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La soledad, si alguien la conoce a la perfección, soy yo. Aveces me preguntó, ¿De qué sirve?.. De que sirve tener un buen trabajo, una buena casa... Simplemente una buena vida, sin nadie con quien disfrutarla.

Mi nombre YoonGi... Min YoonGi. Un simple empresario. Estado, soltero, me gustaría decir casado, comprometido o viudo, pero la vida no siempre es color de rosa.

Hoy es mi día libre y como siempre, mi viejo amigo y compañero de trabajo Kim NamJoon, hará que lo acompañe a algún club nocturno.

-Vamos no me puedes decir que no, los dos necesitamos divertirnos-

-Te dije que no, estoy cansado- 

-Este será un club diferente- El moreno me miro con una sonrisa, remarcando sus hoyuelos.

-¿A qué te refieres?- Me cruce de brazos, esperando la respuesta del contrario.

-Tendras que acompañarme para saberlo-

-Ah... Eres odioso-

Después de alistarme y tomar lo necesario para salir, los dos nos subimos a un auto, el cual nos llevo al club que antes menciono Nam, el lugar es grande y a simple vista se ve elegante, algo que me agrado.

-Al menos el lugar se ve bien, espero que igual haya buenas chicas-

-Si Yoon, son buenos-

-¿Buenos?-

(....)

-¿A qué jodido lugar me has traido?

Él moreno formo una pequeña risa en sus labios, estaba disfrutando mi sufrimiento y confusión.

–¿Qué carajos es esto?– Volvi a preguntar.

–Tomalo como.... Si fuera una nueva experiencia–

–¿Experiencia?, ¿me crees un maldito homo?

–Tranquilizate, no es nada del otro mundo–

–Que te jodan...– murmure rindiéndome por tomar un vaso con licor que mi compañero me había entregado.

–Solo relajate, están preparando una buena sorpresa para ti–

–Si sales con alguna de tus idioteces estas muerto

–Deja de quejarte, no es malo probar.... Algo nuevo–

–Sr. Kim... Sus habitaciones están listas– una tercera voz se hizo presente, un camarero quien nos llevo a dichas habitaciones

–Jajaja no, ni lo pienses no ire– Murmuré tratando de evitar el ser arrastrado, odiaba la maldita fuerza que tenia el contrario.

Al llegar Nam entro conmigo a un cuarto bastante grande, el cual tenia dos puertas más, sin pensarlo mi contrario sonrió mostrando sus hoyuelos, impaciente por entrar con el chico que había apartado, pero antes se aseguro de que yo entrara a mi habitación, poniendo seguro a la puerta para que no escapara.

–¿D-daddy?–

Una voz un poco fina se hizo presente, por lo que no dude en voltearme, encontrándome con un cuarto muy elegante, con una cama al centro y en ella un chico atado de manos, vendado de los ojos, medias negras al igual que su ropa interior, acompañado de una camisa blanca, confección delgada, mejillas regordetas y labios gruesos.

Mier.da....– pensé tratando de encontrar con la vista otra salida.

A hyung, le gustan las mujeres _ YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora