ya se puede deducir como terminaron las cosas, al ver el desorden de sus ropas regadas por el cuarto del más alto.

¡Rayos! Cada vez que despertaba desnudo junto al Saruhiko, la vergüenza lo abrumaba, eran muy pocas la veces que se sentía capaz de soportar la mirada del pelinegro al despertar, pues recordar todas las cosas vergonzosas y subidas de tono que hacían por la noche, solo le provocaba ponerse rojo hasta las orejas y lo peor es que ese tonto megane se burlaba de él, siendo que este es principal culpable de todo. ¡Maldición! Tampoco era mucho lo que podía decir en su defensa si disfrutaba de cada maldito segundo hacía el amor con él ... Tan solo recordarlo lograba que un leve calor se formara en su cuerpo..., tal vez no sea mala idea abordarlo nada más al despertar, sería una buena forma de vengarse por la vergüenza que le hizo pasar anoche. Desechó la idea nada más tras considerarla un momento, él no era así, además que no era capaz de seducir al pelinegro, lo sabía muy bien.

- ¡Estúpido megane, despierta pronto! - masculló por lo bajo.

-Lo estoy hace bastante tiempo. -La voz de Saruhiko se deslizó suavemente por su oído, estremeciéndole con su cálido aliento. Desgraciado, seguro estaba esperando por el momento perfecto para esto, gracias a Dios se encontraba dándole la espalda, así no vería su rostro sonrojado. - ¿Porque eres tan escandaloso cuando despiertas?

- ¿Yo? Que buen chiste. ¿Quién fue él que me despertó con sus ronquidos? - eso era mentira, pero no permitiría que le molestara tan temprano por la mañana.

-Yo no ronco- refutó completamente seguro de sus palabras.

- ¿Que te hace estar tan seguro? Si quieres la próxima vez te grabo y se lo enseñó a todos en el bar. - no negaría que sería algo muy divertido de hacer, exponer ante todos alguna de las partes más vergonzosas del pelinegro, lástima que aún no encontraba su punto débil.

-Ni lo sueñes. - Seguro que este tenía el entrecejo arrugado como de costumbre.

-Ahahaha, así que no estás seguro de ti mismo. - se burló del pelinegro, eran muy pocas las veces que tenía este privilegio y las aprovechaba al máximo.

-No voy a discutir contigo, lo sabes. Eres tan idiota que puedes confundir las cosas.

-Que linda forma de tratar a tu novio. - dijo con ironía, pero ya que, hay ciertas cosas que nunca cambian. Y esta era una de ellas, ninguno era lo suficientemente dulce para demostrar su afecto.

- ¿Como debería tratar a mi novio entonces? - cuestionó a la vez que las manos de este aferraban sus caderas contra él y sus labios apresaban el lóbulo de su oreja. - Al parecer no lo hago muy bien.

-Engreído- masculló dejándose envolver por esas manos que recorrían su cuerpo. Era débil ante el tacto de Saruhiko, no podía hacer nada que entregase a sus brazos cuando esté comenzaba a acariciarle de esta forma tan seductora.

- ¿Y? ¿Crees que a mi novio le guste que le trate así? - la lengua de este recorrió la parte posterior de su cuello, robándole un pequeño gemido que ahogó entre sus labios y las manos de este no perdían el tiempo sobre su piel desnuda- Al parecer sí.

¡Maldito Megane! [SaruMisa-Oneshot]Where stories live. Discover now