Cuatro

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Grace

Es hora de irnos. Las clases acaban de terminar. El último timbre del día sonó estruendosamente, llevándose toda la atención.

Todos mis compañeros rápidamente se fueron del salón, y yo me quede sentada, analizando mis próximas horas junto a Andrew. En su casa. Probablemente solos. Dos adolescentes hormonales solos. Casa sola, dirían otro tipo de personas.

—¿Nos vamos? — Preguntó Andrew sacándome del transe en el que me estaba haciendo un arroz con mango terrible.

—Claro, si vamos. A tu casa. — Le dije sonriendo algo incómoda. Será que yo mal interpreto todo y soy una mente sucia cochinona. — ¿Tienes perro? — Preguntó repentinamente, si tiene uno sería básicamente el centro de atención y nada que no debería pasar no sucedería. ¿Verdad?

—No, pero tengo un perico. ¿Por qué, te gustan los perros? — Responde volviéndome a ver con una sonrisa.
¡Perfecto esos hasta hablan!

—Claro, me gustan. Pero soy alérgica a ellos.— Le respondo sonriendo.

—¿En serio? Yo igual. — Dice haciendo una mueca.

Estábamos saliendo de la escuela, dirigiéndonos a la parada del autobús,  y de repente siento que mis piernas fallan y caigo de boca al suelo. Y bueno el suelo no estaba tan lejos así que no dolió mucho.

Esperaba oír un ¡¿Estás bien?! de parte de Andrew o no sé cuálquier otra cosa. Pero sólo se escuchaban sus carcajadas, unas muy contagiosas carcajadas.

Y sí, ahí tirada en el suelo casi besando el duro pavimento, yo también me reía. Y me seguía riendo al levantarme de suelo y al sacudir mi falda y mi blusa.
— ¿Te encuentras bien, Gracie?— Pregunta dejando de reír, pero aún con una sonrisa en sus labios. Muy lindos labios, tengo que admitir. Sus labios, se mueven pero no escucho sonido alguno. Se acercan. Sus labios se acercan. ¿SE ACERCAN?
Me quedo estática en mi lugar, al sentir sus labios en mi mejilla.
—Ahora si te sentirás mejor, vamos a la parada del autobús ¿Si? — Dice y pone una mano en mi espalda, y así caminamos a la parada.

El camino a su casa fue silencioso, un silencio agridulce, por decirlo así. Tenía ganas de hacerle conversación, pero la imagen de ese beso venía a mi cabeza y no sé. Se sentía raro. ¿Tal vez, solo fue un impulso?

— Pasa, Grace— Dijo Andrew, al llegar a su casa. Su casa era hermosa, no es algo que se ve todos los días. Era una casa rústica y pequeña. Es simplemente hermosa.

— Tu casa es preciosa, Andrew.— Dije admirando su interior.

— No más preciosa que tú — Me pareció escuchar. No dije nada ante eso. Además trataba de ocultar el pequeño sonrojo.

— ¿Empezamos, Grace? — Dijo desde lo que creo que era el comedor.

— Claro— digo y empiezo a caminar hasta él.

El rato fue pasando al explicarle sobre química. Hablar con él era interesante. Aprendía rápido, entendía y buscaba la lógica en las fórmulas. Él era un estimulante para mí cerebro. Cada una de sus preguntas me ponían a pensar de manera profunda. Y eso me encantaba.

— Y con ésto terminamos, Andrew. ¿ Tienes alguna pregunta? — Le digo cerrando mi libro,guardando mis cosas en el bolso, con una sonrisa.

— De hecho, ¿Quieres comer algo? Has estado aquí desde que salimos de clases y no te he ofrecido nada. Siento que te estoy dejando morir de hambre.—  Dice apenado

— No tengo hambre, Andrew. Pero gracias— Digo y un gruñido se escucha en mi estómago. — Sabes, retiro lo dicho. ¿Que tienes para mí? — Le digo sonriendo.

— ¿Te gustan los Hot dogs?— Pregunta con una sonrisa.
Le sonrío en respuesta. — Probarás los mejores de tu vida, linda. Te lo prometo.

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⏰ Última actualización: Mar 03, 2019 ⏰

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Competencia De Amor - Dos Nerds Muy Competitivos-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora