Cap #3 "EL DIABLO EN EL ESPEJO"

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Una buena noche de copas, entre un grupo de amigos empezaron a compartirse historias de terror, un par de ellos escuchaban asustados las escalofriantes historias que se contaban, pero la mayoría que ya llevaban un par de copas de más, aprovechaban para bromear y tratar de asustar con un grito o saltando sobre los amigos cada vez que la narración hacia un silencio.

De pronto las bromas se apagaron cuando todos pusieron atención a la historia que Pedro había empezado a narrar:
-Pedro-- En nochebuena, justamente a las 12:00.a.m. el diablo hace la inspección en la Tierra, la única en el año, así que si quieren verle tiene que ser ese mismo día a esa misma hora. Vete al baño, puesto que es un lugar más propicio para el evento, y cierra la puerta. Enciende 12 velas, preferentemente negras, apaga la luz y sitúate frente al espejo. Cuando quede poco para que sean las 12:00.a.m cierra los ojos y mantenlos así hasta que quede solo una campanada para las doce. En ese momento el Diablo se aparecerá en el espejo sólo durante unos segundos--.

Entre carcajadas y retos Jorge dijo:
-- Yo lo haré, solo necesito un testigo -- de inmediato alguien más se ofreció como testigo, ya que faltaban pocos días para la nochebuena, era 20 de Diciembre, así que pareció una buena idea.

El 24 de Diciembre, a las 11:55.p.m. todo estaba preparado, para invocar al Diablo, entró Jorge solo al baño porque el testigo se había acobardado. Se cerraron las puertas del baño, las campanadas sonaron, y el nervioso testigo esperaba afuera que alguna criatura le saltara desde las sombras propinándole un susto de muerte, pero... ¡Nada!. Tras un suspiro profundo  ya que las campanadas habían cesado llamó a la puerta, pero nadie respondió, ya había transcurrido más de un minuto y Jorge no salía, así que decidió abrir la puerta. Al abrirla todo estaba muy oscuro sólo se escuchaba una respiración ahogada y un fuerte olor azufre inundaba el lugar y el joven sintió que algo iba mal. Encendió la luz de el baño y se encontró a Jorge retorcido en el suelo con la cara desencajada del miedo, mientras se llevaba la mano al pecho. Llamó a su amigo pero no obtuvo respuestas, de puro terror había sufrido un ataque al corazón y lo único que alcanzaba a decir era: --- Lo he visto, lo he visto --.

Al llegar al hospital todo parecía estar bien, Jorge estaba perfectamente recuperado, pero solo físicamente, pues no dejaba de repetir una y otra vez que lo había visto. Días después salió del hospital pero nunca volvió a ser el mismo, se convirtió en una persona asustadiza y retraída que frecuentemente se quedaba pensativo y en silencio a mitad de una conversión.

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