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Hace mucho tiempo, cuando las personas eran individuos ajenos a la tecnología, existía el paraíso, el tan anhelado cielo en el que las personas creerían, ahí mismo se concentraban una serie de guardianes, ángeles destinados a proteger la vida en l...

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Hace mucho tiempo, cuando las personas eran individuos ajenos a la tecnología, existía el paraíso, el tan anhelado cielo en el que las personas creerían, ahí mismo se concentraban una serie de guardianes, ángeles destinados a proteger la vida en la tierra, a dar todo de ellos por solo una persona. En ese entonces, el cielo ya tenía el historial activo con el famoso Lucifer de quien todos ya sabían su historia, teniendo esto en mente, cada ángel temía ser tentado, temía ser lanzado al infierno, por lo que seguían las reglas al pie de la letra, pero hubo un ángel que no; a su cuidado había un chico, un chico único, rodeado de una vida caótica, el chico estaba completamente roto, vacío, pero tenía una interesante cualidad, amaba la vida, siempre intentaba mantener su positividad pese a las apenadas circunstancias.

Entre las nubes de cielo su ángel guardián miraba como aquel chico salía a delante por sí mismo, aquel ángel le facilitaba un poco su camino, lo cuidaba como su mayor tesoro, aquel sentimiento se transformaba rápidamente en algo más, era amor, ese bello ángel había sucumbido a sus sentimientos por un ser humano a quien debía cuidar.

Sus ojos, su boca, la forma en la que sonreía, cada detalle de ese humano lo tenía maravillado, su increíble forma de ser, deseaba ir a su lado y sacarlo de aquella vida gris, deseaba darle todo aquello que le hacía falta. Cada día lo miraba, lo cuidaba, pero también cada día se volvía débil como guardián.

-sabemos lo que has hecho- le decía aquella voz profunda y juzgadora. - sabes que eso no está permitido, no podemos dejar que los guardianes hagan lo que quieran, debes seguir el código, es un humano, sabes muy bien que ha pasado antes!-

-pero...-

-sin peros! No puedes tener esos sentimientos por ese humano, antes de que esto se salga de control, de que te envuelvas en las tinieblas, serás desterrado-

-no!!!!!!-

-serás castigado, enviado a la tierra, al bajar el fuego de tus pecados quemara tu piel, y ahí abajo tu penitencia será vivir atrapado dentro de un talismán, un objeto de uso cotidiano que esa vida humana manipule. Nunca podrás salir, no hasta que el, dentro de esta vida, o las que tome, descubra como hacerlo. El día en que alguien te libere, alguien que no sea ese humano, una maldición oscura se desatará, las puertas del infierno se abrirán de par en par para llevarte al abismo, al vacío donde vagaras eternamente en soledad-

Los demás a su alrededor lo tomaban a la fuerza para obligarlo a saltar, tenía mucho miedo, quería regresar, no quería nada de eso, y justo antes de que lo empujaran, otra hermosa criatura se acercó a su oído y susurro.

-si logras que esa alma humana te libere...tu maldad se verá retenida, el será la luz de tu pronta oscuridad, su único toque te salvará de los brazos del infierno. Solo tendrás una oportunidad. Si él te libera, tú decisión será compartir la eternidad a su lado. - pasando un dedo por sus labios, esa criatura lo empujo haciendo que saliera del cumulo de nubes. Sus hermosas alas blancas arridan en fuego ante la caída, su blanca piel de porcelana se comenzaba a broncear, sus ojos claros, eran perlas de ámbar, y en su sonrisa aparecían un par de colmillos. Ya no era aquel ángel, tampoco era humano. Era un código medio. Atrapado entre el bien y el mal, esperando solo el siguiente empujón para decidir un lado al cual pertenecer.

Y así, pasaron siglos, largas eternidades, y ese ángel desterrado miraba desde el interior de aquel talismán a su humano, los nuevos poderes de las tinieblas le permitían ayudarle a limpiar su camino, pero lentamente y para su decepción, descubría que no le liberaba, el talismán únicamente se limitaba a verle vivir y verle morir, así en la espera de él nuevamente, era un continuo ciclo y repetitivo.

