Mi día a día

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Siento que cada día me derrumbo más y más. El insomnio, las palpitaciones, las lágrimas, los pensamientos corren dentro de mi; me siento perdida, sola, vacía. Solo de una cosa estoy segura, ésto, no acabará con un final feliz.

Me persigue la impotencia de no poderme controlar, la bronca de ser una persona que ignoran los demás. Me siento inútil pero no lo soy, tengo que afrontarlo. Superar la ironía que me da la vida.

No puedo, me confundo, temo. Pienso, mientras tiemblo, me resguardo.

Miedo, es la palabra que me autodefine durante estos últimos meses. La ansiedad, quiere volverse algo habitual en mi vida. No quiero, me erizo de tan solo imaginar la posibilidad de otro ataque.

Lo peor, es que en esos momentos, la muerte toca mi ventana. Se encuentra esperando el momento oportuno, en el cual me deje llevar.

En estos momentos lo pienso, pero no me creo capaz, sin embargo en cuyos instantes, mi cuerpo toma un rumbo diferente al de mi mente.

El dejar de respirar, me ha llegado a provocar mucha paz, pero recuerdo, e inhalo nuevamente. En ese preciso momento, vuelvo a lo real, estoy en medio de otro ataque. Cubro el lavatorio de agua. Mojo mi rostro, mis manos, brazos, hombros y cuello, no me es suficiente. Me zambullo, vuelvo al estado de paz. Otros síntomas aparecen, mareos, incapacidad de permanecer de pie, salgo.

Me observo en el espejo. Mi rostro se torna pálido, pero en el centro se torna un tono violeta, la sangre no fluye adecuadamente.

Mi respiración. Se siente escalofriante en mi interior, tengo una sensación de ahogo, no logro respirar.

Algo se apodera de mi cuerpo. Opto por recostarme, tiemblo. Los músculos comienzan a contraerse.

Yo no lo hice, yo no dije esas palabras.

Me hablan, no contesto. Las palabras de atoran en mi garganta, algo me detiene, no quiere dejarme en paz. Mi miedo aumenta, la respiración se acelera más y más, tengo miedo, tengo mucho miedo.

¿Cuánto tiempo estaré así? ¿Hablaré? ¿Moriré? ¿Qué sucede?.

Muchas cosas pasan por mi mente, pero continúo sin poder decir palabra alguna.

Mi mano, se torna en forma de puño, mis dedos hacen fuerza. Quiero relajarme, pero el control no lo poseo yo.

Me calmo, mi respiración comienza a tornarse normal, tras otra pastilla tomar. No me entiendo. Me doy miedo. ¿Estoy loca?. El temor sigue en mí.

Es un día más.

Mi ansiedadWhere stories live. Discover now