‹ 静けさ | 宁静 ›

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De repente despertó, tenía toda la cara mojada ya que, al parecer, lloró mientras soñaba

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De repente despertó, tenía toda la cara mojada ya que, al parecer, lloró mientras soñaba. Todavía estaba en la habitación del hotel en el cual se había alojado al llegar a Seúl, nada había pasado todavía y todo había sido parte de una horrible pesadilla.

Ya eran las 6:30 de la tarde, faltaba una hora y estaba muchísimo más nervioso por culpa de aquel sueño, varias veces ocurrieron cosas que había soñado y deseaba tanto que esta vez no pasara aquello, aunque sonara muy loco e increíble en serio podría llegar pasar.

Yuta no podía estar más felíz, en dentro de una hora vería a quien le gustaba llamar como su "alma gemela", aunque nunca se lo haya dicho.
Como en el sueño de SiCheng, el japonés había salido para relajarse, y sí, pasó por aquella florería y compró un pequeño ramo de las flores que más le hicieron acordar al chino, las Gladiolas. Salió del local con una hermosa sonrisa en su rostro para luego seguir caminando por un lugar desconocido pero tranquilo.

SiCheng salió del hotel un poco más temprano de lo que debía pero de todas formas fue hacia el vivero. Cuando llegó sentía un nerviosísmo pero a la vez una tranquilidad inexplicable, a lo que decidió cerrar los ojos y recostarse en aquel banco de piedra beige que se encontraba en el centro del gran jardín.

Yuta también decidió llegar unos minutos más temprano pero no contaba con que su cita ya estaría allí. Al verlo casi le agarraba algo, estaba a unos metros de quien lo tenía enamorado y no creía que esa belleza puediera ser real.
Se fue acercando de a poco, en serio no sabía qué hacer, decidió empezar a pisar más fuerte para intentar llamar la atención de SiCheng pero parecía no funcionar. Decidió dejar de ponerse en ridículo ante las personas que pasaban ya que parecía un velociraptor buscando una presa a la cual atacar.
Lo miró por un rato, definitivamente estaba dormido. Empezó a mover un poco su brazo y eso lo hizo reaccionar; cuando abrió los ojos estaba en un estado de shock y a yuta se le complicó no sonreír como un gran tonto al ver esa hermosa expresión que ya varias veces había visto en sus falsos encuentros.

Se paró rápidamente y lo primero que hizo fue saltar y abrazarlo, más o menos lo estrujó en sus brazos y el japonés hizo lo mismo; con dificultad, posicionó una de las flores que había comprado sobre la oreja del chino.

SiCheng no se podía sentir más enamorado. En serio le atraía muchísimo Yuta y no solo por su físico, su personalidad tambien era hermosísima, era como un sol.

Aquella cita fue como encontrarse en un viaje pero ésta vez los roces eran notorios, los abrazos se sentían y agarrarse de las manos era real, estaban sumidos en un mundo de fantasía que esta vez era vivo y que estaban negados en terminar como cualquier otro simple encuentro astral.

Ya era de noche, iban de la mano por las ilumnadas calles de Seúl, ambos pararon para apreciar la hermosa vista que tenían desde un, también, iluminado puente. Miraban callados pero en su interior estaban gritando, SiCheng giró su cabeza y vio la vista más hermosa que podía presenciar, Yuta sumergido en sus pensamientos, con su mirada brillante mirando hacia adelante para luego mirarlo a él. Lo agarró de las mejillas e hizo lo que quería hacer desde que se subió al avión en Japón, lo besó de la forma más tierna en la que alguien puede besar a la persona que lo tiene encantado. Se amaban demasiado y, por suerte, lo demostraban.

Siguieron caminando de la mano, de vez en cuando se daban castos besos en la mejilla y en el cuello mientras hablaban de cualquier cosa.
Sin querer volvieron al vivero pero de todas formas decidieron entrar y sentarse.
Al sentarse se abrazaron; Yuta estaba sentado como indio mientras que SiCheng estaba sentado en las piernas de su alma gemela y rodeandolo con las suyas; aunque no estuvieran hablando, la presencia del otro les bastaba; pero luego de unos minutos Yuta decidió romper el silencio.

—SiCheng, me haces muy felíz.

—Tú también me haces felíz.— Le respondió.

—Nos encontramos hace ya casi seis meses, y cada día desde aquél fue mejor que el otro, en serio tu presencia me hace mejor y poder tenerte acá es más que maravilloso.— Ambos levantaron su cabeza del hombro del otro para verse a los ojos.— Y aunque luego sea un poco complicado por la distancia y demás cosae, ¿quieres ser mi novio?

Ambos se sentían sin aire, como el día en el que se vieron falsamente por primera vez, todavía recordaban a la perfección aquél día y estaban más que agradecidos con el destino.

—Claro que sí. — Y luego de aquello, le siguieron muchísimos besos y larguísimos abrazos en lo que quedaba de la noche.

 — Y luego de aquello, le siguieron muchísimos besos y larguísimos abrazos en lo que quedaba de la noche

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skere gracias por leer esta cosa akdjajs les quiero 💗💟❤💓💝💗💓💞💟❤💟💞💝❣💓 espero que les haya gustado !! ahre

Seoulmate ; yuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora