Texto completo.

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Lo siento.

Recuerdo cuando te prometí quedarme junto a tí.

Cada momento sigue en mi mente. Cada risa, cada abrazo, cada... Beso.

¿Recuerdas cuando te pedí salir?

Tu respuesta sigue en mi mente.

"Sí".

Tuve que suplicarte. Sé que no querías herirme, pequeño.

Pero soy un idiota al que no le importa salir lastimado.

Quería tu felicidad, que olvidaras el dolor. Tú, la mía.

¿Quién diría que tu expresión cambiaría en un abrir y cerrar de ojos?

Te veías radiante.

Desbordabas felicidad.

Pero no tanto como ese día. Aquél martes.

Sin rastro alguno de ella. Se había ido. ¡Habías ganado! ¡Libre, eras libre, Goten!

Eramos libres...

O eso creímos.

Semanas después de la fiesta que mamá organizó, volvió.

Y esta vez, más fuerte que nunca.

Tus ojos se apagaron. Tu piel perdió el color.

Tú estabas por apagarte, amor.

Pero claro, jamás quisiste preocuparme.

Aunque debo decirte que tus sonrisas de papel eran obvias. Logré ver la tristeza refugiarse bajo tus bellos y lluviosos ojos.

Estabas... Roto.

Quería repararte.

¿Quién diría que eso te destruiría más?

Todavía me acuerdo de esa tarde.

Me hablaste de tus miedos.

Temías dejarlos. Deseabas todo menos lastimarlos.

Aún me asombro de que pensaras en lo que pasaba en las personas de tu alrededor sabiendo todo lo que pasaba en ti.

Te dije que estuvieras tranquilo.

Sabía que todos coincidiamos en algo.

Si necesitabas descansar, queríamos que lo hicieras. Lo entenderíamos.

Esa noche no me aparté de ti hasta que la seguridad me sacó a patadas.

Lo mismo ocurrió la semana entera.

Hasta... El día de mi muerte. Bueno, la tuya.

Sinceramente, perderte se sintió como fallecer.

Recuerdo haber llegado a la hora de siempre. Ingresar al lugar y preguntar por ti.

A la recepcionista casi se le cae la cara.

Sólo señaló el pasillo que conducía a tu habitación.

Tu familia, amigos, todos aquellos que te querían... estaban allí.

Llorando.

Sé que si los hubieras visto te habrías unido al llanto, y hubieras pedido perdón.

Pero no es tu culpa.

No es de nadie.

Lamento no tener ese final feliz que añorábamos.

¿Recuerdas cuando prometí quedarme junto a ti?

Estuve pensando, y....

Tal vez aún pueda cumplir la promesa.

Lo siento, mamá, papá, Bra...

Perdón a todos.

¿Sabes? De hecho si hay un culpable. La asquerosa leucemia.


Aunque lejos estés. Voy a pensar en ti. Sabiendo que algún día voy a estar ahí...

Y allí te encontraré.

Nos vemos pronto.


•°•°•°•

Los ojos de Bra se detuvieron en las palabras finales. La lluvia se deslizaba suave por sus pálidas mejillas, bajando hasta su barbilla y perdiéndose en el suelo. La puerta tras ella se abrió. Bulma entró a la que alguna vez fue la habitación de su hijo mayor. Al ver a la joven se apresuró a envolverla en sus brazos y unirse al llanto.

Cuando estuvieran medianamente calmadas, bajaron las escaleras, donde Vegeta las esperaba.

Subieron a su coche y partieron rumbo al funeral de Trunks, quien se reencontraba con su amado.

— No tuviste que hacerlo.

— Pues ya lo hice.

El menor acomodó su cabeza en el hombro contrario.

— Están tristes.

— Estarían peor si me hubiera quedado. Hubiera caído lentamente en ese abismo. Sólo hubiera retrasado mi muerte. Y eso, Goten, hubiera sido peor.

El joven Son cerró los ojos. Tal vez tenía razón.

— Ojalá existiera algún tipo de magia que lograra evitar todo esto.

— ¿Como un conjuro sanador?

— Tal vez, o algo como... ¡Esferas mágicas que concedan deseos!

El mayor río. ¿Esferas mágicas? Que tontería.

— Claro, y al juntarlas despiertas a un enorme dragón.

Goten rió. Si, definitivamente la idea era absurda. Mirándolo de reojo, murmuró con dulzura:

— Te amo, Trunks.

— Y yo a tí, pequeño. — Recibió como respuesta.

La mano del mayor acarició la cabellera oscura ajena.

— Por cierto, extrañaba tu cabello.





¿Se dieron cuenta de lo que la letra de cada capítulo forma?

mE COSTÓ UN HUEVO PEGAR CADA PARTECITA EN CADA CAPÍTULO.

Pero me gusta el resultado, ah.

bai.

Promise. [Truten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora