Mafia • Hunhan

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''' Luhan 🌟 '''

Luhan removió la erección de su novio mirándolo mal por unos segundos.

—Fuiste muy brusco.—

Le dijo con claro enojo mientras se colocaba de pie. Caminó por la pulcra habitación buscando en el tercer cajón a la derecha el famoso lubricante con sabor a algodón que se activaba con el tacto y hacía que las sensaciones se multiplicaran.

Conectó su mirada junto a la de su novio dándole un toque de picardía a todo. Se quitó su ropa lentamente siendo una tortura para el bestia de su novio.  Se acercó a Sehun en ropa interior mirándole con lujuria.

—Quítamelos con la boca.—

Besos comenzaron a repartirse por el abdomen del chico mientras su chico le tocaba. Lentamente los dientes de este bajaron su ropa interior liberando así su erección y elevando su excitación. 

Caminó hasta la cama acostándose y abriendo sus piernas frente a Sehun. Lubricó sus dedos ligeramente, no le gustaba llenarse de mucho lubricante al principio. Le era incómodo, pero siendo irónico cuándo tenía a Sehun en su interior le gustaba estar embarrado en bastante lubricante. Le gustaba porque Sehun podía deslizarse mejor debido a su tamaño y también por los sonidos obscenos que estos creaban.

Luhan era una persona muy auditiva, esto le había ayudado a salvarse muchas veces de situaciones que le podían costar la vida. Estar en la mafia no era sencillo, la vida no era color rosa, pero era algo de lo que nunca se arrepentiría.

El primer dedo entro haciéndolo gemir, había olvidado lo sensible que era en esa zona y más lo apretado que estaba. Llevaba tiempo sin tener a su novio en su interior y le necesitaba. Su dedo se movió lentamente haciéndole estremecerse, mordió su labio inferior mirando a Sehun.

Con su otra mano comenzó a pellizcar sus pezones mientras su dedo se movía. Añadió un segundo dedo lubricando un poco la zona, no quería lastimarse tampoco. Sus dedos se movían complaciéndole a medias, porque lo que deseaba que le diera todo el placer era el pene de Sehun.

Sus gemidos eran cada vez más altos mientras intentaban tocar su próstata con sus dedos. Algo sudado y con el pulso por el cielo miró a su novio.

—Follame ahora.—

Le ordenó con el rostro serio.