Cap. 45

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El lobo se había alejado, por supuesto que no era para confiar en él. Plagg apenas se sostenía sobre sus piernas, su debilidad era ya demasiada y temía que Adrien ya lo hubiera olvidado por completo, tenía que encontrarlo antes de que así fuera. Pero también debía encontrar a Joon y protegerlo.
Reunió todas sus fuerzas y se levantó, con las piernas temblando y un dolor aun más fuerte en la cabeza, sus extremidades se sentían de alguna manera ligera, como si no estuvieran ahí.
—Vamos, Plagg... Tienes que hacerlo— se animó
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— Dámelo... Joon

Para el lobo, Joon estaba completamente controlado, obedecería con tan solo un chasquido si así lo quería, Lay lo sabia, Lay estaba seguro de que esta vez haría que Plagg volviera a donde pertenecía, al inframundo y de ahí ya no saldría, de eso él se aseguraría.

— El... Miraculous...
Lo estaba logrando. Joon le entregaría el miraculous, después haría que se olvidara de él, pero eso sería pan comido.

— Sí, dámelo —sonrió victorioso, pero justo antes de tenerlo entre sus garras, Joon sonrió.

— En tus sueños —dijo para después volver a ponerselo en el dedo.

— ¿Pero qué...?
El lobo se había quedado sorprendido, ¡Estaba bajo su poder! ¡Ya lo tenía!

— No podrás controlarme, no tengo una mente débil si eso es lo que creías —habló Joon.

— Eres un tonto. Plagg no te quiere, quieres protegerlo, pero él no ha pensado en ti ni un segundo, a él le preocupa Adrien, no tú.

— Te equivocas —. Habló Plagg por detrás.

— ¡Plagg! Exclamó Joon. Era un alivio que estuviera bien, aunque se notaba demasiado débil. Y... Tenía cola y orejas de gato, sus colmillos afilados y unas largas garras. Sus ojos brillaban intensamente como los de un gato por la noche. Y se veía endemoniadamente guapo.

— Déjalo en paz, Lay, ni Joon ni Adrien tienen la culpa del pasado, eso quedó atrás —.





—¡Adrien tienes que recordarlo! —Marinette intentaba ayudar, sacudía al rubio como si eso fuera a devolverle el recuerdo.

— ¿Recordar a quien Marinette?, No sé de que me estas hablando y tampoco sé porque tengo que recordar a alguien...

— Porque es importante Adrien, porque está en peligro y por eso tienes que recordar.

— Escucha Marinette... Él no tiene nada que ver conmigo, además, si se encuentra en peligro entonces deberías llamar a la policía... No a mí. No entiendo porque debería recordar a alguien que de casualidad me encontré en la calle... Sabes que soy muy malo en eso.

— Si te llevo con él, ¿me creerías e intentarías ayudarlo? —Marinette sonaba desesperada, sabía que un hechizo no se desvanecería tan fácil, mucho menos si ella no fue quien lo provoco. Tenia que ayudar a Plagg. Aunque en el fondo se preguntaba porqué lo hacía.

— Bien... Vamos, si tú insistes... —al final cedió.

Marinette lo tomó de la muñeca y lo arrastró hacia donde sabia había quedado Plagg.
Pero cuando llegaron...

— ¡No está!... Hay no... No... Llegue... Tarde —las lágrimas comenzaban a resbalar por la mejilla de la pelinegra, mientras Adrien quedaba aún más confundido.

— ¡Hey chicos! —Alya se acercaba a grandes pasos hacia ellos mientras en una mano sostenía su teléfono y con la otra arrastraba a un cansado Nino.

— ¿que hacen aquí? —preguntó Adrien

— Hay una pelea en la plaza... ¡Es Plagg contra otro chico!, y parece que se están peleando por el niño bonito.

"Genial" pensó Adrien, ahora resultaba que todos conocían a Plagg menos él. ¿El niño bonito?, ¿Joon?, ¿porqué se estarían peleando por Joon?... Bueno, ¿será que Plagg era su novio?, quizá por eso se están peleando. Y quizás por eso él no lo recordaba. Aunque algo en él le decía que de verdad tenia que recordarlo. ¿Donde lo había visto?

— ¡Adrien! —el grito de Marinette lo sacó de sus pensamientos. Ahora estaba siendo arrastrado hacia la plaza. Sea como fuera. A él no le gustaba ver peleas, ¿porqué lo arrastraban entonces?

— Marinette, no me gusta ver peleas, no quiero ir —intentaba soltarse, pero vaya que Marinette tenía fuerza.

Por fin habían llegado a la plaza, Adrien estaba intentando recuperar el aire en sus pulmones, habían corrido muy rápido y sentía que desfallecería.

— ¡Allí están! —Alya señaló a los dos chicos quienes peleaban a muerte

— Santo Cristo redentor —susurró Adrien.
Lo que sea que fueran ellos, estaba claro que no eran personas, o al menos no personas normales, ambos tenían colas, orejas, colmillos y garras, muy fuera de lo normal.
¿La diferencia?... Uno era un gato, el otro era un perro...

— ¡Dios santo Marinette, tenemos que irnos de aquí, esas cosas no creo que sean seguras!

— kyc!! ¡Déjeme grabar! —exclamo Alya mientras le daba un zape

— ¡Alya! —sus tres amigos le reprendieron

— Adrien... Él es Plagg... ¿No lo recuerdas? —le habló al oído la pelinegra

Adrien observó al ser gatuno. Su interior le decía que sí, que él lo conocía, que lo había visto y que tenía que recordarlo, pero, ¿recordar qué?, ¿qué era exactamente lo que tenia que recordar?, lo estaba viendo, ahora conocía su nombre... ¿Que otra cosa tenía que hacer?, no es que tuvieran una historia ¿verdad?, la cabeza comenzaba a dolerle.

Un "¡cuidado!" de parte de sus amigos le alerto, pero no lo suficientemente a tiempo para quitarse de la bola de energía negra que se aproximaba hacia él. Cerró los ojos esperando el impacto, pero no. No llegó nada, no sentía dolor, así que supuso no lo había tocado. Abrió lentamente los ojos y el chico gato estaba frente a él reteniendo la bola de energía con sus manos.

— ¡Corre Adrien! —le alertó

"¿Me conoce?" pensó.

— ¡Quitate chico! —Alya le gritaba desde el otro extremo.
Pero sus piernas no funcionaban, estaban inmóviles y el pánico comenzaba a apoderarse de él. ¿Porqué demonios no se podía mover? Era como si le hubieran pegado los pies al suelo.

— ¡Adrien tienes que moverte! —volvió a decirle el chico frente a él.

Quería moverse, claro que quería moverse, pero no podía, simplemente no podía, sus pies no obedecían, era como si hubiera un campo magnético debajo de él y él fuera un imán.

— ¡Corre! —le volvió a gritar, cada vez se le hacía más difícil sostener la bola de energía, sus fuerzas se estaban acabando cada vez más, y si Adrien no se quitaba los golpearía a ambos.

— ¡No puedo! —exclamó el rubio ya con lágrimas en los ojos.

— Y no podrás —el lobo se acercaba a paso lento y seguro—. Aún estas bajo mi poder querido. Si yo quiero te mando a ahogarte en el mar y tú lo harás —rió.

— ¿Qué? —preguntó Adrien confundió.
Lo que le faltaba, ahora resultaba que estaba bajo el poder de un ser-demonio y si este quería podía hacerlo matarse. Genial, ¿Por qué esto le pasaba a él?

Plagg ya no podía más, pero no dejaría que lastimaran a su Adrien, aunque parecía haberlo olvidado por completo. No lo permitiría.
Reunió fuerzas desde su interior, su cuerpo comenzaba a temblar. Pero estaba seguro que si desconcentraba al lobo, podría rescatar a Adrien. Tener una transformación con su parte animal lo había dejado más exhausto pero también le daba sus ventajas.

Tenía que deshacerse de la bola de energía. Así que comenzó a absorberla...

Me atreveré a amarte [Yaoi PlaggxAdrien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora