Digisusto

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Resumen

Los peores embusteros son nuestros propios temores. Frase de Rudyard Kipling (1865-1936) Novelista británico.

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Capitulo único.

—Si el reto es relatar una historia de terror no hay nadie mejor que yo —afirmo Taichi con la cabeza levantada y con una seguridad que a todos los presentes les pareció en extremo extraña.

Taichi no era de las personas que suelen relatar cuentos de terror y los elegidos sabían de sobra a que se debía. La razón por demás poderosa llevaba por nombre y apellido, Yamato Ishida.

Yamato era un chico que odiaba a morir las historias de fantasmas, así que por solidaridad Taichi también; en realidad lo que detestaba Yagami era ver el miedo y la aprensión dibujadas en los hermosos ojos azul cielo de su músico.

Por tanto, era normal para los presentes mostrar una clara mueca de asombro ante tal ofrecimiento y una gran ansiedad por escuchar.

Taichi carraspeo con la garganta, con paso cuidadoso deshizo el pequeño espacio que lo separaba de la sala que se encontraba casi en total obscuridad si no fuera por la lampara que reposaba en las manos de Yolei; y que era en donde sus amigos más cercanos acampaban por esa noche.

Al pasar por el centro se aseguró de dejar la bandeja con bocadillos que había ido a traer a la cocina, luego se acomodó en el sofá más alejado, ese que relegaron a una esquina del cuarto cuando todos desplegaron los sleeping.

Esta seria unas de las ultimas reuniones en la que estarían todos presentes pues con su pronto ingreso a la universidad casi todos tomarían caminos separados y entre las obligaciones estudiantiles y actividades extracurriculares les quedaría poco tiempo para mantener contacto.

De hecho, Joe que ya sufría de los estragos de la vida universitaria estaba presente y eso era de valorar. Por eso Taichi no se opuso a que el pequeño departamento de sus padres diera asilo por una noche a sus amigos en un camping improvisado cuando se lo pidieron.

Mimi, Sora y Yolei establecieron su nido cerca del pasillo mientras que Joe, Koushiro y Codi eligieron colocar sus sacos para dormir cerca de la ventana por donde se colocaba un mínimo de iluminación gracias a la luna menguante que se podía apreciar esa noche. Eso dejaba a Ken y Daisuke ocupando el lado derecho de la pared de fondo y el izquierdo a Takeru y a Hikari, pues Taichi había insistido que su hermana durmiera junto a él, solo por precaución.

Yamato aun tardaría en llegar un par de horas, o lo que sea que fuera a durar uno de los últimos ensayos de su banda. Taichi solo rezaba para que Yamato tuviera la delicadeza de llamarlo si veía que era demasiada entrada la noche para que lo fuera a recoger.

—Y entonces... —dijo Mimi apretando la manta de su improvisada cama con los ojos brillantes en espera de escuchar una buena historia que lograra ponerle los pelos de punta.

Taichi sonrió de lado mientras se acomodaba en forma de flor de loto sobre el mullido sillón que rechino por el peso.

—Hace una semana el Akari-Sensei solicito un examen psicológico para los estudiantes de último grado —inicio el castaño con voz pausada.

—Eso no da miedo —dicto Sora inflando lo mofletes. —Todos hicimos ese examen.

—Cierto —acoto Taichi. —Sin embargo, ¿alguno sabe a qué se debió el pedido?

DigisustoWhere stories live. Discover now