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- La leyenda cuenta que cada 200 años, un humano reencarnaba en un humano, ¡sin embargo! - la abuela de Wonho colocó más suspenso, haciendo que el azabache se pusiera más intimidado -, aquél humano no era cualquiera, claro que no - negó la cabeza con seguridad, dando unas carcajadas -. Esa persona era frágil por dentro y más por fuera, si le tocabas, se moría, pero no como cualquiera, sino que se esfumaba, desaparecía, es como si se lo hubiese llevado el viento.

- ¡Abuela! - exclama el menor - ¿Y por qué reencarnaba para ser frágil, y que si le tocaban, desaparecía? - pregunta inocentemente ladeando su cabeza, observando a su familiar.

- Aquella persona, en su vida pasada, pasaba por momentos difíciles - suspira -. Hay muchas opciones; le molestaban o no lo querían ni sus mismos padres.

- ¿Qué? ¿Sus padres no quererlos? - se sorprende abriendo los ojos muy grandes - Pero, mi padre me quiere mucho, él me da todo el cariño. Y mi madre desde el cielo que me envía toda sus fuerzas para que no me sienta mal... Así que, ¿seré querido?

- ¡Claro que sí, chiquito! - le revuelve el cabello con una sonrisa - Recuerda que yo también te quiero muchísimo, tus amigos también lo hacen. Pero es sólo una leyenda, no he escuchado casos de personas ser testigos de aquellas personas.

- ¿Pero aquellas personas tienen algún nombre? - sigue mirándole con la cabeza ladeada confundido.

- Sí, aquellas personas se llaman Cristalinos - asiente. Se levanta de su asiento dificultósamente pero el menor le ayudaba desde un brazo -. Muy bien, Wonho. Tu padre debe estar por llegar - la mujer, mira de soslayo la ventana que estaba a su lado y luego vuelve a mirar a su nieto con una sonrisa -, ¿estás listo para vivir en tu nueva casita? - le pregunta, entusiasmada. El pequeño asiente repetidas veces con una sonrisa dibujada en su rostro, ansioso.

- ¡Claro que sí, abue! - afirma seguro - Aunque... - agacha su cabeza algo triste -. Extraño a mamá, me hubiera gustado que ella se fuera a vivir conmigo y papá.

- Hey, cariño - musita, llevando una mano a la barbilla del contrario para levantar su mirada y encontrarse con una lágrima recorrer por su mejilla -. Tienes que tener en cuenta que tu madre no se fue para siempre, claro que no - niega suavemente con su cabeza -, ella te seguirá siempre, donde quiera que vayas, siempre estará contigo, y como tú mismo dices, te enviará muchas fuerzas para que siempre sigas sonriendo y no te pongas triste. ¿Tú crees que ahora ella misma esté feliz de verte triste? - el contrario susurra un suave "No" - ¡Exacto! Así que, sonríe cariño, para que tu madre no esté triste también.

- Lo haré, Abuela - sonríe de apoco. Se quedaron unos segundos mirándose y el menor se acercó hacia ella, dándole un cálido y tierno abrazo -. Gracias... - murmura en su ropa, y la mayor sonríe el cabello negro de su nieto para luego darle un beso.

— ¡He llegado! — el padre de Wonho, entra por la puerta con una gota de sudor recorrer su frente — Subí lo último que quedaba acá y estamos listos para irnos — junta sus manos para frotarlas con entusiasmo y ver a Wonho —. ¿Contento, Wonho?

— ¡Claro que sí, padre! — corre hacia él — ¡Contentísimo!

— Muy bien campeón — revuelve su cabello.

Wonho y el padre se despide de la abuela (el cuál, era la madre de éste) y se subieron a la camioneta donde llevaban todas sus cosas. Arrancaron motor y se dispusieron a cantar en el viaje, reír, contar anécdotas, entre otras cosas para que así el viaje no fuera tan largo.

— Padre — Wonho rompe el silencio que hubo entre los dos luego de haber comido —. ¿Cómo es la casa nueva?

— ¿No quieres que sea sorpresa? — le mira de ojo, y el contrario niega con la cabeza.

— No. Quiero saberlo ahora, por favor — pide con una dulce voz.

— Está bien — ríe ante el instante cambio de su hijo —. La casa no es tan grande, es toda de madera, lo que sí tiene de grande son los jardines, estoy seguro que te encantará. Ah, y hay un lago gigante frente la casa, además frente de ese lago hay un bosque más grande que el jardín.

— ¿Y no hay otras casas? — hace un puchero, y ve como su padre asiente rápidamente.

— Claro que sí. A lo mejor encontrarás a alguien que te haga compañía y juegue contigo para que no te aburras tanto.

— ¡Muy bien! También quiero explorar el bosque, me parece muuuy interesante — sonríe abiertamente, mostrando todos sus dientes.

— No creo que sea así, hijo...

— ¿C-cómo que no? — musita, cambiando su expresión a la de una confundida.

— Quiero decir, ¡sí! Pero no quiero que vayas solo. Tienes que ir con un adulto Wonho. Tienes recién 8 años, a lo mejor cuando tenga tiempo libre, te acompañe, pero vayamos con calma... Primero hay que desempacar, luego acomodárnos bien, acostumbrarnos y ahí si quieres te acompaño al bosque.

— Está bien — estaba a punto de reclamar, pero su padre tenía toda la razón. Si el bosque era tan grande como él decía, habían posibilidades de que se podría perder y morir devorado por lo que hubiese ahí, o sino ser raptado por un lobo, estar criado a lo largo de su vida con aquél animal y convertirse en un salvaje lobo. A lo mejor podría entretenerse con otras cosas, como bañarse en el lago, aventurar en el jardín, mirar el cielo, usar su gran imaginación y ver las nubes para ver qué figura toman, correr o conocer a niños y niñas de por ahí.

Ya haber llegado al lugar, Wonho admira el paisaje que tenía frente a sus ojos, era idéntico como se lo había imaginado. Ayudó a su padre bajar todas las cosas, así que se hizo de noche y no logró poder recorrer el lugar aquél día.

Se recostó en su nueva habitación, su padre ya se quedó dormido en la otra. Por suerte, el menor tenía una ventana que podía ver el cielo y el bosque junto al lago gigante. El cielo decoraba de puntos blancos brillantes, las estrellas se veían tan bien que a lo mejor podrías ver la galaxia entera. Se apoyó  en el umbral de ésta y siguió admirando el bello paisaje que tenía frente sus ojos.

Estando unos minutos así, sus párpados poco a poco se cerraban, hasta que vio todo negro, quedándose profundamente dormido.

espero que les guste esta nueva historia¡!

Cristalino, 2won🍥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora