Silencio total

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Narrar experiencias suena sencillo, si lo vemos realmente nunca logramos hacernos entender, nunca entendí como expresar todo lo que vivía o sentía; Bueno eso realmente no interesa cuando vives en un lugar donde está prohibido comunicarse entre si fuera de sus casas, aquí solo hay silencio del cual somos prisioneros, nunca me había agobiado tanto un lugar y pensar que es mi hogar no ayuda mucho, peor aún tener la sensación de que no perteneces a este lugar, que antes de este silencio había realmente una comunicación, risas, música y sonidos todo aquello que detonara un sentimiento de vida realmente, ahora solo es un recuerdo de algo lejano que parece desvanecer día a día.

Me encontraba sentada en el escritorio de mi habitación leyendo un libro sobre una guerra que hubo hace algún tiempo, el día que todos lo olvidaron todo y terminaron en un silencio absoluto, con una única regla, no comprendía quién tomaría una decisión tan absurda buscando un bien, no sabía qué hacía antes de estar en Stadtgeschichte, solo sé que me aburría mucho, el libro era muy corto y poseía poca información, desde hace un tiempo quería hacer algo más que estudiar en casa, pero mis papás nunca permitirían que rompa las reglas del pueblo y sea castigada atrozmente. Cierro el libro y me levanto del escritorio donde me encuentro sentada, miro por la ventana las calles desoladas y luego dirijo mi mirada a la ventana de la calle de enfrente, la persona en la ventana me miraba y parecía no sentirme incómoda con eso, solo me separe de mi ventana cuando vi que él había escrito en la ventana <<Hola>>.

¿Quién será ese chico? ¿Por qué hizo eso? ¿No sabe del castigo por incumplir la regla y hablar con otros habitantes?

En ese momento mi mamá me llamó para ir comer, no sabía si contarle sobre aquel chico de la ventana, decidí callar y ese sería mi secreto más grande, me senté en la mesa y mientras comíamos mi papá me preguntó porque no estaba concentrada comiendo, si me encontraba enferma deberían ver que medicamento podría darme según el manual médico que cada familia tiene. -No, estoy bien, solo un poco aburrida- no hablaron más del tema y siguieron con su comida.

Al terminar la cena subí a mi habitación para ver si el chico estaba ahí, sé que si alguien me descubre mi familia podría ser castigada, él no se encontraba allí, mi única opción era quedarme en mi escritorio a escribir como lo hago cada vez que estoy triste, aburrida o inspirada, mientras escribo veo que en la ventana del frente encienden la luz, decido ir hasta la ventana y ver si él mira hacia mí, entonces pasa, él me mira y decido no perder la oportunidad, así que le escribo en una hoja de papel <<hola>>, él simplemente sonríe y contesta <<eres arriesgada>> <<tu igual>> le respondo, solo sabía una cosa en ese momento quería atreverme a hablar con él y mientras no pasará ningún observador por esta calle todo estaba bien, sé que si mi familia se entera no dirán nada por su bien, mi papá es un observador, se encarga de vigilar algunas calles del pueblo; <<¿cuál es tu nombre?>> me escribe mientras sonríe, no sabía si decirle o no pues aunque él se veía confiable era peligroso decirlo.

Me quedó observándolo cuando una luz pasa por su cara, era un observador, asustada corrí hacia la habitación de mis papás esperando que aquel observador no hubiese visto nada.

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