-ohhh...- Wonwoo descubrió que ya faltaban dos hojas para terminar, por lo que le detuvo- alto Mingyu, deja de escribir esto-

-"no te está gustando?"- leyó

-sí, es muy lindo, y triste, quiero saber que más paso, pero no quiero que termine, quiero que se quede esto así, por favor, solo dime como buscarte, déjame ayudarte a salir de ahí, tal vez es hora de que descanses, seas lo que seas-

-"será mejor que duermas Wonwoo"-

-no, por favor, vamos...- rogándole al libro una vez más este ya no le respondió. - genial...- chisto entre dientes abandonándolo en el buró cerca de su cama y se preparó para acostarse. Al hacerlo sus ojos no dejaban de mirarlo. - tengo todo este tiempo contigo aquí, me has enseñado cosas que no pensé jamás, y haces mis sueños realidad...porque no me dejas ayudarte a ti...-

Esa noche Wonwoo se olvidó de ese leve cosquilleo de enojo que sintió hacia Mingyu, era extraño para él llamar Mingyu a un objeto inanimado, pero al menos podía sentir como el vacío que siempre sintió disminuía. Como cada vez que iba a dormir, Wonwoo se dejaba acoger por sus extraños sueños, y entonces tuvo una gran idea, dentro de esos mismos sueños, una ocasión vio a alguien de frente, a alguien de quién no tiene gran recuerdo, un chico, una persona que aparecía en su memoria, así que pensó en mantener esa descripción aferradamente para que así Mingyu pueda tomarla en cuenta, si era un ente sin forma humana podría tomar aquella de ese sueño. De su sueño favorito.

Al siguiente día se levantó muy emocionado, tomando rápidamente el libro, pensó que Mingyu ya había procesado el sueño de esa noche y podría leer algo nuevo, pero en lugar de ello una línea apareció frente a sus ojos.

-"muy gracioso"-

-por favor!!! He buscado en mi mente algo para sacarte de ahí, podrías tomar la forma física de esa persona, nunca la he visto en mi vida-

-"estas seguro de eso?...¿dónde le has visto entonces?"-

-estoy seguro!!...- indeciso de contarle a Mingyu, suspiro- una vez, hace mucho tuve un sueño, no sé en qué época vivía, solo sé que me veía a mí mismo con ropa muy antigua, sentía dolor en mi cuerpo, como si me hubieran golpeado mucho, incluso tenia marcas en mis brazos, lloraba, lloraba mucho, todo eso lo veía desde mis ojos, era yo quien vivía ese sueño...pero bueno, en ese momento tropecé con alguien, ese chico que te describí, casi me atropellan, bueno dentro de ese sueño, con uno de esos autos toscos y viejos que soltaban humo, el me sujeto, me hizo caer al suelo pero me salvo, te juro que puedo sentir su cálida y suave mano en la mía cuando se ofreció a ayudarme...es el sueño más raro de todos, pero jamás olvidaré su cara, nunca! Es por eso que pude detallarla perfectamente-

-"siempre dicen que los sueños son el subconsciente"-

-no recuerdo haber visto a ese chico jamás, además deja de sacarme la vuelta, te lo recordare: cabello platinado, corto, ojos brillantes, mejillas abultadas, ohhh tiene un lunar en una de ellas, es alto, muy alto...mmmm-

-"se eso, lo vi en tus sueños"-

-tienes que cumplir, cerraré los ojos y cuando los abra tienes que estar aquí-

-"y si te arrepientes?...si las cosas no salen como deberían todo se volverá oscuro"-

-porque?... No, no me cuentes nada, solo haz lo que dije.- Wonwoo cerro sus ojos dejando el libro abierto sobre la mesa, estaba de pie ante ella con sus brazos a los costados esperando pacientemente.- por favor...por favor, no es justo que la única ocasión en la que logro tener algún amigo sea un fantasma...tienes que existir, tienes que venir aquí y ayudarme a dejar de sentirme menos miserable...por favor...por favor- como ya había pasado tiempo comenzó a desesperarse, dejo que su corazón hablara y fuera honesto, suspiro y abrió los ojos mirando el libro.

-"di mi nombre"- escribió Mingyu frente a él.

-Mingyu- dijo Wonwoo seguro y firme.

-"Kim Mingyu"-

-...Kim Mingyu...¡KIM MINGYU! - repetía una y otra vez, de pronto un extraño viento agito las hojas de ese libro disolviendo la tinta en sus páginas para volverlas dejar en blanco. Decepcionado Wonwoo pensó que había logrado liberarlo, mas no como él pensaba, repentinamente algo sucedió, detrás de su espalda sintió una presencia, un cálido cuerpo humano parado exactamente tras él, pegado a su espalda, sintiendo su respiración sobre su oreja, su gran mano sumamente caliente tomo la suya suavemente.

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