❛ in another life ❜

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𝗦𝗼𝗹𝘁é 𝘂𝗻 𝘀𝘂𝘀𝗽𝗶𝗿𝗼 sintiendo cómo esa espaciosa habitación comenzaba a asfixiarme, por supuesto que no era la primera vez que me encontraba ahí, pero ahora las circunstancias en las que estaba eran totalmente distintas a las que había e...

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𝗦𝗼𝗹𝘁é 𝘂𝗻 𝘀𝘂𝘀𝗽𝗶𝗿𝗼 sintiendo cómo esa espaciosa habitación comenzaba a asfixiarme, por supuesto que no era la primera vez que me encontraba ahí, pero ahora las circunstancias en las que estaba eran totalmente distintas a las que había estado antes.

La habitación estaba impregnada del aroma a flores qué desprendía el pequeño racimo que tenía en mis manos, estaba inmóvil y con todo mi cuerpo tenso ya que el ambiente lograba hacer perder mi cordura muy lenta y tortuosamente. Mi mirada la mantenía baja y fija en el ramillete que traía conmigo evitando ver más allá de la habitación, y es qué a pesar de que su decoración fuera exquisita y en otras circunstancias disfrutaría el ver cada detalle, ahora no podía evitar qué mi rostro reflejara tanta melancolía en un día que tendría que ser de pura alegría y celebración.

¿Cuánto tiempo llevaba sufriendo ahí? ¿Veinte minutos? ¿Quizás cuarenta? No estaba muy segura de la noción del tiempo y no tenía intenciones de indagar cuánto tiempo llevaba ahí sumergida en mis pensamientos.

Fijé mi vista por el gran ventanal del cuarto por el qué entraba la luz solar y aprecie el brillante y soleado día, no había nuve alguna en el cielo qué quisiera aruinar tal acontecimiento. Lenta caminé acercándome más al ventanal mirando atenta el bonito paisaje que tenía frente mío. El aire era poco denso y cálido; suspire una vez más, esta vez percibiendo un tenue aroma a colonia masculina.

─Realmente es un día maravilloso para una ceremonia ¿No creés?─ Hablé sin girar a ver al hombre parado en el marco de la puerta mientras nerviosa tocaba el ramo entre mis manos evitando girarme ante la insistente mirada verduzca qué se encontraba tras de mí.

El sólo saber qué su presencia estaba cerca, lograba acelerar mi corazón e irregular mi respiración. Sorpresivamente me estaba poniendo nerviosa por su presencia, vaya ridiculez, siempre solía ser al revés.

─ Pensé que no vendrías.─Habló muy bajo, cómo si me estuviera contando un secreto

─ Ni yo lo pensé, pero Adurey quería mandarte estás flores.─ Le mostré el ramo sin siquiera girarme, mi yo interno se negaba rotundamente a  dar la cara ─ Sabes que ella te adora y te mandó las más bonitas de todo Francia.─

Contesté buscando que mi voz saliera más alegre y tranquila, a cómo realmente me sentía.

─ Te ves hermosa.─ Dijo logrando sacarme una pequeña sonrisa

─ Gracias.─ Susurré aún sin verlo, mi vista solo se concentraba en mi propio reflejo

─ Chloé, por favor mirame.─ Su tono era mitad orden y mitad súplica

─ No Adrien, yo... yo no puedo.─ Le contesté en un susurro tratando qué mi voz no se quebrase, pero inútilmente una lágrima recorio libre mi mejilla izquierda, aquella qué él siempre besaba tan calidamente

Escuché sus pasos ingresar de lleno a la habitación, rápidos y seguros; hasta qué finalmente sus brazos terminaron de rodearme.

Mi cuerpo se tenso ante su cálido tacto, el calor y cosquilleo dentro de mi no hacia mas qué empeorar, su respiración chocaba en la parte trasera de mi nuca, igual de irregular e intranquila qué la mía.

𝙖𝙡𝙬𝙖𝙮𝙨 • ᶜʰˡᵒᵉ ᵇᵒᵘʳᵍᵉᵒⁱˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora