Hola querido chocolate blanco.
En la hora del descansó estaba platicando con George y llegaste, lo saludaste y...¿¡cómo es qué sabes mi nombre?!, me saludas también y me diste un beso en la mejilla, obvio en forma de saludo pero dios, se sintió súper bien. Después de eso George se estuvo burlando de mí porque mis mejillas se sonrosaron.
《Una chica muy penosa.》